Lo primero que llama la atención es su escritura en segunda persona. Esta es una forma muy difícil a nivel literario. Es preciso ser un maestro en la escritura para conseguir que la extrañeza que produce al principio desaparezca conforme vas leyendo.
Al principio resulta chocante, ya que me hace pensar en aquellos libros de "Vive tu aventura" donde el lector armado de un dado, o no, decidía el camino a seguir por el personaje principal de la aventura. Ni que decir tiene, que una vez acabada la opción que tú seguías, -invariablemente mi personaje siempre acababa mal- continuabas los hilos de otras opciones y la lectura podía alargarse hasta mucho más.
Es un relato largo o una novela corta. Como nadie se pone de acuerdo en las extensiones de un texto yo lo voy a enmarcar en novela corta. Creo que a partir de 40 páginas una historia deja de ser un relato y se convierte en una novela. Para mí esta cuestión no es esencial a la hora de leer buena literatura. Con "Aura" sientes que realmente el tamaño no importa.
De hecho, se agradece que el autor no haya querido seguir explorando más la historia. Es redonda tal y como está. La historia que cuenta es oscura, intrigante. Son de esos buenos argumentos con potencial que no entiendes como no ha sido llevados al cine, estando nuestras salas invadidas por bodrios sin sentido del misterio. No estamos ante una historia de terror al uso, pero posee todos los elementos necesarios para incendiar nuestra imaginación.
Reconozco que no había leído antes a este autor. No voy a escribir datos autobiográficos que podéis encontrar en la web fácilmente. No trata de eso este artículo. Me ha sorprendido gratamente su forma ambigua de insinuar la historia. A través de su personaje protagonista, Felipe Montero, que parece tener la pinta de un Jesucristo amanuense y ascético, recorremos la casa antigua y cercada donde viven Consuelo Llorente, y su sobrina Aura.
Me gusta el guiño literario, quiero pensar que intencionado, a los antiguos relato sobre los ojos verdes y la influencia nefasta que producían en aquellos sobre los que recaía su hipnótica mirada. En la literatura española hay innumerables muestras del poder fascinador que ejercen las mujeres de ojos verdes. No solo las mujeres, pues para realzar la belleza o la superioridad de un personaje este solía tener los ojos de este color. Por ejemplo, en "La Celestina" , Melibea tenía los ojos verdes. El mismo Bécquer tiene una leyenda con ese título "Los ojos verdes".
Los ojos verdes son raros, son más propios de las panteras y los felinos, que de los seres humanos. Se encuentran vestigios literarios en los mismos romanceros europeos que mencionan estos ojos dándoles una connotación divina.
Partiendo de esta base literaria, el autor nos sumerge en un mundo oscuro, donde nada es lo que parece. Ya la propia Consuelo lo dice, que ella está acostumbrada a moverse por la oscuridad.
El ambiente tenebroso y roído por las ratas está muy bien construido, y el desasosiego de Felipe se nos va contagiando poco a poco, palabra a palabra.
Los temores y sospechas de Felipe se ven agrandados con cada día que pasa en la casa de la viuda Llorente.
Sabemos nada más comenzar a leer que un secreto subyace en esa casa cercada por los edificios nuevos. La casa como su dueña sobreviven. Porque de eso se trata esta historia: de supervivencia.
Conforme el lector se adentra en la lectura las sospechas más terribles se acrecientan y ve con estupor como Felipe Montero no descubrirá lo que ocurre hasta el final del relato, como si la oscuridad que le rodea, y a la que pretende adaptarse, le nublase no solo la vista sino también el sentido común y la razón.
Resumiendo: es una historia que te recomiendo que leas porque aparte de que está muy bien escrita, el autor bebe de un pozo literario que ha sabido trasladar a un tiempo más reconocible para nosotros.