Jungkook

1.8K 215 34
                                    


-¿Dónde estabas?

-Por ahí.

-Ah.

Mi madre baja la cabeza y se mira los zapatos. Debe de sabérselos de memoria, dado el tiempo que pasa examinándolos desde hace un mes.

-¿Qué has hecho? -prosigue.

-Dormir.

-¿Ah, sí?

-Pues sí.

No he mentido, pero sé que el breve interrogatorio se prolongará todavía un rato. Debo sopesar cada palabra para no tener que soltar la verdad completa.

-¿Has encontrado un lugar adecuado para hacerlo? -se sorprende.

-Sí, un sitio tranquilo.

Tampoco en eso he mentido. Incluso he añadido ese dato con la esperanza de que lo dejara ahí y, en efecto, así ha sido.

A mi madre le gusta hacer preguntas, pero se resigna con bastante facilidad. No sé si es resignación lo que siente en relación con mi hermano. De hecho, no sé en absoluto lo que siente, aparte de esa tristeza que rezuma en cada uno de sus gestos y sus miradas. Me siento indigno. Mi madre está hundida en la miseria a mi lado y yo me limito a dormir en su casa tres veces por semana. Tampoco ella hace nada por mí, pero de todos modos sería tremendamente egoísta pedirle que se ocupara de mí en un momento semejante. De manera que me lanzo.

-¿Cómo estás?

Mi pregunta la sorprende, hasta el punto de que se para en seco aunque solo falten cuatro metros para llegar al coche.

-¿Por qué me preguntas eso?

-Ya era hora de que lo hiciera, ¿no? Bien, ¿cómo estás?

-Mal.

-Eso ya lo había adivinado. Me interesan los detalles, mamá.

Me mira como si quisiera descubrir la trampa en un anuncio publicitario. Como cuando tenía ocho años y buscaba la travesura oculta tras mi expresión angelical.

-Tu hermano es un condenado asesino, pero sigue siendo mi hijo.

Acabo de recibir un jarro de agua fría. Su tono no puede ser más neutro.

Durante todo este tiempo he creído que era débil y que no sabía qué hacer con sus emociones. Me he equivocado de medio a medio. Mi madre es la persona más fuerte que conozco, lo único es que llora con demasiada facilidad.

-¿Cómo consigues conciliar ambas cosas? -le pregunto.

-Por el amor que le profeso, que es exactamente el mismo que siento por ti.

-¿Y es suficiente para perdonarlo?

-No me corresponde a mí perdonar nada de nada...

Me sé la continuación de memoria por haberla oído un montón de veces.

-Porque no te corresponde a ti juzgar -completo.

Asiente con la cabeza.

-Ni tú ni yo tenemos dictamen alguno que pronunciar. Tu hermano ya tiene bastante con juzgarse a sí mismo. Y aunque me pasé vuestra infancia diciéndoles que no los juzgaría, ahora debo reconocer que tal vez sea bueno que disponga de tanto tiempo para reflexionar. Estoy presente para él si me necesita. Solo lamento no haber sido lo bastante rigurosa a la hora de educarlos para hacerle comprender que no debería haberse puesto al volante hace un mes.

-Conmigo funcionó.

-Con él no -dice con un suspiro.

-¡No te acuses!

Sé que estás aquí.~kookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora