capitulo 8

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Los mentirosos están en todos lados, seguía y seguía buscando a su madre, pero simplemente las personas mentirosas llegaban a abrumarlo con engaños y falsedades

Le decían todo tipo de mentiras, pero él era astuto (de algo sirvió haber estado con aque anciano), ya que siempre que llegaba una señora con mentiras en su boca, les hacía una pregunta, era la única pregunta que recordaba de su vil infancia, muy fácil, pero a la vez, algo extraña.

¿Cuál es la comida que siempre me ha encantado y te pedía que me preparas en mis cumpleaños?

Ninguna era capaz de responder correctamente, hay algunas que hasta llegaban a disfrazarse para poder obtener varias oportunidades y por lo menos atinarle a alguna de las comidas, pero nunca podían.

Un día una de las estafadoras se cansó y decidió hacerle lo último que un ser humano hubiera querido que le pasara en toda su vida.

Secuestro acompañado con tortura.

Él estaba muy tranquilo llegando de su casa después de un largo día de busqueda, fracasando como siempre, cuando de respente se acercaron dos señores en un carro, uno se bajó por la puerta de la derecha y el otro simplemente se quedó en el asiento del conductor.

Lo subieron en la parte trasera del auto tapándole todo su rostro con una tula negra, la cuál no permitía que éste viera absolutamente nada.

Desesperado trataba de trabquilizarse y hablaba continuamente ofreciendo una parte de su riqueza por la libertad (era mucha). Cuando de repente siente un ardor insoportable en sus muslos, le estaban quemando la piel con un ácido que hasta con solo olerlo muy muy cerca, te quemaba las fosas nasales.

Gritaba y gritaba, pero ya era demasiado tarde, todos estaban lo suficientemente alejados como para que alguien lo escuchara, se dirigían a una finca.

Cuando por fin los secuestradores observaron que sus piernas estaban lo suficientemente quemadas, decidieron bajarlo obligándole a caminar, pero éste no podía, tenía que llegar y siemplemente arrastraba sus piernas por el pasto rasposo.

Tenía que hacerlo, porque amenazaban con tirarle más ácido, pero esta vez en su espalda.

Cuando por fin logró entrar a la sala de la finca, se sentó en la silla que los secuestradores le indicaron. Al instante apareció una señora, la cuál reconoció directamente.

Las únicas palabras que se le venían a la mente en ese momento era, ¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? A lo que ella respondió que el.motivo era simplemente dinero y admiración, estaba completamente loca, y él se lo hizo saber, pero a ella le molestó mucho y decidió rajar en toda la.mitad un limón y exprimirlo en sus muslos quemados. El dolor era insoportable y cada vez gritaba con mucha más fuerza y desesperación, sin dejar a un lado el llanto preocupante y pensando en una única cosa.

¿Por qué me pasa esto a mi Dios mío? Ayúdame.

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⏰ Última actualización: May 25, 2019 ⏰

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El huérfano y el ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora