Comprendo el dolor que siente ese chico de veinticinco años mientras agoniza en su cama. Sus cabellos rubios se han teñido de rojo. Dylan Byrne recibió una puñalada a un lado de las costillas mientras cabalgaba por los alrededores de su palacio.
A pesar de ser alguien tan joven, ya había procreado 4 hijos; William de 8 años, Katherine de 6, Jane 4 y el pequeño Thomas Byrne de 3.
La luz blanca me llama, sé que debo marcharme, pero desde que me encomendaron la tarea de acompañar su alma a lo que ahora es su cuerpo, no puedo abandonarlo. Me he encariñado de él.
La luz de su alma era pura ya que jamás había visitado la tierra en forma humana. No tenía ningún precio que pagar.Sus hijos y su señora se encuentran en su lecho de muerte. Todos lloran, ya no se puede hacer nada para salvarlo. Lady Nerys, se alegrá por no contar con la presencia de su esposo nunca más. Sería un alivio que no recibiera más golpes ni ordenes de Lord Dylan por el resto de su vida. Tendrá que enseñarle a su hijo las viejas costumbres para que pueda gobernar algún día mejor de lo que una vez su padre.
Siento algo de desacuerdo cuando logro entender sus pensamientos. No sé en qué momento me acerqué demasiado a esta familia como para leerlos. Es mala señal, porque significa que puedo ser un alma extraviada y no podré regresar a donde pertenezco.
La luz blanca cada vez se ve más lejana de mí, debo de irme o me perderé en el camino.
Miro por ultima vez a mi amado, esperando que pronto pueda encontrarlo y pueda verme por fin; pero entonces una sombra negra se pone frente a mí.Sé qué es lo que pasará, se llevará a Dylan en cuanto muera. Me lanzo sobre la sombra, pero es inútil, algunas leyes no son validas para mí, ya que dictan que mientras él estuvo con vida cometió muchas atrocidades.
"Mi niña... tienes que regresar... te necesitamos" -habla dentro de mi la voz suprema.
-Quiere llevárselo... -murmuro.
"No podemos hacer nada al respecto. Todo tiene un balance, nada puede pesar más que otro".
-Pero Dylan... -siento la emoción que los humanos llaman tristeza. Si pudiera llorar lo haría en estos momentos.
"Todos pasamos por una elección, él tomó la suya. La ley, simplemente debe ser cumplida".
Miro hacia mi amado. Hace un esfuerzo por respirar pero ya nada de su cuerpo responde. Los ojos de su cuerpo se quedan abiertos cuando su alma sale de él. Ya no es cálida y pura como la primera vez que estuve cerca de él, ahora es negra, como la de la sombra pero con la forma de su cuerpo humano.
Él me mira y es como si pudiera reconocerme, sus ojos se hacen grandes y sólo por un momento, logro ver un poco de luz en el centro de su cuerpo. La sombra se está llevando a Dylan, cada vez se hunden más y antes de que desaparezcan tomo la desición.
"No, lo hagas... no sabes cómo es ese lugar, irás a su infierno"
-Mejor yo que él.
"Eres mi mano derecha, no me puedes dejar..." - pero entonces las emociones, culpas, errores y actos inhumanos de mi amado, son transferidos a mí.
Dylan no terminó de sumergirse en el suelo. La sombra lo regresa frente a mi.
-¿Qué pasa? -pregunta asustado, cuando es reincorporado.
No le contesto, en lugar de eso, mi alma se va volviendo oscura y la de él blanca. Me encuentro con emociones que nunca había sentido en la eternidad, quizá sea porque hemos intercambiado todo, yo mi estabilidad y él su maldad.
-¡No! -grita Dylan al percatarse que yo iré al infierno en lugar de él, trata de acercarse a mí, pero es inútil, repelemos automáticamente.
La sombra se ha ido, no comprendo porqué me ha dejado sola, debe conducirme al lugar donde estaré la eternidad. Miro el centro de mi alma y noto el diminuto punto blanco que tenía Dylan, posiblemente sea el de la esperanza.
Le sonrío para hacerle creer que estaré bien, pero no lo logro. Las llamas comienzan a quemarme. Grito con todas mis fuerzas mientras soy arrastrada a un infierno oscuro.
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Cada semana un capítulo nuevo ;)
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Sólo en la muerte
RomanceAbby y Dave, dos almas completamente diferentes atraídas por la única fuerza que los condenará por siempre: el amor.