Querido lector. Espero que mi modesta historia sea de tu agrado.
Bienvenido.
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Lily intentó levantar otra caja, esta pesaba demasiado así que la dejó para que Bastian la cargara.
Ya no quedaba mucho más por cargar, la mudanza casi estaba terminada. Se le hacía difícil pensar que dejaba la casa en la que creció y que no iba a volver. La mayoría de los chicos que empiezan la universidad vuelven a sus casas los fines de semana o en las vacaciones, pero tuvo la suerte de ser aceptada en la misma que su hermano, y al estar del otro lado del país sus padres decidieron mudarse más cerca.
Subió las escaleras y entró a su habitación vacía. La observó por última vez. Mil recuerdos le vinieron a la mente, iba a extrañar terriblemente a sus amigas. No pudo evitar reír al acordarse de la primera vez que Nicole y Rosie se quedaron a dormir. Y la vez que Michael trepó a escondidas hasta su ventana.
Se cruzó de brazos y giró hacía su placar. ¿Cómo es que ahora se veía tan grande? Los últimos meses su ropa ya no entraba. Tal vez su padre tiene razón y guarda demasiada. Rio otra vez después de fruncir la boca.
En la esquina más lejana a la ventana Lily notó un pequeño manchón negro en la pared color crema.
Dios. Había olvidado que eso estaba ahí. Sintió una pequeña presión en el pecho.
Su abuelo lo escribió cuando era pequeña, una noche de tormenta.
Sus padres no estaban, y a ella le asustaban las tormentas muy fuertes, en especial los truenos. Así que se envolvió entera en su frazada y se ovilló en esa misma esquina lloriqueando. Su abuelo Louis la encontró allí cuando entró para darle las buenas noches y contarle un cuento. En vez de levantarla y acostarla en la cama, se le unió. Los dos se acurrucaron en esa punta, a la luz del velador. Se abrazó tan fuerte a él que se le cansaron los bracitos muy rápido, pero su abuelo no aflojó su agarre en ningún momento, mientras le cantaba. Lily amaba la voz de su abuelo, era angelical para ella, la tranquilizaba en cualquier circunstancia. Recordó que dejó de llorar a los pocos minutos y él le sonrió dulcemente acariciando su cabecita.
"Sabes Lily, los truenos son muy buenos. ¿Te conté del Brujo Negrón y los magos chispitas? Los animalitos del bosque tenían mucho miedo a las tormentas, como tú. Y siempre que se formaba una corrían a esconderse. Pero un día una tormenta se formó muy rápido y no tuvieron tiempo de esconderse, entonces notaron que cuando un rayo tocaba el suelo, una chispita salía saltando alegremente del mismo lugar. Los animalitos le preguntaron a una chispita por qué estaba tan feliz. Esta les contó que era un mago chispita y que había estado prisionero durante muchos muchísimos años, y que por fin había podido escapar. Que el Brujo Negrón había secuestrado a todos los magos chispitas y estos se podían escapar a través de los truenos.
Así que no estés triste ni tengas miedo. Cada vez que escuches un trueno, piensa que un mago chispita es libre para jugar."
Lily se sentó como lo hizo esa noche y acarició con su dedo índice suavemente las palabras en la pared. Quiso llorar pero no lo hizo.
-¿Qué estás haciendo ahí, Lils?- Su hermano la miró desde la puerta.
- El abuelo Lou escribió esto acá cuando tenía cinco años. Estaba tapado por un montón de estupideces. Solo me acordé como fue que pasó.-
Bastian se acercó para ver mejor.
"Si el miedo ocupa tu cabeza, no dejas espacio para tus sueños." En su momento, Lily pensó que hablaba de que sus miedos no la dejaban dormir, era tan pequeña e ingenua. No entendía nada de la vida aún.
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Lily [Larry Stylinson]
Historical FictionHarry y Louis tienen una hermosa nieta llamada Lily. Ella encuentra el diario de Harry, y descubre todo por lo que pasaron sus abuelos. Porque el amor si puede ser para siempre. Encarando y resistiendo lo que se cruce en su camino.