Shhh...

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El calor, de una reducida sala en un exclusivo bar en el centro de Tokio, se elevaba con cada segundo que pasaba. El ruido parecía subir más y más y Takashima Kouyou bebía su cerveza con intranquilidad. Llevaba meses así, y hablar con su mejor amigo no era opción, sabía cuán burlón podía llegar a ser, así que mientras terminaba su, ya tibia, cerveza, analizó a cada uno de los presentes en la sala. Descartó al staff de inmediato, miró a los maquillistas con curiosidad y luego negó, era un asunto muy personal y no podía hablar de ello tan a la ligera, así que sus únicas opciones eran sus compañeros de banda.

Miró a Reita primero. Era en quien más confiaba y por eso fue el primero que cruzó su mente, pero podía ver la reacción de su amigo al enterarse de su "problemita". Reita no era opción.

Continuó a la derecha y vio a Ruki recargado en el pecho de su mejor amigo, frunció el ceño, esos dos eran raros, raros y muy unidos, y estaba seguro, que Ruki lo delataría con Reita y volverían al punto numero uno. Ruki tampoco era opción.

Escuchó la voz de Kai en el fondo y evaluó desahogarse con el líder. No por nada era quien llevaba la responsabilidad de toda la banda, pero al mismo tiempo sabía que en vez de recibir un consejo, terminaría recibiendo una plática de educación sexual y planificación familiar. Kai tampoco era una opción.

Viró a la izquierda y localizó a su compañero de cuerdas casi recostado sobre un sillón individual al fondo de la habitación. Este miraba su celular sin mucho interés mientras bebía de un vaso de cristal de manera autómata, al parecer Aoi sintió la mirada del castaño sobre él y levantó la mirada del aparato, viendo a Uruha directamente a los ojos. Aoi era una opción, era su compañero casi inseparable y sabía guardar secretos. Aoi SÍ era una buena opción. Con la mirada y un ligero movimiento de cabeza le preguntó al moreno si podían salir de la sala y este sin asentir siquiera, se levantó del sillón y salió del lugar.

Uruha suspiró resignado.

—¿Qué pasó? — preguntó Aoi una vez estuvieron lejos del ruido, Uruha se rascó la nuca con nerviosismo.

—Necesito un consejo. — Aoi encaró una ceja.

—Pensaría que el primero a quien le pedirías un consejo sería a Akira. — Uruha asintió.

—Sí, pero esto es delicado. — Aoi sonrió mostrando los dientes y no agregó más, solo esperó pacientemente a que su amigo retomara la conversación. Después de un minuto completo de silencio, Uruha decidió hablar. — Sabes que llevo cuatro años de matrimonio... — Aoi frunció el ceño.

—Lo único que recuerdo de ese evento fue que, una, me emborraché y tiré la mitad del pastel de bodas cuando me tropecé, y dos, Akira me rompió la nariz por atrapar la liga cuando la lanzaste. — Hizo una pausa. —¿Ya pasaron cuatro años? – Uruha asintió. — ¿y qué?, ¿problemas en el paraíso?

—Algo así.

—Yo lo decía en broma. — Uruha torció la boca y se le subieron los colores al rostro. — Pero ya, dime, que me estás asustando.

—Mira, es largo de explicar. Pero digamos que he tenido problemas cuando... bueno, eh...

—¿Cuándo tienes sexo? — autocompletó la frase, desesperado de que su amigo no se daba a entender, lo vio asentir resignado.

—Mira, tenemos sexo, sí, no me vengo muy rápido ni nada por el estilo, pero al momento de eyacular... pues eso, eyaculo y ya.

—Oye Shima, no sé si lo sepas, pero los hombres eyaculamos cuando tenemos un orgasmo. — El castaño lo interrumpió poniendo sus dos manos al frente, como quien detiene el tránsito.

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⏰ Last updated: Jun 07, 2019 ⏰

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