Parte unica.

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Esta historia empieza en un asilo para enfermos mentales, muy grande, no tiene nada de terrorífico

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Esta historia empieza en un asilo para enfermos mentales, muy grande, no tiene nada de terrorífico. No es un lugar extremadamente antiguo como algunos podrían pensar, es bastante normal.

En el está un chico, un adolescente. Se ha tratado de suicidar varias veces.
Sus padres, pertenecientes a una familia pudiente, lo internan en este sitio bajo la promesa de que van a hacer lo posible para mejorar la salud mental del chico.

Este muchacho se consigue un amigo, una persona que está muy enferma, de hecho no se puede decir realmente que sea su amigo pero hace lo que nosotros a veces esperamos de uno, nos escucha, nos escucha con mucha atención.

Parece un impedido mental, una persona a la que se mal llama retrasada, pero los doctores y los enfermeros, felices de que hay alguien que le presta atención a este chico que es muy callado, le aseguran a nuestro YangYang que él no tiene ningún impedimento mental, es una persona que se la pasa todo el día en una esquina totalmente callado, viendo hacia abajo y abrazándose a sí mismo, parece que sufriera algún problema mental y de hecho es posible que lo haga, pero lamentablemente incluso los profesionales saben tan poco de el como los propios pacientes.
Cuando alguien le habla lo único que hace es asentir con la cabeza mansamente, nunca haciendo contacto visual, siempre viendo el suelo.

YangYang comienza a hablarle todos los días y se desarrolla un lazo, por lo menos de su parte hay un lazo. Este chico es algo narcisista, le gusta hablar mucho de sí mismo, es una de esas personas que a veces agobia a los demás de tanto que habla de sí mismo, de sus propios problemas, de sus propios inconvenientes, de sus propios sueños, de sus propios anhelos, de todas las cosas que quiere. Y se encontró a la persona perfecta, a alguien que no hablaba, que no contesta, que solo asiente mansamente con la cabeza sin mirar a los ojos, viendo siempre el suelo.
Le cuenta su vida, le cuenta todas las anécdotas habidas y por haber. Le habla incluso más que a los propios doctores, y estos por su lado están encantados porque este chico muestra una gran mejoría al tener a alguien que simplemente lo escuche, a un receptor eterno, tanto así que incluso los ponen en la misma habitación para compartir y demás está decir que cada vez que YangYang quiere desahogarse o cada vez que quiere simplemente hablar y desahogar todas esas cosas que jamás pudo decir con nadie más, con toda la confianza del mundo lo puede hacer con este chico, que insisto, solo asiente.

Nuestro chico; YangYang, no trato de suicidarse en más de seis meses, de hecho había una mejora muy notable en él, y cuelga decir que por ciertas leyes en lo que respecta a sanatorios mentales que la gran mayoría de los pacientes no están internados en contra de su voluntad, están internados por voluntad propia y ese era el caso de este chico. El podría irse en cualquier momento, de hecho su momento para irse estaba cerca, pero si lo había demorado era porque le gustaba mucho estar con su amigo, en quien podía confiar y con quien hablaba muchas horas al día. Por lo tanto el decide iniciar una campaña, una guerra personal, una misión, que era convencer a los demás doctores que este muchacho, de nombre Hendery, que tenía una actitud parecida al autismo pero según los doctores no es autista, no debería estar ahí tampoco. Si, a simple vista se ve que no es una persona normal, pero tampoco debería estar en un asilo, no era sano. Y empezó a hablar con el doctor todos los días, intentando convencerlo de que Hendery debería volver a su casa y convencerlo de que Hendery no tiene lugar en un sanatorio, que no le está haciendo bien, le está haciendo mal. Que debería conocer al mundo, que si, que quizá nunca podrá abrirse con el mundo, que quizá nunca pueda salir de sus internos tanto vocal como asintiendo con la cabeza el 99% de las veces.

Habían desarrollado una relación tan hermosa o por lo menos el chico que hablaba tanto así lo hacía ver.
Él logró convencer al médico cabecera, este lo habló con la junta y dijeron que Hendery no tenía que estar más en este asilo, sí que firmaron sus papeles de salida y le dieron un plazo de una semana más para estar en el asilo, pero entonces tendrían que ir a buscarlo forzosamente sus representantes.
YangYang se queda encantado, sintió que cumplió una de sus mejores misiones personales en la vida y antes de que Hendery se fuera él no se fue un día antes, esperando a que su amigo se marchara primero.
Le hicieron una fiesta de despedida, todo muy lindo, entonces YangYang le entrega un papel a Hendery, en el que está escrito su teléfono, correo electrónico e inclusive su dirección, y le dice..

-Yo se que tu nunca hablas, yo se que tu nunca te expresas, yo se que la mayoría del tiempo estás en tu propio mundo pero significaría mucho para mi que algún día te manifestaras o que algún día te animaras a escribirme. -abrazó muy fuerte a Hendery y lo dejo ir, y el se fue para su casa también.

Los siguientes días fueron espectaculares, era como si nunca se hubiera tratado de suicidar, como si nunca nada malo hubiera pasado.
Va de fiesta una noche y llega a eso de las las cuatro o cinco de la mañana, había bebido algo de alcohol pero se podía mantener muy bien, no estaba completamente borracho.
Abre la puerta de su casa, está toda en silencio pero ve algo extraño en el comedor de la casa, su madre, su padre y su hermana menor han sido asesinados.
De buenas a primeras se ven como simples cuerpos miserables tirados en el suelo, pero el sabe muy bien quienes son, es la fuerza de la experiencia, cualquier otro que los hubiera conocido no los habría reconocido porque tenían sus cráneos molidos con algún objeto contundente, una y otra y otra vez al punto en el que había sangre por todo el suelo. Al punto en el que se veían sus cabezas desfiguradas a simple vista.
A YangYang le da un ataque de pánico, justo antes ve una figura conocida allí en la oscuridad, supongo que ya saben de quien se trata.
Era Hendery, por supuesto, y lo único que hace, también amoratado por el combate que tuvo que librar y lleno de sangre que no era precisamente suya, se acerca lentamente al chico, extendió su brazo y le dio en la mano el mismo papel que él le había tendido con su número de teléfono, su dirección y su correo electrónico, pero con un mensaje adicional en el reverso de la hoja escrito en un tipo de letra con una caligrafía muy básica y decía..

-Todas las personas de las que siempre te quejaste.
¿Estás feliz ahora?

 ¿Estás feliz ahora?

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