Ella estaba sentada en el camión, con los ojos cerrados y abrazando fuertemente su mochila. Una parte de su subconsciente estaba lo suficientemente despierta como para mantener la boca cerrada, obviamente no deseaba convertirse en un meme viral de otra persona captada durmiendo indecorosamente y ver su cara en posts de tumblr, tweets o comentarios tontos de facebook. En fin. La observaba con detenimiento, ninguno de las otras personas en el camión parecían lo suficientemente interesantes. Estaban:
· Una muchacha con la blusa del restaurante de uno de los clase-medieros locales de comida china en la colonia hablabla por teléfono, aparentemente con su novio acerca de cómo osaba darle "me gusta" a la tipa de peor calaña de la universidad donde estudiaba, que, casualmente, había sido la mejor amiga de mencionada mesera que, casualmente (otra vez), se había besado con su exnovio (fascinante, lo sé).
· Un señor ya entrado en años (y en kilos) que sonreía de manera pervertida a la pantalla de su teléfono, por lo que podía ver en el reflejo de sus lentes, era fotografías explícitas, por no decir porno del casero y feo que daba sueño ver.
· Y varios desconocidos que iban con la expresión fija en un determinado punto con ceño fruncido. No entiendo porque la gente se concentra tanto en un punto fijo cuando tiene que ir sentada en un solo lugar. Hay tantas cosas por ver y ¿deciden observar la mancha del mosquito aplastado del retrovisor del camión? Por Dios.
El chofer del camión esta vez, parecía no demasiado enojado con la vida y con la atención fija en la calle. Era más tranquilo y agradable que la mayoría de los "camioneros" de esta ciudad; no arrebasaba tan bruscamente ni hacía gala de un léxico burdo, coloquial y ofensivo, sino más bien, parecía callado y taciturno, cómo si lo único que de verdad valiera la pena estuviera esperándole al final de la jornada en su casa, o al menos eso deduje por la foto que tiene guardada en el bolsillo de él y una señora con un bebé en brazos. La calidez de su sonrisa momentánea al observar la fotografía me hacía sentir como un intruso en una especie de momento íntimo.
Pero en fin. Los pensamientos de las personas zumbaban alrededor, concentrarme en la muchacha con la quijada firme concentrándose en su sueño en no aparentar ser ridícula me tranquilizaba. O tal vez no era que estuviera durmiendo, sino su propia paz marcada en la cara. Su sueño era una bola de imágenes agradables, sin orden aparente. Concentrarme en ella era como ver un canal de la naturaleza donde enfocan una flor mientras crece.
De repente, el "aura" cambió. No había más bruma agradable. Se hizo una arruga entre sus ojos mientras hacía un mohín en la boca. Su sueño se había convertido en un borrón lleno de histeria y desesperación. Sentí la congoja apoderarse de mí mismo. Una señora con un joven de mi edad gritando. Ella regañándolo y él llorando. Llorando mientras gritaba. Y ella sentía ansiedad e irritación y tal vez ¿culpa? No era una sensación agradable.
De la nada, abrió los ojos. Su mirada café hizo contacto exacto con la mía y fue como si el tiempo se detuviera, y no precisamente por amor a primera vista, sino que el camión había parado de golpe y me había pegado en la nariz con el asiento de enfrente.
Me sobé mi nariz mientras me quitaba los audífonos.
El silencio inundó mis oídos y una mirada café me observaba fijamente, con extrañeza.
Sus ojos estaban somnolientos y un poco brillosos. Supongo que por la angustia de su sueño. Le mantuve la mirada hasta que ella tuvo que agacharla.
Me sentí mal por ella y por el joven y por la señora de su sueño.
Espié por el rabillo de ojo a la chica de ojos cafés pero ella ya estaba tomando la bajada mientras unos sollozos ahogaban su garganta.
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Audífonos.
Mystery / ThrillerElla tiene 18 años, la convicción de siempre estar en lo correcto, ambiciones, un corazón roto y un hermano con autismo. Leo tiene 19 años, cuentas que pagar, sueños olvidados y un corazón deseoso de querer. Oh, y también un par de audífonos, no pre...