Era un día normal aquel, o más bien, una ruta pacifista común y corriente, en Hotland se encontraba un esqueleto flojo, recostado en ese puesto de gatos y perros calientes, vio pasar al niño frente suyo unas tres veces, cerró sus cuencas, su sonrisa se mantenía impresa en su rostro y los recuerdos empezaban a aparecer en su mente como fotogramas.
Al abrir las cuencas, se dio cuenta de algo importante: El niño no volvería a pasar por allí, se le estaba haciendo tarde, debía ir al último corredor y darle al humano su juicio, que, realmente, era mucho mejor que el de los reseteos pasados, pues está era la primera vez que el chico de cabellos castaños lograba llegar tan lejos sin matar a nadie.
Sans, el nombre del esqueleto bajo y flojo, se levanto de su lugar y con un chasquear de dedos llegó a su destino, y justo a tiempo, el niño humano caminaba dando saltitos hasta el esqueleto vago, Sans, sentía que algo no estaba correcto. Un escalofrío le recorrió las vertebras al observar la sonrisa inocente del castaño, otra vez, en su mente se presentaban las imágenes de la muerte de su hermano, la sonrisa inocente que aparentaba el menor tras haber asesinado a su querido Papyrus.
"Es diferente" trato de recordarse, sin demostrar la cascada de emociones que su débil alma derramaba, odio, tristeza, miedo. Miedo. Tenía miedo, miedo de perder nuevamente a los que quería, pero... Es diferente, esa sonrisa, es diferente, eso quería recordar, no logro decir aquel discurso que se había aprendido frente al espejo, el humano lo estaba abrazando. Sans correspondió, algo confundido, su alma se revolcó en su interior, el abrazo duraba demasiado, cerro sus cuencas oculares nuevamente, se calmo, respiro de forma lenta dejando que el oxigeno llenara su alma y esta le brindará la magia que necesitaba. Pero allí sucedió, siendo sujetado por los brazos pequeños de ese humano.
Un cuchillo atacó en medio de su cráneo, quedándose insertado en aquel lugar, Sans, por el dolor que aquello le había causado, grito. Grito como nunca lo había hecho,alejándose del humano con terror, estaba listo para matar a ese niño. Merecía morir.Entonces, de la nada, salieron dos monstruos, una riendo y el otro entregando dinero, Sans los miro confundidos. "¿Qué hacen aquí? Undyne... Papyrus... Váyanse..." rogó en silencio Sans, el pequeño niño fue corriendo hacía la pareja de amigos y abrazo a Undyne.
- ¡Lo logré! ¡Le di a Sans y no se ha muerto! -sonrío Frisk, mientras Papyrus se acercaba a su hermano mientras en quejas decía: - ¡Sans! Siempre esquivas los ataques ¿Porqué este no?
Sans miro con terror a su hermano, alejándose pasos de él, pensaba en tele transportarse a Grillby's, observo a Undyne, sintiendo su herida doler, el humano susurraba cosas que no lograba escuchar, Undyne llamó al esqueleto de bufanda y dejo al niño de suéter azul solo con el esqueleto de chaqueta del mismo color. Pero antes de irse por completo, lanzó una de sus lanzas al menor, quien la atrapo sin problemas mientras sonriendo se despedía de su amiga pescado.
Sans sacó el cuchillo de su cráneo, rompiendo el hueso un poco más, el dolor era demasiado, observo su barra de vida, notando que apenas le quedaba 1 hp de vida.
- Es molesto Sans... No sabes lo que me esforcé para asesinarte y que pareciera un accidente, je... al menos, disfrutaré de matarte, luego reiniciare y volveré a hacer está ruta patética una vez más -el niño tomo en manos la lanza de Undyne, empuñándola con orgullo, se lanzó encima de Sans, el esqueleto con la poca energía que poseía se tele transporto tras el humano, pero no creyó posible que este atravesara la palma de su mano huesuda y de paso, le diera entre las costillas, dónde su alma sintió el pinchazo del filo de la lanza acabar con su vida.
Sans tosió, escupiendo el polvo que empezaba a emanar su cuerpo, su vista se volvió borrosa, no quería morir, observo al humano caminar hacía dónde sospechaba Sans, habría de encontrarse un punto de guardado, levanto su mano creando uno de esos gaster blaster que necesitaba, y disparó. Una luz lo cegó mientras escuchaba el quejido e insulto que ese niño manifestaba a través de su boca, el esqueleto se sintió un completo tonto, cuando se dio cuenta de que pudo haber hecho eso desde el principio. Cerro sus cuencas y volvió a usar ese atajo del que tanto presumía, pronto, se vio enfrente del alma del humano, alma que pronto desaparecería en mil pedazos y volvería a renacer gracias a la determinación que la caracterizaba, la tocó, y se vio en medio de una pantalla negra y oscura, a su lado se encontraba su alma flotando, un pequeño corazón invertido de color gris que dentro poseía uno de color rojo.
Miro a los lados con sosiego y algo de duda, hasta que al fin, logro divisar al humano, era él, estaba seguro. El cuerpo del humano poseía errores, parecía no poder moverse, y Sans suponía que se debía a que ahora el alma del menor se encontraba dentro de la suya. El niño no había notado aún la presencia del esqueleto.
Una, y dos, y tres gotas; esas fueron las que se presentaron en el cráneo aun herido del esqueleto, este miro encima por inercia, sonriendo tontamente al ver una pequeña estrella brillar con intensidad, está no goteaba, sino que el brillo que producía salpicaba como si fuera líquido. "Hermoso" pensó tranquilamente el esqueleto, se paro en puntas estirando su mano no herida, y con la falange del dedo indice tocó la punta de aquella estrella de cuatro puntas.
Y nuevamente, una luz lo cegó, seguido de el sonido de un botón oprimido y el insulto reconocible del castaño...