El sueño de una chica

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No quería dormirme aún porque sabía que apenas cerrara los ojos, la imagen de él iba a aparecer en mi mente para empezar a taladrarme el cerebro como cada noche.

Él, ese amor sublime, ese príncipe azul, ese sueño dorado, se había convertido últimamente en una especie de Freddy Krueger en el que temía pensar. Una pesadilla tortuosa, peligrosa al punto de poner en riesgo mi vida normal. Realmente me molestaba sobremanera que cada vez que me dispusiera a hacer uso de mi perezoso cerebro, no pudiera hacerlo porque el señor estaba ahí y no había nada ni nadie que lo moviese.

Era la una y diez de la madrugada, el libro que tanto me había recomendado Clarisa había resultado ser una reverenda bazofia. Casi estaba a punto de desistir de su lectura y apagar la luz para intentar dormir cuando recordé que me había fijado una meta para esa noche y era leer hasta que mis ojos se cerraran para quedarme dormida y así no dar ni un segundo de mis pensamientos a ese hombre que lo único que hacía era darme dolores de cabeza.

Proseguí con la lectura pero las palabras de ese libro eran para mí solo filas de letras marchando hacía la nada, hacía la inconsistencia misma. Tenía que concentrar la atención en otra cosa si quería cumplir mi meta.

Se me ocurrió que podría escribir, pero no un aburrido diario íntimo, sino escribir mí historia. Una buena autobiografía como lo hizo Simone De Beauvoir. Así que la meta "leer hasta que mis ojos se cierren" cambio por una más ambiciosa "escribir hasta que mis ojos se cierren".

Tome un block de hojas y una lapicera y me dispuse a empezar mi gran historia.

-Pero ¿qué historia?- Me pregunté.

A mí misma, mi vida me parecía patéticamente aburrida y predecible, a quién le iba interesar leer acerca de una chica que vive en un pesado y continuo presente. Mi hoy era igual que mi ayer y lo más probable, advertí con espanto, mi presente sería igual que mi futuro.

A la una y cuarenta y cinco, recapacité sobre mi situación. Mi fallido intento de convertirme en la nueva Simone de Beauvoir y el caer en la cuenta de mi poco atrayente y corriente vida, habían logrado despertarme hasta el punto del desvelo. Comprendí que sería muy difícil cumplir mi objetivo.

De repente recordé un número de teléfono, que me aceleró el corazón. Tomé mi Smartphone, y lo busqué en mis contactos, mi pulgar se posó en el ícono para llamar, luego de sonar varias veces una voz medio dormida contestó.

-Hola.-

Evidentemente no sabía quién hablaba, sino hubiera dicho mi nombre, es decir que ni siquiera me tenía agendada en sus contactos. Razón que aumentó más aún mi inquina hacía él, si alguna vez se hubiera fijado en mí habría conseguido mi número de una u otra manera como lo hacemos todos en el colegio.

-Sólo quería avisarte que hasta aquí llegó mi paciencia, que no voy a dejar que sigas arruinándome la vida.- Un "¿Quién habla?" se escuchó del otro lado, pero haciendo caso omiso a esa pregunta, continué con mi descargo.-Que me cansé, no sos el único cara bonita que conozco y mucho menos el único que conoceré en toda mi vida. A partir de este momento se terminó, no existís, desapareciste de mi vida y de mi mundo. ¡Morite!

Corté la llamada, me sentía extenuada, quería dormir. Pero ¡que linda voz tenía! no era solo una cara bonita. ¿Cómo pude decirle algo así a un dulce como él?

Mi celular empezó a sonar, era él.

-Hola, recién me llamaste. ¿Quién sos?- Preguntó.

-Hola ¿Esteban?- Contesté con toda naturalidad.

-No, habla Pablo.-

-¿Pablo?, ¿Qué Pablo?- Proseguí diciéndole un número telefónico que solamente tenía un dígito distinto al de él, a lo que él me contestó con su número real.

-¡Ay! Mil disculpas, tenés el número muy parecido al de mi ex, lo debo haber marcado muy rápido, como estaba enojada...-

-Ah ok, pero todavía no me dijiste tu nombre.-

Le dije mi nombre y empezamos a hablar, el sueño se me pasó por completo, el me agendó en su teléfono y quedamos en vernos la noche siguiente.

Esa noche, como cada noche, desde que lo vi por primera vez, me dormí pensando en él. Pero ya nunca más pensar en él sería una pesadilla sino el más dulce de los sueños. 

El sueño de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora