JEAN PAUL

20 2 0
                                    

                                                                                    JEAN PAUL

Se suponía que debería de estar montando guardia, sin ser dueño de mis movimientos me dirigí a la habitación de mi hermana Anne Margot. Miré hacia ambos lados para ver si alguien me estaba espiando, ya que mi hermana Isabelle Camile siempre estaba al acecho, no podía estar en su habitación siempre tenía que molestar.

Entré abrí la puerta para comprobar que mi hermana Anne Margot estaba despierta. Cuando me asomé la vi sentada en la cama esperándome como de costumbre. Ya estamos acostumbrados a ir a escondidas con estas cosas.

Cuando entré ella se alegró ya sabía a lo que me disponía. Yo también me puse muy contento de volver a estar allí con ella, ya que llevábamos un par de meses sin poder encontrarnos como en ese momento.

Cuando cerré la puerta ella se abalanzó y me besó en los labios por fin. Fue un beso de reencuentro después de tanto tiempo, un beso apasionado pero a la vez lento; no queríamos que se acabará. Necesitábamos exprimir al máximo esos pequeños momentos. Cuando nos separamos me humedecí los labios pero no tuve oportunidad de recrearme ya que ella volvió a imprimir sus labios en los míos.

Nos miramos a los ojos tras acabar ese intenso beso, esa mirada ocultaba el deseo que ambos sentíamos el uno por el otro, aunque nunca llegáramos a revelarlo. Acto seguido, le quité el camisón, era un camisón rosa palo de seda, fino, que se adaptaba perfectamente a todas y cada una de sus curvas. Cuando este cayó al suelo puede sentir el cuerpo que tanto anhelaba. Era tal y como lo recordaba, solo que esa vez fue más intenso debido al tiempo que habíamos tenido que esperar.

Nuestras pieles ardían y a medida que mi mano tocaba su muslo notaba como un pequeño gemido escapaba de su boca, a la vez que un profundo suspiro salía de mí.

Volví a encontrarme con sus labios mientras mi mano fue avanzando por sus piernas hasta que ella las abrió como señal. Nuestras respiraciones se elevaron, iban prácticamente al unísono a la vez que nuestras acciones. No era la primera vez que lo habíamos hecho, ya estábamos acostumbrados a esa armonía.

La necesidad de sentirnos cerca era mutua; todo se intensificó cuando el ritmo de nuestros cuerpos se elevó. Entraba y salía de ella al tiempo que ambos nos marcábamos. Su boca se abrió y parecía que quería dejar escapar un sonido pero, casi como un acto reflejo, le tape la boca con la mano y le hice un gesto para que guardara silencio, no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos, no ahora.

Después de esto se acabó esa fugaz magia, disminuimos el ritmo hasta simplemente quedarnos abrazados el uno contra el otro. Disfruté cuanto pude ese aroma que tanto me gusta, ese que olía a fresco pese a haber sudado.

Pasé toda la noche a su lado, no quería separarme de ella, sabía que pronto me tendría que ir pero no esperaba que fuese tan pronto. Al girarme hacia la ventana en lo que parecieron cinco minutos me di cuenta de que el sol estaba empezando a salir. Me puse mi ropa a toda prisa y salí corriendo hacia el lugar donde se suponía que había pasado la noche haciendo guardia.

Tan puntal como siempre mi madre salió para ofrecerme un desayuno que no escaseaba en nada y para decirme que ya podía retirarme a mi habitación a dormir, que ella montaría la guardia.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 05, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

REVOLUCIÓNWhere stories live. Discover now