Ese mayordomo mío, no es mío.

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Sebastian es un demonio, era de esperar que no tuviera emociones humanas pero... -Ciel recordaba las tácticas del mayor para sacar información mientras daba vueltas por el estudio.     -Obviamente amor y sexo son diferentes pero en ningún momento confesé lo que sentía. -Su cabeza le daba mil vueltas a la situación, sus dudas aumentaron al máximo y mientras mas pensaba, mas se confundía.- Tal vez lo tome por sorpresa o tal... -El ojiazul lo recordó. En la última visita a la mansión de la araña, Sebastian desaparecía de a ratos al mismo tiempo que él: Alois Trancy. Una corriente arraso con su pequeño cuerpo, comenzando desde la punta de los pies y terminando en sus dedos.- Acaso... acaso ellos dos... -Sentía que si articulaba la frase completa, comenzaría a ser un mar de lagrimas y no podía permitirse aquello, no podía perder la compostura de tal forma. Bueno... no al menos sin antes tener pruebas de ello. Comenzó a cuestionarse si debería confesar lo que sentía aun sí este no le correspondiera ¿Que tenía para perder? Lo mas valioso que tiene el ser humano es el alma y el tiempo; la primera la había vendido y lo segundo, ya casi no le quedaba. 

Pasaron los minutos y así las horas, Ciel se encontraba en su despacho cuando una voz suave lo llamo al orden otra vez. - Bocchan, lamento la interrupción, la cena esta servida.- Su semblante sereno, casi rozando la perfección desestabilizo al pequeño que yacía revisando los papeles de la fabrica Phantom. ¿Como era capaz de hacer de cuenta que nada paso? El mundo del conde como lo conocía era historia; un mayordomo estaba poniendo de cabeza todo el control que el ejercía sobre sí mismo. - Bajo en unos minutos Sebastian, puedes retirarte. - Este obedeció y dejando nuevamente un silencio envolvente. 

¿La cena es de su agrado? -Se atrevió a romper el silencio.-                                                                               Sí. -Fue lo único que quiso articular.-                                                                                                                           El Conde Trancy lo ah invitado mañana por la tarde a tomar el té, Bocchan. -Intentó nuevamente romper el silencio.-                                                                                                                                     Últimamente se toma la molestia de invitarme seguido, me pregunto a que se debe. -La perspicacia de su pregunta dejo en silencio al mayordomo. Ciel observaba discreto, las expresiones del mayor. Un niño inteligente, con movimientos inteligentes.                                              Iremos, ten todo listo. -Una sonrisa ladina se dibujo en su rostro aunque tan fugaz como su estabilidad emocional. Mirando sin rumbo alguno aquella sala, dejándose llevar por sus pensamientos otra vez, articulo un ''Necesito dormir'' encaminándose hacía los cuartos principales con un dejo de tristeza a su paso.  

Apúrate, Sebastian. -Ordenó.-                                                                                                                                          Yes, my lord.- 

• Boca de negro •Where stories live. Discover now