—Uno pequeño de chocolate, otro de fresa y… uno de… vainilla ¿Tú de qué quieres? —me preguntó.
—Uno de vainilla también —volteé a verlo.
Niall me miraba con una sonrisa hermosa. Bajé la mirada con las mejillas rosadas. Fue algo tonto sonrojarme solo con una simple sonrisa, pero, de verdad, si tan solo pudieran ver esa sonrisa, estoy segura de que me darían la razón.
—Eh, parece que tenemos algo en común —dijo despreocupado mientras tomaba su helado y el de Lili. Yo tomé el mío y el de Abigail y con la mente perdida en unos ojos azul cielo que acababa de conocer, mordí mi cono.
¿Si entendieron la seriedad del asunto? Nosotros de verdad tenemos algo en común. Algo muy tonto e insignificante pero algo en común al fin del caso.
Conforme nos acercábamos a los columpios platicamos de cosas sin sentido. Nuestra edad y cosas así.
Resulta que él no estaba estudiando y le dije que yo tampoco porque Dios sabe que no iba a desperdiciar mis últimos meses en la escuela ¡Claro que no!
Vimos que Abigail y Lili jugaban en las torres para niños. Me sorprendió de verdad no ver a Abi atorada en uno de esos. Nos sentamos todos en una banca para estar más cómodos, yo me senté al lado del guapetón, platicamos con él de mil cosas mientras cuidábamos a Liliam en los juegos.
Le preguntamos acerca de Londres y de la razón por la cual había venido, dijo que por problemas con su papá. Lo quise abrazar pero sería un poco aterrador así que mantuve mis manos quietas. El chico de verdad era muy gracioso y divertido, a todo le encontraba un chiste y bueno, ni hablar de lo guapo que estaba.
Yo traté de no mirar mucho sus brazos o su pecho amplio, pero de todos modos lo hice, deliberadamente. Aunque la culpa era suya ¿Por qué tenía que usar solo una camisa interior casi transparente? Él dijo que según porque tenía mucho calor, pero no, solo quería que las chicas nos volviéramos locas con su cuerpo perfecto.
Soné como un hombre depravado ¿Cierto? Me tengo que controlar de vez en cuando. Realmente me hubiera gustado muchísimo quedarme más tiempo ahí platicando, y no solo porque el chico era muy sexy, sino porque era muy fácil hablar con él.
Pero lamentablemente empezó a obscurecer.
—Lili, ya es muy tarde —le advirtió Niall— tenemos que irnos
— ¡No! ¡No! —chilló la pequeña desde el castillo de juegos —quiero estar con Abi y _____.
—Llevamos todo el día fuera ¿No quieres dormir un rato?
— ¡No! ¡Tú ve a dormir, déjame a mí con las chicas!
Niall suspiró frustrado. No sabía qué hacer.
—Lili, hermosa —habló Abi, quien de algún modo siempre tuvo esta clase de poder con los niños pequeños. Siempre la obedecían. —Ve a casa y duerme un poco, por favor, mañana podemos salir a jugar de nuevo.
— ¿En serio? —se bajó rápidamente por la resbaladilla, llegó a nosotros y nos miró ilusionada— ¿Podemos, Nialler? ¿Podemos salir con ellas mañana?
—Bueno… Solo si te portas bien —contestó con una hermosa sonrisa de lado.
Cuando llegamos a la puerta de mi casa Liliam nos abrazó a ambas.
—Adiós, nos vemos mañana —se despidió contenta.
—Hasta luego, Lili —nos despedimos Abi y yo hablando al mismo tiempo, como tantas veces lo hacíamos. Nos miramos con una sonrisa.