Epílogo.

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Nombre: Park JiMin
Edad: 19 años
Residencia: Busan
Trastorno Mental: Esquizofrenia
Muerte: Ahorcamiento
Causa de Muerte: Desconocido
Testigos: Byun BaekHyun
Sospechosos: [ ]

Entre las cuatro paredes de concreto duro, se escuchaba el resonar de pasos indecisos, confusos y molestos. El eco que emitían los zapatos de cuero oscuro, más las respiraciones calmadas eran la canción que se percibía en ese incómodo y reducido espacio; donde la luz del Sol era cruelmente bloqueada, el oxígeno parecía cortarse en segundos y la asfixia era brutal.

Pero, Dios, era un momento crucial de lo que no debía dejar escapar un mínimo detalle. Armar el maldito hilo rojo para unir cada pieza de ese rompezcabezas casi imposible de resolver.

Un resoplido interrumpió el tan conocido y único sonido del lugar.

— ¿Finalmente hablarás? —masculla entre dientes la figura autoritaria del lugar. El receptor sólo asiente con una sonrisa.

A continuación, el oficial de investigación golpea las palmas de sus manos contra la mesa de acero, mostrando su ceño fruncido. Su compañero lo miró casi inexpresivo.

— Bien, niño, ¿qué eras tú de él? —lanza ls primera pregunta, la cual rondaba por su cabeza desde que aquel pelinegro entró por la sala de interrogación.

Una sonrisa cínica se asoma por los delgados labios del muchacho.

— Era... Bastante cercano a él —contesta, restándole importancia a ese detalle.

— ¿Eso qué quiere decir? Sé claro, niño —exclama el segundo oficial, ya que su paciencia era una de las características que no poseía.

— Calma, oficial Oh, no debería reaccionar así ante un caso "importante" —su voz era muy serena, recalcando también la palabra con la que finalizó.

Ambos adultos suspiraron, tratando de calmar los impulsos de lanzarse sobre ese pelinegro de cara bella.

— ¿Dónde estabas la noche de la tragedia? —interroga, ésta vez, manteniendo a la calma en sus casillas.

— Salía de la universidad hacia mi casa.

— ¿Hace cuánto lo conoces?

La pregunta puso pensativo al cuestionado, colocando sus dedos sobre su barbilla.

— Fuimos vecinos toda la vida.

Ambos oficiales se miraron. Las respuestas que estaban escuchando no los ayudaba en nada. Estaban dispuestos a dejar todo.

— Sus padres nos dijeron que eran bastante unidos, ¿es cierto? —pregunta el oficial Tuan, compañero del oficial Oh.

El pelinegro se asombró por esa pregunta, lo tomó por sorpresa: — ¿Ustedes creen que esos bastardos dicen la verdad? ¡Abandonaron a su hijo toda su maldita vida! —exclama con alteración, o eso quería demostrar, ahora dejando ver como una fina capa cristalina cubría sus ojos. — Yo sólo le hablaba, nunca me le acerqué de otra manera.

El oficial Tuan frunció sus cejas, algo no encajaba. Carraspeó y mira sin expresión descifrable al muchacho frente a él.

— ¿Estás realmente seguro? —esa pregunta dejó al alto pelinegro confundido. — Un testigo lo escuchó gritar un nombre mientras corría, también aclaró que sólo hablaba de ese nombre —la expresión de sorpresa en el joven era digna de una foto.

«Maldito hijo de puta, cuando salga de aquí, juro que lo mataré» pensaba, convirtiendo sus manos en puños debajo de la mesa, con mucha rabia. Trató de relajar sus facciones para disimular lo que sentía, quería midtrarse sereno.

— Ah, ¿en serio? ¿Y esa persona no les dijo que JiMin tenía un amigo imaginario? O mejor dicho, un demonio —reprime a los adultos, sonriendo con cinismo al ver que mostraban en sus ojos que esa información no la sabían.

— ¿Qué sabes tú de ese supuesto amigo? —pregunta Oh, atento a cada nuevo detalle.

— Ese demonio lo mataba lentamente, alejándolo de la realidad e incitándolo a suicidarse desde que era pequeño —suelta otra sonrisa, ahora sabía que confundía a los oficiales.

Definitivamente veían el caso de Park como algo completamente innecesario.

— Estoy intrigado respecto a un punto. ¿Cómo sabes todo eso? —Oh SeHun pasó sus manos sobre su cabello.

«Es la hora, tendré que decirles».

Yo fui su acosador, lo veía todo los días, miraba como el imbécil del vecino se lo llevaba a la casa para violarlo cuantas veces le plazca. Claramente no intenverní porque me vale una mierda lo que le pasaba. Veía como hablaba solo con el demonio y veía todas las veces que se quiso suicidar —suelta.

Los oficiales miraban incrédulos tal confesión que no esperaban escuchar. El pelinegro continuó.

— También lo obligué a enamorarse de mí, cuando lo logré, abusé de él hasta que me hartó su estúpida enfermedad y me alejé de él para irme al extranjero. Hasta que me enteré de lo que le sucedió —la curva en sus labios desprendían inocencia pura, como un niño incapaz de mentir.

— Si fuiste su acosador, ¿cóm...

La pregunta quedó en el aire, cuando el muchacho se levanta de su asiento y le interrumpe.

— No pueden asegurar que fue mi culpa, como dije lo acosé hasta que me harté, pasé este año en Reino Unido y me obligaron a venir aquí. JiMin tenía un demonio que lo incitaba a hacer lo que le plazca. Todo fue un acto de inocencia.

Tanto SeHun como Mark Tuan quedaron boquiabiertos, no esperaban que ese hombre le resolvieran literalmente el caso en pocos minutos. Cada pieza parecía encajar a la perfección, todo tenía sentido y ya veían innecesario continuar con algo que está fuera de su alcance, fue un suicidio inocente, no un asesinato de asfixia.

— Ahora me retiraré, ya que no hay más que decir y tengo mejores cosas que hacer —rodea el escritorio y los cuerpos inmóviles de los oficiales.

Tuan mira su libreta de sospechosos para tachar el nombre del recién interrogado y descartar el caso.

— ¿Tu nombre, niño?

— Jeon JungKook o mejor dicho, el demonio real de Park JiMin.



ιnocencιa [KookMin] BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora