Prologo

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En este mundo, no todo es lo que parece. A ojos de la mayoría de las personas, el mundo es lo que ven, calles que componen ciudades, ciudades que componen países, países que componen continentes, continentes que forman el planeta que habitamos, planetas que componen galaxias, galaxias que componen universos y así en eterna sucesión, creando un cosmos eterno y en constante crecimiento. Pero más allá de las cosas que podemos ver y tocar, hay un mundo oculto a ojos de los seres humanos normales, un mundo que no está permitido para cualquiera. Angeles y demonios, fantasmas y seres mitológicos, la mayoría de los seres humanos consideran esto meras leyendas, meros mitos hechos para poder doblegar la voluntad de las personas y hacer que se sometan a voluntades de supuestos poderes superiores, siendo manipulados por el miedo a una fuerza de proporciones indescriptibles. Pero....¿qué pasaría si todo esto fuera algo más que meros cuentos? ¿Qué ocurriría si en realidad estos seres fueran tan reales como los animales que comemos o el aire que respiramos?

De eso trata precisamente esta historia, de esas criaturas, de esos seres que por mero capricho, manipulan y torturan a humanos haciendo que se dobleguen a su voluntad, con la falsa promesa de cumplir sus deseos.

En una dimensión alterna, en la que el mundo no se constituye por ciudades ni continentes sino por una enorme tierra conocida como Hendria, los demonios reinan por doquier. Los clanes de estos seres son los que mandan sobre los seres inferiores y entre todas estas criaturas, son los de forma antropomórfica los que más poder poseen.

En la sociedad del inframundo, la jerarquía se mide por poder, no por inteligencia, los clanes mas poderosos, aquellos que tienen más fuerza, son los que poseen más control sobre sus allegados, y entre ellos, la familia Blacke es de las más poderosa. Demonios que durante eones han conformado la cúpula de poder de esta sociedad, doblegando a los demás bajo un puño de hierro capaz de doblegar cualquier voluntad, o casi cualquiera.

Porque esta historia no va sobre estos demonios todo poderosos ni mucho menos, o mejor dicho, si va sobre uno, pero uno en concreto.

En Una pequeña ciudad, rodeada de un río de ardiente lava, una pequeña mansión se alza en lo alto de una colina. Si esto fuera observado desde fuera, esta sería una ciudad humana normal, a excepción de que los habitantes tienen formas de lo más variopintas. Pero en el interior de la mansión, sentado sobre un sillón, leyendo un libro, se encuentra Morgan Blake, hijo del conde Arthur Blake, señor de la colina del oeste.

Cabello castaño rojizo, mirada azul severa y rostro aburrido, esos son sus rasgos particulares. Todos en la ciudad saben que es poderoso, al menos para su edad. A pesar de tener más de 1500 años, su apariencia es de la de un chico de 18. Debido a que posee una capacidad muy deseada entre todos los demonios, la capacidad de absorber energía por el mero hecho de tocar a alguien.

Pero este chico tiene un anhelo, un anhelo muy concreto, salir de la monótona vida que lleva en su casa, cada día solo se dedica a las mismas tareas. Estudiar, dar órdenes a sus sirvientes y seguir estudiando. Los pocos ratos libres que tiene, se los pasa en la biblioteca, leyendo sobre aquel mundo lleno de seres tan distintos a ellos en mentalidad y habilidades, el mundo humano.

Quizás aquella era su salvación, quizás con ello, podría liberarse de su monótona vida, así que tuvo una idea mientras leía un libro sobre invocaciones. Para poder viajar a la tierra, un humano debe hacer un contrato con un demonio, así, este podrá habitar en esa tierra mientras se alimenta de su energía, aunque como contraparte, el demonio debe usar sus habilidades para cumplir los caprichos del contratista. Aquella última parte quizás fuera un problema, pero solo debía encontrar a un humano lo suficientemente débil de espíritu como para poder manipularlo a su antojo.

Durante días uso una de las reliquias de su familia, el espero de Mirage, capaz de ver en otros mundos, buscando entre todas las casas de dicho mundo a un humano lo suficientemente torpe y bobalicón para poder usarlo para sus beneficios. Y allí lo encontró, en una casa cualquiera de un barrio cualquiera, tirado en la cama leyendo un libro, al que sería su víctima. Una traviesa sonrisa se dibujó en su rostro mientras tocaba el espejo con las manos y sus ojos de un azul tan puro como el agua cristalina, brillaban con fuerza, haciendo aparecer en el suelo de la habitación del chico, una estrella de cinco puntas rodeada con un anillo y letras en un idioma ininteligible. Todo estaba preparado, solo necesitaba que el humano, por curiosidad, tocara aquel dibujo, así, su pasaporte a la tierra, estaría listo.

