COFFEES AND BOOKS 桜狩り; kookmin

s e d m

Cuando a Jungkook le gusta un chico... hace muchas cosas estúpidas.

Cosas estúpidas que varían entre comentarios fuera de lugar, ser frío y distante por los nervios que siente, y lo muy tenso e incómodo que se pone. Y ahora, tratar de poner celoso a un chico con la ayuda de su otro mejor amigo. Bueno, eso era algo nuevo y sinceramente, lo más estúpido e inmaduro que había hecho en toda su vida. Algo así no era propio de él, claramente había sido un plan ideado por Seokjin pero aún así el más idiota había sido él por aceptarlo. Aunque al principio había dicho que le parecía algo muy tonto, al final le había ganado la parte más baja de si mismo.

Entonces él pensó, ¿qué tan malo puede ser? No pierdo nada con intentarlo. Y eso lo lleva a la situación actual, queriendo esconder su cabeza bajo tierra como lo haría una avestruz. Su misión había sido, averiguar si existía la posiblidad de que algo pasara entre Jimin y él... pero no había sido la forma correcta de investigar. Ahora se sentía patético y desesperado, porque claramente no había habido ninguna reacción por parte de Jimin y lo único que había ganado es ser más idiota que nunca.

Suspira viendo al rubio mascar chicle, con su espalda contra un casillero y hojeando un libro. Lo había buscado por todos lados, preguntando a todos algo como, « ¿Han visto a un rubio guapo y bajito pasar por aquí? ».

Y al final, él siempre había estado ahí. Frente a la biblioteca.

— ¿Te quedarás ahí para siempre, mirandome? — habla Jimin, sin mirarle.

— Pensé que te irías.

— ¿A dónde?

— El campus o quizá tu casa.

Él sonrió. — Lo haría, pero estoy esperando a Tanya. Mamá y ella quedaron para verse después de mucho tiempo, no sé cómo terminará esto.

— Jimin...

— Te vi salir de ahí, ya sabía que me buscabas. — ríe un poco. — Pero de todos modos ¿por qué lo haces?

— Porque saliste de ahí enojado, y quería disculparme contigo...

— ¿Por besarte con tu novio cuando se te dio la gana? Por dios, admito que no fue el momento correcto para que se dieran ese tipo afecto... pero eso no es mi problema. Ya está, no pasa nada, no tiene importancia. Es sólo que estoy hasta los putos cojones de las malditas tutorias y soy conocido por enojarme con facilidad, pero no por tener paciencia.

— ¿Entonces no importa?

— ¿Debería?

— No. — calló por unos segundos, observando detenidamente el rostro de Jimin mientras este seguía sumergido en su lectura. — Taehyung me dijo que hoy estás particularmente callado, ¿ocurre algo? no te recuerdo como alguien callado.

— Lo sé, soy un dolor de culo, pero hoy estoy pensativo.

— Sólo para que lo sepas... ese chico no era mi novio. — dice repentinamente, mirando nerviosamente hacia otro lado cuando Jimin alza la mirada.

— Me quedó muy claro eso cuando tenías tu lengua en su boca. — responde burlón.

— No entiendes, en realidad él...

— Es una conquista, como el que te follaste en el armario, chico atrevido. — ladea una sonrisa y le golpea el hombro con diversión, para luego clavar la mirada en las hojas del libro otra vez. — Eso lo entiendo, no soy estúpido o algo así.

— Jamás dije eso, Jimin. — cuando Jimin vuelve a alzar la mirada hacia Jeon, encuentra su rostro muy de cerca y se sobresalta por un instante. — ¿De qué se trata el libro? Quizá lo conozca.

— Ese « Quizá lo conozca » ¿significa que quieres ayudarme a estudiar, cierto? — Jungkook nota como claramente, Jimin se acerca más a él.

— Tal vez. — admitió, a pesar de sentirse jodidamente nervioso le seguía reteniendo la mirada a Jimin. Apretó su mandíbula al sentir los dedos de Jimin hundirse en sus cabellos castaños. Aclaró su garganta. — El espacio personal, Park.

— Blaz era un soldado alemán, pero amaba a una mujer judía. Así que para no seguir acabando con la vida del pueblo judío, escondió a su amada en un lugar seguro e ideó un plan para un día escaparse junto a ella de todo eso. Ni aunque quisiera podría seguir eliminando judíos...

— ¿Por qué? — pregunta cuando Jimin hace una pausa y permanece en silencio, sin dejar de mirarle.

— Porque estaba enamorado. — le sonríe el rubio, jugando con sus castaños cabellos. Jungkook traga saliva con fuerza, y cuando va a decir algo otra voz les interrumpe.

— ¡Jimin! ¡Joder, niño! Vamos, es malditamente tarde. — es Tanya, que toma a Jungkook de su camisa y lo aparta bruscamente de Jimin. — Lo siento, Romeo, pero él se va conmigo.

Jimin ríe.

— Rubia, ¿no puedes adelantarte, por favor?

— Aish, está bien, rubio. Te quiero ahí en cinco minutos, ¿me oíste? — le dio un beso rápido en la frente. — No me hagas esperar mucho, que estoy ansiosa. Y adiós, Jungkook.

— Adiós, señora directora.

— Y otra cosa, yo no permitiré que a Jiminnie lo folles en el armario del conserje. El merece ser llevado a-

— ¡Cierra la boca, rubia!

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