Descubrimiento.

514 31 23
                                    

Ushuaia, Tierra del Fuego. Argentina. Viernes 20 de Marzo del 2020.

En la guerra y en el amor todo se vale.

Capítulo 11: Descubrimiento.

By Sioa Shun Uchiha-san.

El camino a casa había sido tranquilo, estaba algo cansada ya que al parecer nuevamente había sido asignada a un autor problemático, Makoto-sensei, quien había pensado ella que era alguien bastante manejable resultó ser un dolor en el trasero. No quería ser grosera, pero tampoco mentía había discutido con él por horas y hasta el hartazgo para hacer que el hombre cambiara algunas cosas de su trabajo que claramente no estaban bien.

Sendo dolor de cabeza tenía ahora. Resopló suavemente mientras caminaba a su portal sintiendo sus hombros pesados, estar inclinada tras el autor para explicarle las correcciones que debía hacerle al storyboard durante tanto tiempo la había contracturado.

Llegar a su casa había sido glorioso, con pesadez tras sacarse los tacones en la entrada caminó hasta su comedor y dejó su blazer y su maletín en una silla mientras soltaba su cabello y tomaba su celular del bolsillo de su pantalón. Perfecto aún le quedaban varios minutos hasta que llegara Kyo asique se dirigió a su cuarto sonriendo divertida al ver a ambos gatos dormir enrollados uno con el otro en el centro de su cama.

-¿Me extrañaron?- Preguntó amorosa mientras se inclinaba a acariciar a ambos riendo al ver que los felinos sólo se estiraban y ronroneaban suavemente gracias a su toque. Con calma se quitó su ropa de trabajo y buscó entre sus prendas un viejo pantalón de jean de talle alto que le quedaba bastante cómodo y una musculosa de tirantes de color blanca.

Regresó al salón y revisó su teléfono a ver si tenía algún mensaje de su amigo pero no había nada asique con calma buscó su computadora, la dejó sobre la mesa, la encendió y tras unos minutos dejó puesta su lista de reproducción de rock internacional y le subió el volumen.

Bailando un poco el ritmo de la canción que sonaba entró en la cocina y se dispuso a preparar café mientras pensaba en "el almuerzo" que a final de cuentas no había compartido con Yokozawa, la charla que habían tenido la había dejado inquieta más que nada porque era obvio para cualquiera con dos dedos de frente que al parecer el jefe de ventas la veía como una amenaza para su relación con Kirishima y ahora que lo procesaba podía entender porque el temido oso de Marukawa ponía siempre esa cara de haber chupado un limón cuando ella estaba cerca.

Quizás debería advertirle a su jefe respecto de los celos de Yokozawa hacia ella, de la idea equivocada de que el hombre estaba teniendo respecto al acercamiento casi amistoso que ellos dos estaban teniendo, principalmente porque no quería que esos dos tuvieran discusiones por su causa cuando ella no tenía nada que ver pero al mismo tiempo no creía que Yokozawa se pusiera feliz si ella le iba con el chisme a su jefe, aunque por otro lado el oso se lo merecía, no la había dejado hablar, la había dejado con la palabra en la boca y encima había tenido que pagar por su comida aunque el agente de ventas ni siquiera había llegado a tocarla por haberla dejado más plantada que a un árbol de tusca.

Lo mejor sería hablar con Yokozawa en privado y aclararle las cosas de una buena vez, que ella no se andaba con rodeos, tenía sus treinta y un años bien puestos y la verdad no quería terminar involucrada en culebrones innecesarios.

Escuchó entonces el timbre de su casa y dejó las dos tazas que acababa de bajar de la alacena sobre la mesada y se dirigió a abrir la puerta con una alegre sonrisa. -¡Kyo llegas temp---! ¡Ah, Kirishima-san! - Sintió sus mejillas enrojecer ante sus apresuradas palabras, a ella nada más se le ocurría hablar de más frente a alguien que podía y usaría todo lo que dijera o hiciera en su contra.

En la guerra y en el amor todo se vale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora