Ripped Heart {One Shot // Larry}

Ripped Heart

"Traté de despertarte para despedirme. Volveré más tarde.

¿Cenamos juntos?

Te amo.

x L. "

Dijo que volvería, pero no lo hará. No se puede volver de donde ha ido a parar.

¿Por qué no desperté? De haberlo hecho no lo hubiera dejado ir a ninguna parte, hubiera abrazado al amor de mi vida y nos hubiera acostado juntos en la cama otra vez, bajo las sábanas, donde le hubiera hecho el amor tal y como había hecho la noche anterior.

Sin embargo, estaba solo y mi amor no volvería.

Estaba solo y sabía... sabía que lo estaría por siempre.

-El vehículo en el que estaba cayó al precipicio y dentro de las aguas- dijo el oficial de la policía cuando llamó al teléfono de casa-. Lo sentimos, señor Styles.

Murió. Su coche, nuestro coche había caído del puente cuando un camión de cargas lo chocó.

¿Habría muerto en el impacto del choque?

¿O de un paro cardíaco al ver que caía por el precipicio? Después de todo, tenía problemas en el corazón y las emociones muy fuertes podían quitarle la vida.

Tal vez se ahogó en las profundidades del río cuando el coche se hundió.

Espero, deseé cerrando mis ojos con fuerza, haya sido una muerte rápida y sin dolor. Odiaría saber que murió sufriendo.

¿Cuál habría sido su último pensamiento? Egoístamente, espero que haya pensado en mi. De haber sido yo, hubiera pensado en sus ojos y hubiera muerto viendo el azul profundo de sus ojos.

Estaba perdiendo la cabeza. La locura me invadía. Murió y yo deseando haber sido su último pensamiento. ¿Qué clase de persona hacia eso?

Una muy dolida, claro.

Sentía que me habían arrancado el corazón. Como si con sus propias manos mi amor me hubiese arrancado el corazón del pecho y se lo llevó consigo a lo profundo del río. Oh, y como dolía. Me desangraba sin sangrar.

En mis puños estrujé el edredón nórdico que juntos habíamos comprado para nuestra cama, lo apreté con fuerzas y hundí mis uñas en él. Grité y de un tirón violento lancé el estúpido edredón contra la pared. Hice lo mismo con las sábanas que su olor tenían impregnadas, las arranqué de la cama, las rajé con mis uñas y las arrojé.

Grité y la garganta me ardió.

Grité y me quedé sin aire.

Grité y seguí sintiendo dolor.

Tomé una almohada, su almohada y la mordí. Hinqué mis dientes con fuerzas y grité. La almohada se rompió. La tiré a un lado con violencia.

Rompí las lámparas de noche. Arranqué la puerta del ropero. Destruí los adornos de cerámica, los convertí en polvo. Tomé la maceta que manteníamos en una esquina y con un grito la tiré hacia el espejo. Voló tierra y pedazos de cristal en todas direcciones. La planta murió.

Volví a gritar porque haber roto todo no había ayudado en nada.

-Me haces feliz -fue lo último que le dije.

¿"Me haces feliz"? ¿Por que no le dije "te amo"? De haber sabido que anoche sería nuestra última noche hasta me hubiera puesto de rodilla y le habría pedido casarse conmigo.

"Me haces feliz" no eran palabras suficientes para ser las últimas palabras, aunque, si lo pienso bien, jamás habrían palabras suficientes que fueran las últimas palabras. De haberle dicho te amo no estaría conforme tampoco.

No hay palabras que hagan una buena despedida y si las hubiera, tampoco hay tiempo que alcance para decirlas. La vida no te avisa cuando debes despedirte de la persona que amas. Al menos a mi no me avisó...

Las lágrimas cayeron de mis ojos y sollocé con la garganta ardida. Jamás volvería a tenerle a mi lado, jamás besaría sus labios o abrazaría su cuerpo, jamás sentiría su piel desnuda contra la mía, jamás oiría su suave voz. Perdí a la persona que más amaba. Perdí mi corazón.

Encontré una foto, de nosotros, ambos vestíamos elegantes y sonreíamos felices. Era de la boda de su madre. Sus ojos azules brillaban, contenían esa felicidad que siempre adoré ver. Amaba sus ojos. Fueron sus ojos lo que me enamoraron, el intenso color azul y lo expresivos que eras. Siempre veía en sus ojos lo que su corazón sentía, y lo que su mente pensaba.

-Te amo -susurré mirando la foto y con las yemas de mis dedos acaricié su rostro.

Desearía sentir su piel, al menos una vez más.

Me senté en el colchón de nuestra cama, que ya no estaba en la cama sino en el suelo, sin edredón nórdico, sin sábanas y sin almohadas. Nuestro dormitorio estaba destrozado, toda la ropa había ido a parar al suelo, la otra puerta del ropero estaba descolgada, las hojas de todos nuestros libros estaban esparcidas por la habitación y había partido en dos el cuadro que habíamos pintado juntos (aunque yo no había pintado nada en verdad).

Miré nuestra foto otra vez y una sonrisa triste curvó mis labios.

-Si vieras este lugar -sorbí de mi nariz- me gritarías hasta dejarme sordo.

Me acosté en el colchón, con la foto a mi lado, y a pesar de aún estar llorando, cerré mis ojos y suspiré.

Quizás fue el impacto del choque, un infarto o el agua que invadió sus pulmones, no puedo estar seguro de que fue lo que le quitó la vida, jamás nadie bien lo sabrá. Sin embargo, podrán saber de que morí yo.

Me llevé mi mano derecha a mi corazón, lo sentí latir bajo la palma de mi mano. Me dolía, muchísimo, pero pronto dejó de doler.

Yo, Harry Styles, morí cuando me arranqué el corazón de mi pecho con mis propias manos.

"Traté de vivir sin ti. Sólo duré una hora.

¿Nos vemos en la otra vida?

Te amo.

x H."

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