Las huellas del Destino

Eran los años setenta en sus inicios, la ciudad de Escuintla era pujante por su industria y su comercio. Los ingenieros azucareros y asi como algunas fabricas desmotadoras de algodón atraían inmigrantes internos en busca de trabajo y mejores oportunidades de vida. Hasta allá llrgo Sebastián con apenas dieciséis años cumplidos y un metro con sesenta centimetros de estatura. El trabajo material lo había hecho desarrollar unas manos callosas y una musculatura regular en los pectorales y brazos. Los muslos eran cosa aparte, estaban mejor desarrollados por la práctica del futbol. Era de tez clara y pelo ondulado, físicamente era simpático pero muy timido. A su corta edad no habia tenido mucha suerte con el sexo opuesto, al contrario dos idilios con niñas de su edad habian terminado en decepcion porque Sebastian era muy introvertido, y por eso era un mal conversador. En las dos oportunidades lo habian cambiado por otro. Habia llegado de un pueblo del oriente del pais con un ambiente muy diferente al que fue a emcontrar. No sabia fumar ni beber alcohol. Era un muchacho en plena adolescencia, y no tenia experiencia en nada. Habia emigrado oir necesidad, no lo movía el espiritu de aventura, ni tenia facilidad de hacer amigos. Lo cierto era que sebastian no sabia exactamente si andaba huyendo de su pobreza, de su realidad o simplemente de no entender que la vida no regala nada. Por todo hay que luchar, y en esa lucha a veces se botan lagrimas, sudor y sangre.