Carta para papi

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#Hoy sigo llorando pero por vos luchando, para que tu esencia no desaparezca. Hoy, desde el cielo me guian tus ojos adonde voy. Hoy, en mi pecho siento el recuerdo de tu calor. (...) Hoy sigo extrañando pero por vos cantando, para que tu vida de sentido a la mía...#

Hace tiempo escribí sobre la muerte, mas hoy descubrí cuán equivocada estaba.

Siempre pensé que cuando te fueras mi alma partiría con vos, que una gran parte de mí moriría junto a ti. Mas mi alma sigue intacta, nada parece haber cambiado, excepto que tú ya no estás. Hoy no te lloro, ni me parece verte donde solías estar. Hoy tu voz no me llama ni ninguna señal me dice "estoy acá".

Siempre pensé que cuando te fueras no tendría motivos para seguir, porque sin ti, mi vida no tendría sentido... (Y qué equivocada que estaba, porque hoy, mi única razón de vivir eres tu... Tu y la familia que me queda...) Porque sin ti, viviría sola en un vacío eterno... Mas aquí sigo yo, saliendo adelante, sin ti... Sin tus consejos, sin tus historias, sin tus ocurrencias ni tus ganas de hacerme renegar.

Hoy ya no estás a mi lado y yo, día tras día me pregunto si estoy haciendo bien... Si tengo derecho a ser feliz aunque no estés conmigo... si puedo maquillarme, vestirme bien, sentirme bonita otra vez... Si puedo divertirme siendo tu pérdida tan reciente...

Me pregunto si hago bien al no guardarte el tan conocido luto, si hago bien en no llorarte, aun a sabiendas, que aunque siempre me dijeras que nadie merece que derramen lágrimas por él, vos merecés que se llenen los siete mares un millón de veces y más.

Debo confesarte, que aunque una pequeña parte de mi desearía que mis expectativas respecto a este día- que debía haber sido tan lejano- se cumpliesen, la otra está orgullosa de que no sea así.

Te "mudaste de barrio", dejándome sin mi mayor confidente, sin mi mejor amigo, sin la única persona que me entendía siempre, que sabía lo que pasaba por mi cabeza sin decirle nada, sin la persona que me conocía mejor que yo misma, me dejaste sin mi tan querido papito... en la mudanza te llevaste nuestros paseos mañaneros de los fines de semana que tanto amaba, aquellos en los que íbamos al puerto, convirtiéndolos en nuestros momentos de sinceridad, en los cuales hablábamos de todo y más, donde nos abríamos sin miedo...

Te fuiste, dejándome sin aquellas noches en las que, tirados sobre la cama, escuchábamos las canciones que tanto amabas y me hiciste amar. Me privaste de tantos pequeños grandes momentos con tu partida, que, si no fuera porque sos vos, jamás te lo perdonaría...

Desearía llorarte a lágrima viva, gritar hasta quedarme sin aliento y sin voz. Desearía no poder dormir por tu ausencia, despertarme con la esperanza de que estoy viviendo una pesadilla constante... Pero no puedo. No puedo por vos, porque pienso sonreír cada vez que te recuerde, porque quiero que allá donde estés te sigas sintiendo orgulloso de mí, porque quiero demostrarte que puedo ser fuerte... mas tampoco puedo por nuestra familia, porque tenemos que salir adelante aunque ya no estés.

Sé que lo que estoy haciendo es lo que vos querrías, mas no puedo evitar sentirme insensible por no llorar la pérdida de la persona que más amo. Quizá aún no asumí tu partida o quizá la asumí demasiado pronto.

Hoy estoy en paz y, aunque quisiera, no consigo entristecerme por tu ausencia y es que no tengo motivos. En mi cabeza no hay lugar para remordimientos ni arrepentimientos, no quedaron palabras sin decir ni ninguna por lamentar. Marchaste como el luchador que siempre fuiste y serás, con honor y una fortaleza descomunal.

Estoy muy lejos de parecerme a vos, de llegar a estar a tu altura... Y por ello temo no ser lo suficientemente competente para cuidar de nuestra familia, de no poder ayudarlas para que salgan adelante, temo profundamente abandonarlas de manera inconsciente, de no ser capaz de brindarles el apoyo necesario, como estoy segura que harías vos...

Pero por vos, pá, voy a seguir como hasta ahora, con la cabeza alta y la mirada al frente; con los pies en la tierra pero la vista en las nubes y estrellas. Voy a seguir adelante por vos, porque como dijiste, si no fuese así, tu vida no habría valido la pena. Por ello no te preocupes, porque voy a continuar con el legado que me dejaste, voy a tomar el relevo en tu lugar.

Sé que de nada sirve escribirte todas estas palabras, más que para soltarlo y tal vez ayudarme a concienciarme de este acontecimiento, pero espero que mis sentimientos logren llegar al lago de aguas templadas...

Te diría "hasta siempre", pero jamás aceptaré tu pérdida, porque siempre te llevaré conmigo, en mis recuerdos y en mi corazón. Y mientras yo viva, jamás te dejaré morir, tenelo por seguro, te lo prometo.

31 de mayo de 2019

Oda a la muerte de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora