Fuego

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Hacía un par de horas que Alex había entrado en el sótano de su casa como le había ordenado su madre, en el piso de arriba ya no se oían pisadas, el silencio absoluto reinaba en la casa y eso le inquieto. Muy pocas veces le hacían bajar al sótano, más bien lo usaban de despensa para guardar el harina y el arroz, pero si sabia que antiguamente allí se metían las familias para refugiarse en los bombardeos o en las disputas. Sus pies le guiaban en círculos cerrados por la habitación, pasaban los minutos y su madre no volvió a buscarle, alguien había echado la llave minutos antes y por lo tanto, no podía salir por sus propios medios.

Un estallido hizo temblar toda la casa, un estallido que se vio seguido de otro provocando que el joven se tirara al suelo y se tapara los oídos hasta que minutos después los estallidos cesaron pero eso no cambio que la respiración de Alex ya estuviera entrecortada y que el miedo se hubiera metido en sus entrañas como una raíz invasora. Lentamente se levantó tratando de tranquilizarse y se fijó en que debido a los estallidos la puerta que le separaba de la superficie se había desencajado, Alex no lo dudó y salió de la habitación temiendo lo que pudiera encontrar allí arriba. Montañas de trozos de paredes, el pasillo destruido por completo, peldaños de las escaleras medio rotos, y muchísimo polvo fue lo que le dio bienvenida al joven chico a su casa que desgraciadamente ahora se encontraba en ruinas. La desesperación y la impotencia invadieron a Alex, que sabia perfectamente que todo aquello lo habian causado bombas letales que en cualquier momento podrían volver a caer. Trato de contener las lágrimas pero estas brotaron sin consolación alguna nada más llegar a lo que antes era el salón de su humilde casa y donde supuestamente deberían encontrarse sus padres.

-No, no, esto no es posible... ¡MAMA! ¡PAPA!-. comenzó a llamarles desesperadamente temiendo lo que pasaba en esos instantes por su cabeza-. debo de estar en sueño, por favor... ¡AYUDA!.

Antes de poder recomponerse o decidir que hacer otra bomba cayó no muy lejos de su casa y el pánico se apoderó de él, fuera como fuese, tenía que volver al sótano, allí era el único sitio donde tendría una mínima oportunidad de sobrevivir al bombardeo. Con el corazón a mil por hora corrió hasta las destrozadas escaleras y bajó apresuradamente los peldaños que parecían a punto de derrumbarse, cosa que ocurrió con uno de ellos justo cuando Alex iba a posar su pie en él y provocó que el chico terminará perdiendo el equilibrio y llegará rodando hasta el sótano.

Tras la caída sus extremidades no respondian del todo bien, y aún no había sido capaz de levantarse del frío suelo de piedra, no obstante, vagos recuerdos de lo sucedido llegaban a la mente de Alex, únicamente conseguía recordar con claridad el bombardeo, el polvo, su casa en ruina, y por último, las escaleras. Pasaron los minutos y con ello, su mente se fue aclarando, saliendo de una especie de trance y asumiendo la triste realidad... Estaba solo, en tan solo cuatro horas había perdido a su familia y a su hogar.

-¿Mama? ¿Papa?

Su frágil voz retumbaba en el viejo sótano mientras las lágrimas de Alex se derramaban por el suelo como un río sin caudal sabiendo que nunca más obtendría respuesta a su llamada. Tras varios intentos a levantarse desistió y su voz se redujo a un simple sollozo... No tenía sentido intentar levantarse; no ahora que sabía que lo único que encontraría en la superficie eran cenizas. Pasaron las horas y el joven se desplomó en el suelo, inconsciente.

El trono perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora