Tocando Fondo

72 6 0
                                    

¿alguna vez has sentido que llegas hasta ese punto de tu vida en donde todo deja de importar? Pues, yo estoy justamente en esa etapa. Hay momentos como este en los que encuentro mi vida vacía, de por si yo ya estoy vacía, pero en ciertos momentos siento que nada me sujeta al mundo real, hace cinco años que intento apartar este sentimiento pero algo dentro de mi me dije que las cosas no mejoraran, intento convencerme de lo contrario pero en mi interior se que nada era como antes. El sentimiento de pérdida, el vacio, la tristeza, la soledad cada día se hace mas y mas grande.

Dolor, rabia, furia, impotencia, tristeza aguda, eso siento, que poco a poco me desmorono, todas y cada unas de las cosas de la vida empiezan a perder sentido y valor. No siento nada, un simple vacio, la adultez empieza a doler. La soledad me ahoga, el miedo me derriba, yo misma siento que soy un simple e insignificante cuerpo sin rumbo fijo y con el alma atropellada.

Poco a poco lo he perdido todo, a mama, a mi hermano, a papa, mi casa, mi vida,. No quiero la lastima de nadie, solo quiero una solución para este dolor.

¿Qué hago? ¿Cómo me trago el dolor, la angustia, la rabia? Vivir cada dia es una batalla, comer me cuesta cada dia mas,  dormir es un tormento, me cuesta hablar, intento no pensar  para no agobiarme pero sin darme cuenta mi mente me traiciona y segundos después mi cara esta llena de lagrimas. La muerte de mamá me destruyo, perder a Fer me destrozo, la ida de papá me termino de hundir. Aquí estoy, acorralada por un vendedor de droga, no me importa si me mata, solo necesito una dosis y estaré bien, lo que haga luego no me interesa.

Tengo esa sensación de angustia pero no se si es por medio o por la extrema necesidad de consumir droga.

Desde que el vendedor me acorralo cerre mis ojos, aun los mantengo cerrados, el udor corre por mi cuello y frente , mi respiración esta agitada, estas situaciones me hacen reconsiderar la idea de acabar con mi vida o en esta oportunidad, dejar que otra persona acabe conmigo de una vez por todas.

-que hace una preciosidad como tu sola en la calle a esta hora? – pregunta pasando su lengua por mi mejilla, siento como mi estomago se revuelve, empiezo a sentir nauseas.

-necesito droga- le digo rápidamente – véndeme una dosis – mi voz se quiebra – luego puedes hacer lo que quieras – cuando termino de hablar escucho la risa del maldito desgraciado.

-esa oferta es tentadora, obtendré dinero y a una linda chica para follar – aprieto mis ojos cuando deja de hablar, no se si siento alivio porque me venderá la droga o terror porque me violara, si me da la dosis, esto último me dejara de importar.

El sigue parloteando sobre las cosas que me hará, mi ansiedad no me deja escuchar, solo espero el momento en el que pueda inhalar, luego abrirme de piernas para el y l final irme a casa de mi tio y fingir que todo está bien, que no ha pasado absolutamente nada. Fingir, algo que hago bien desde hace algunos años, finjo que todo está bien, mientras que por dentro mi corazón arde, mis pulmones queman y siento esa necesidad de dolor en mis muñecas. Hace algunos años, me corte, fue luego del funeral de mamá y Fernando, lo hice solo por la necesidad de encontrar un escape para mi dolor interior. Realmente funcione, solo por unos instantes, llorar no me calmaba, pero con solo derramar unas cuantas gotas de sangre, una pequeña porción de dolor salió de mi, ese mismo dia, luego de curar mis heridas, me prometí a mi misma no hacerlo jamás, por dos razones. La primera, quedarían cicatrices, la gente se daría cuenta de que algo estaba mal, no quería eso, no quiero la lastima de nadie. La segunda razón es que papá se daría cuenta que las cosas o estaban bien o mejor dicho que las cosas estaban empeorando. Meses después empecé a usar marihuana y mas tarde la cocaína.

Chica RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora