¿Estamos destinados a estar juntos?

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¡Soultatoo Au! És el único que tengo escrito de esta temática y estoy un poquito nerviosa por saber qué os parece >////<

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Siempre oía las mismas palabras una y otra vez, seguidas de las mismas excusas. Desde que aparecieron esas letras en la pálida piel de su muñeca izquierda supo que quien fuera que las dijera seguro que era alguien muy desconsiderado.

A los cinco años se sorprendió de encontrar su brazo marcado con unas letras rojas que formaban una frase. Cuando le preguntó a su papá por el significado este frunció el ceño y discutió con su madre. Al principio no entendió lo que sucedía y a tan tierna edad decidió dejar el tema, pues tampoco le parecía tan importante.

Un par de años después supo lo que significaba aquella especie de tatuaje, pues nunca se borró sin importar que tan fuerte se frotase al bañarse. Era la marca que le ataba a su pareja destinada, su otra mitad. Aquellas serían las primeras palabras que su persona especial le dirigiría al encontrarse por primera vez.

Ese descubrimiento le molestó porque ¿qué clase de persona le diría algo tan grosero? Pues se sorprendió al saber que no sería una sola vez que alguien le dirigiría aquellas palabras. Durante los siguientes años muchas personas le hacían la misma pregunta "Nee ¿Seguro que no eres una mujer? " y él intentaba responder con tacto pues si alguno de ellos resultaba ser su futura pareja no sería muy bonito decir alguna que otra cosa.

Ahí fue que recordó la discusión de sus padres a la temprana edad de cinco años al enseñarles su marca. Comprendió que su padre estaba enfadado con su madre por su obsesión de vestirle a él con ropas de niña y dejarle el cabello largo. Sabía que ella quería una hija y estaba casi obsesionada con ello, llegando al punto de controlar su vida casi con totalidad.

La situación empeoró cuando le hicieron las pruebas de sexualidad, dando como resultado su presentación como doncel, a la edad de 10 años y ella insistió con más pasión en vestirle como quería, a pesar de las quejas del menor y de su marido el cual harto de aquella situación la amenazó con irse de casa y pedir el divorcio. Aquello sucedió cuando cumplió los 11 años y a regañadientes ella accedió a dejarle ir a clases y otros sitios con ropa masculina, pero nunca desistió en cuanto a su peinado. Seguía llevándolo largo, un poco por debajo de los hombros, y al final terminó haciéndose dos colas pues le molestaba de sobremanera cuando estudiaba o comía.

Recordó que aquella vez le preguntó a su padre si aún sabiendo que su mamá era su pareja destinada realmente sería capaz de dejarla. Él le respondió que muchas veces las personas no se casan con su otra mitad, sino que lo hacen con alguien más. Incluso si encuentran a esa persona especial y comienzan una relación amorosa si no hay esfuerzo y buena voluntad por ambas partes esta puede terminar mal. La marca indica que esa persona es tu complemento ideal, pero no hace que te enamores como por arte de magia, sino que ese sentimiento tiene que surgir mediante la convivencia al igual que con cualquier otra persona.

De aquello habían pasado seis años. Sus padres al final acabaron divorciándose y la custodia la ganó su madre, algo que no le alegraba para nada al menor, pero al menos en tan solo un año sería mayor de edad y podría decidir por sí mismo lo que quería.

Ahora que estaba en preparatoria, ya con 17 años, se daba cuenta del significado de aquellas palabras que le dirigió una vez su padre y decidió que si después de conocer a aquella persona que sería su complemento realmente sentía algo especial, entonces se esforzaría por que la relación funcionara.

Suspiró cansado y salió de sus pensamientos y recuerdos. Muchos de sus amigos ya habían encontrado a su pareja, pero él seguía solo. No era algo que le molestara de sobremanera, pero que le recordaran cada dos por tres que debía apresurarse, que no lo encontraría a menos que buscara, etc. eran el tipo de palabras que le molestaban más. Volvió su vista al libro de matemáticas que tenía en mano. Al día siguiente tenían un examen y sus amigos estaban más pendientes de flirtear con su contraparte que en estudiar. ¿Para qué iban a la biblioteca sino tenían intenciones de leer ningún libro? Bufó molesto cuando Akari, la cual se encontraba sentada delante de él, volteó a verle y sacó el mismo tema de siempre: su predestinado.

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