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Sentado frente a la pequeña mesa, esperaba a que Jungkook terminara de servir el té para que tomara el asiento contiguo. Era una satisfactoria costumbre presenciar al azabache brindándole atenciones sin que él tuviera que pedirlas, como fue al inicio, después de todo, para eso estaba ahí.
Una vez culminado su deber predeterminado, se posicionó con el mayor, sorbiendo tranquilamente de su bebida, ambos sumidos en la calma de la hora del té, la víspera al atardecer etéreo de aquel singular día.
Taehyung había desarrollado el hábito de tomar de la mano a Jungkook la mayoría del tiempo, ese parecía ser su único entretenimiento; vivir una vida con él era todo lo que necesitaba para tener una continuidad en su encarecida humanidad.
Cuando se encontró con Jungkook por vez primera, no se había imaginado que iba a terminar enamorado de aquel jovencito alquilado para su puro entretenimiento. Tras esa fecha en que dejó que entrara a su hogar, no pudo parar en frecuentarlo, abusando de su riqueza para tener todo el horario disponible únicamente con el hermoso joven cordial que se había cruzado en su camino.
Pero pronto esa necesidad de atesorar al zagal incrementaron, una ansiedad temerosa de imaginar a su Jungkook con alguien más le producía disgusto y celos, a pesar de las afirmaciones de por parte de otro de ser el único con quien deseaba tener una relación, honesto y directo.
Los constantes rumores de que el grupo de personas que se vendían en turnos para entretener a los demás, sobretodo a los de poder, fuera en realidad una red de prostitución, le carcomían el lucro.
La sorpresa de Jungkook al escuchar aquello fue tal que le dio a entender que, por supuesto, era mentira. Dentro de ese lugar tenían como reglas el evitar tener cualquier tipo de conexión con sus clientes, no incluir sentimientos, pura obediencia a las órdenes y, en casos delicados, quebrantar la anterior por si se tratara algo que comprometiera la dignidad e integridad.
El paso de los años, no solo convirtió a Taehyung en uno de los hombres habituales que solicitaban ese servicio, también le dio el pensamiento de sacar al menor y poder tenerlo consigo sin pagar para que durmiera junto a él.
Sin embargo, el jovencito prefirió que no tomara cartas en el asunto con sus deudas, cautelosamente advirtiéndole con un "métete en tus asuntos", incrementando la ansiedad de su titilante mente.
Finalizado el pequeño ritual con el té, Jungkook junto con un poco de ayuda del mayor, recogió los utensilios utilizados y los llevó a la cocina. Se aseguró de lavarlos hasta que estuvieran impecables y los colocó en reposo, dándole su tiempo al agua para que dejara de humedecer los materiales.
Después de una sucinta sesión de besos, salieron al jardín; el clima estaba grisáceo pero a pesar de ello, el aire se sentía cálido. Aburrido hubiera sido salir en medio del potente astro rey al atardecer, que aunque ese momento era mágico, no podía ser más repetitivo en esa casa que carecía de vida sin la presencia del joven de cabellos negros ni podía compararse con el mismo.
Sentados frente al hermoso estanque, como acostumbraban cuando se encontraban allí, con el jardín lleno de camelias, lirios asiáticos e iris azules; una combinación sorprendentemente mordaz de primarios encantadores.
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❝Glimmering Illusion❞ ✿ Taekook
Fanfiction❝Huyamos, donde la soberbia del pasado no nos alcance ni las cadenas nos aten en un bucle sin fin, donde puedas ser mío y yo me convierta en tuyo más allá de la eternidad❞ ➳One-shot ganador del tercer lugar en el concurso "Kookoo's Flower Contest"...