-Vamos humano....hazme feliz.....

Lejos, muy lejos de aquel mundo demoníaco, en una sencilla casa unifamiliar se encontraba un adolescente leyendo un libro en su habitación. Sus vacaciones de primavera habían empezado hace poco y no tenía muchos planes que hacer durante esa semana, quizás saldría con su grupo de amigos a tomar algo en alguno de los bares de su ciudad aunque... no le apetecía mucho hacer el papel de sujetavelas ya que era el único soltero de todos sus amigos.

Aun así no estaba desesperado por encontrar pareja pero ver a sus colegas tan acaramelados con sus respectivos amantes le resultaba incómodo, hasta el punto de que si pudiese, vomitaría arco iris. Además resultaba irónico ya que había visto gripes con mayor duración que dichas relaciones sentimentales. Por eso él estaba más tranquilo soltero, menos preocupaciones y más libertad para hacer lo que quisiera.

El nombre de aquel muchacho era Brian Wood. Un nombre común para un joven de 17 años perteneciente a una familia de clase media, viviendo en un barrio tranquilo y con una vida monótona y sin muchos sobresaltos. No era alguien que destacase en algo: sus calificaciones estaban alrededor de la media, igual que sus habilidades deportivas. Mataba el tiempo saliendo con sus amigos, leyendo y jugando a videojuegos, como la mayoría de los adolescentes de su edad. Su aspecto era tan común que fácilmente podría pasar desapercibido entre un grupo de gente: oscuros cabellos y ojos almendrados. Aunque Brian era feliz con su apacible vida necesitaba algo que lo apasionase, que rompiese todos sus esquemas hasta descolocarle por completo, igual que una montaña rusa girando a toda velocidad.

En ese momento estaba concentrado en un libro que uno de sus amigos le había prestado, un aburrido libro de historia que tendrían que utilizar para un trabajo en grupo. No supo como seguía despierto ante semejante tostón... Por eso sus ojos se abrieron como platos al ver aparecer ese extraño dibujo en el centro de su habitación. ¿Tan cansado estaba que ya empezaba a imaginarse cosas?

-Voy a tener que dejar los juegos online durante un tiempo... me hacen imaginar cosas... -bostezó Brian antes de levantarse y acercarse hacia el luminoso dibujo. Tras varios minutos observando trató de limpiarlo con la mano, pensando que sería una especie de espejismo o una extraña mancha en el suelo.

El castaño estaba observando todo a través del espejo con un libro en la mano, un libro que brillaba con una luz azulada, espectral, debido a que era la herramienta que estaba usando para invocar el círculo. Su sonrisa se ensanchó al ver que la última parte del ritual estaba a punto de suceder, en cuanto el humano tocara el círculo, el portal se abriría.

Y así fue, en cuanto el muchacho toco el símbolo, se ilumino con fuerza, deslumbrando al chico, haciendo que en el interior del circulo un agujero se abriera, un agujero que solo llevaba a oscuridad. Al otro lado, el joven demonio se lanzo de un salto al interior del espejo, lugar donde se había abierto el otro lado del portal.

Del interior del suelo, comenzó a brotar la figura de un chico de unos quince años, cabello castaño, ojos de un azul penetrante, chaqueta azul, camisa de tirantes negra, pantalon del mismo color que la chaqueta pero lo que mas destacaba, era la siniestra sonrisa que había dibujada en su rostro. Cuando salio completamente, con la ropa ondulando como si un aire lo meciera cuan cuna de bebe, deposito con lentitud los pies sobre el parque, sobre el centro del dibujo, cerrando el libro, penetrando con la mirada al muchacho.

-Humano.....Eres afortunado, tienes la posibilidad de hacer que tus sueños se hagan realidad, porque yo Morgan Blake, puedo hacer que tus anhelos mas profundos se hagan realidad, solo necesito una cosa a cambio....- mientras decia esto, en su mano aparecio una pequeña cuchilla de plata que se mantuvo de pie, girando sobre la palma de su mano, como si de un pendulo se tratase- haz un contrato conmigo, y yo, un demonio de alta clase, haré que tus mayores fantasías.....se hagan realidad..... 

¿Hacemos Un contrato?Where stories live. Discover now