Mi historia es muy distinta a todas las historias, por eso decidí plasmarla en un pedazo de papel.
Todo comenzó un día cualquiera, salí de mi casa, en mi cabeza mil problemas, acababa de perder mi empleo, me fui directo al parque que estaba a la vuelta de mi casa, pues quería pensar y despejar mi mente.
Me senté en una banca que daba frente a una fuente, permanecí ahí durante 40 minutos aproximadamente, miré a una chica de muy buen ver que se sentó juntó a mí, nos miramos y sonreímos.
-Hola, soy Emmanuel fueron mis primeras palabras.
-Hola mi nombre es Larissa, me dijo
Platicamos unas 4 horas, de nuestra vida personal, fue inmediata la confianza, me transmitía tanta paz, en realidad era muy bella.
Toda la noche no deje de pensar en ella, así que la mañana siguiente decidí ir al mismo parque y a la misma hora, pues quería encontrármela de nuevo, llegue al parque, me senté en la misma banca y permanecí ahí por casi 2 horas, me dí por vencido era inútil quizás ella no volvería al parque y menos a la misma hora, dí la media vuelta y camine, escuche una voz dulce pero conocida que decía mi nombre, voltie y vi que era Larissa la chica de ayer, la hermosa mujer que estaba esperando sabía que volvería me dije a mi mismo.
Pasamos horas platicando, hasta que oscureció, el tiempo se me fue volando, entre más la conocía más me gustaba, tenía una forma muy única y especial de ser, era perfecta, la mujer de mis sueños, la invite a cenar al día siguiente ella dijo que si, nos intercambiamos números para que me diera su dirección y pasar por ella.
La noche se me hizo larga, incluso olvidé qué no tenía dinero, lo poco que me habían dado por mi despido me lo había gastado en comida, así que decidí empeñar una de las tv que tenía, eso no me alcanzaría pero me serviría para esa noche.
La noche casi llegaba así que le marque para que me diera su dirección, terminamos de hablar y pasaron 2 horas y fui a su casa, toque la puerta y ahí estaba ella tan hermosa y elegante, su cabello largo y su piel blanca como porcelana, sus ojos bellos me hechizaban por completo, fuimos a un lugar no muy elegante, pero fue para lo que me alcanzó, y creo que a ella no le importó, nos la pasamos muy bien, cada vez me enamoraba mas de ella y de su gran corazón.
Paso 1 año y Larissa ya era mi esposa, yo tenía trabajo y vivía feliz, en realidad seguía igual de enamorado y ella lo estaba de mí, nos estábamos preparando para nuestra luna de miel, ya estábamos de camino cuando me dí cuenta que a mi auto le estaban fallando los frenos yo me tranquilice y tan solo le dije te amo, jamas lo olvides, ella sin saber que pasaba me contesto jamás lo olvidare te amo mas, nos besamos y solté el volante para abrazarla pues vi que nos íbamos a estrellar contra un coche, fue tal el impactó que salimos volando, quede inconsciente tirado en el pavimento, de pronto escuche sirenas de ambulancias, abrí los ojos como pude mire a Larissa en el pavimento fue horrible verla ahí tirada llena de sangre yo lloraba, quería correr abrazarla pero no podía moverme me dolía todo, hacía mi mayor esfuerzo para pararme pero era inútil, también estaba un señor que era del auto donde había chocado, mire a paramedicos que corrían hacia donde estábamos, me pusieron oxígeno y me quede dormido.
Desperté y estaba en una habitación del hospital buscaba con la mirada a mi mujer y no la miraba, sentía una impotencia de no poder verla, en eso llego el doctor y mire que en sus manos traía unos zapatos rotos los mismos que traía puestos mi mujer, le pregunte enseguida donde estaba, pero el me dijo que había muerto al instante por el choque, sentí que el mundo se me venía encima, no podía creer que había perdido a la mujer de mis sueños, la mujer que cambió mi vida por completo, y la cuál apenas comenzábamos una vida juntos.
El doctor me dio esos zapatos rotos, era lo único que pudo rescatar.
Fui al funeral fue el peor momento de mi vida, aún traía esos zapatos rotos en mis manos y mil lágrimas salían de mis ojos.
Salí a las semanas del hospital con el corazón roto, fui a aquél parque que nos conocimos, mire la fuente por unos minutos y esperaba mirarla llegar, una lágrima rodó por mi mejilla al ver en mis manos sus zapatos rotos, lo que me dejo aquél accidente que cambio mi vida por completó, fui directo al panteón tenía que ir a platicar con ella deje sus zapatos en su tumba y me dirigí a mi casa, y aquí me tienen escribiendo esta historia, tenía que desahogarme, gracias dios por permitirme conocerla, pero yo ya no puedo con este dolor no puedo estar sin ella por eso he decidido irme con ella terminare esta historia con algo que no deben olvidar:
VALORA LO QUE TIENES, ANTES DE QUE LA VIDA TE LO QUITE, DISFRUTA CADA MOMENTO POR QUE QUIZÁS SEA EL ÚLTIMO.