La nueva vecina.

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San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. Sábado 1 de mayo del 2019.

Notas de Sioa: ¡Hola gente linda! Bueno, volví con otro fic que me viene dando vueltas en la cabeza ya no sé cuánto tiempo pero quería terminar al menos uno de mis fics antes de ponerme a escribir otro porque sino nunca terminó ninguno.

Aviso importante: Este fic no sigue una ubicación temporal en el manga de Sekaiichi Hatsukoi, la pareja principal es la trifecta, Kirishima Zen x Yokozawa Takafumi, leí las seis o siete novelas (no recuerdo ahora cuántas son exactamente) pero no sigo el manga así que no tengo ni idea de si se desarrolla más la pareja o no. Les pido que me corrijan si me equivoco pero teniendo en cuenta que cuando comenzaron a salir estos dos Hiyori tenía diez años ¿O no? Pues esto se ubicaría tres años, Hiyo ya tiene trece en esta historia. Solo aclarar eso, por el momento creo que no voy a hacer ninguna otra acotación, los veré al final del capítulo para el resto de aclaraciones. Espero que lo disfruten, es mi primer fic que tiene como protagonista a la Trifecta así que cualquier crítica o sugerencia es bien recibida, ahora si, ya los dejo leer.

En la guerra y el amor todo se vale.

Capítulo 1: La nueva vecina.

By Sioa Shun Uchiha-san.

Era un fin de semana normal, como cualquier otro en su vida, se levantó temprano después de escuchar movimientos en la casa y vestirse con un sencillo pantalón de jean y una remera de algodón obscura de mangas cortas salió de la habitación, no sin antes darle una última mirada a el bulto durmiente en la cama y sonreír débilmente.

Con pasos tranquilos fue al baño, cepillo sus dientes, se lavó la cara, peinó su cabello obscuro y luego se dirigió con andar relajado a la cocina.

-¡Buenos días, Onii-chan! - Saludó la hermosa niña que se encontraba parada frente a la estufa vigilando el revuelto de huevos que preparaba, su cabello largo y castaño estaba recogido en una coleta alta, vestía un pantalón de jean no muy ajustado, medias blancas, una blusa de color rosa pastel sin estampados de margas cortas y un delantal rojo a lunares blancos con un pequeño volado en la parte inferior.

-Buenos días, Hiyo.- Saludó con una sonrisa sincera, de esas de las que él solo podría dedicarle a esa bella niña, bueno, ya no era una niña estaba mucho más alta, ya casi alcanzaba su hombro, la chica había tenido un estirón importante ese verano y aunque sus facciones seguían siendo dulces y delicadas incluso en su estilo de vestir se notaba que esa chica no era ya la misma infante que conoció hacía tres años, ya tenía trece años, era toda una preadolescente, una hermosa jovencita. -¿En qué te ayudó para el desayuno? - Preguntó con calma mientras tomaba un delantal negro sin ningún tipo de adorno, su delantal, después de tanto tiempo la residencia Kirishima empezaba a llenarse lentamente de sus pertenencias, como un cepillo de dientes propio junto a su peine sus lociones y su maquina de afeitar en el baño, su delantal en la cocina, un par de sus trajes en el armario de Kirishima, la planta que su madre le había regalado la última vez que había ido a visitarla que ahora crecía fuerte y bien cuidada en el balcón.

-¿Puedes hacer el café mientras yo termino esto, Onii-chan?- Preguntó con alegría la castaña.

Yokozawa no esperó otra orden y comenzó a moverse por la estancia con la seguridad de quien conoce el contenido de hasta el último de los cajones, buscando el grano de café en la repisa superior para luego buscar el moledor bajo la bacha del lavaplatos. -¿Cómo dormiste Hiyo? Anoche te veías muy cansada.

-Si, los exámenes se vuelven cada vez más difíciles.- Comentó la chica con un leve puchero en sus labios. -Me alegra de que hayan terminado, estudie mucho las últimas semanas ahora al fin podré ver más a Yuki-chan. ¿Vos como dormiste, Onii-chan?

En la guerra y en el amor todo se vale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora