Juegos perversos

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"Esta historia no es apto para menores 18 de edad"
espero que les guste

Judy: -¿¡Qué estás haciendo, Nick!? siseó entre dientes -¡Estamos en público!

Nick solo sacudió el extremo del vestido que llevaba puesto como si se abanicara, con los ojos sensuales. "No me había dado cuenta".
Judy se dio la vuelta y regresó al zorro, haciendo que el pequeño salto se sentara en la misma repisa que él, a tientas a ciegas en busca del borde del vestido y lo empujó hacia abajo mientras su corazón golpeaba su pecho.

Ella podría jurar que iba a tener un ataque al corazón

La coneja agradeció al cielo y con la suerte que pudo pensar que el suave balbuceo de la fuente cubrió sus voces

Judy: -...Nick...- gruñó en voz baja

"ya es la tercera vez en esta semana"

Los brazos de Nick se deslizaron alrededor de su sección media y cerraron la pequeña brecha entre ellos, y él bajó su hocico entre sus orejas.

Nick: -Respira, zanahorias- Su voz era un susurro, una suave brisa que solo ella podía escuchar sobre el agua del que estaban sentados al borde.

Judy dejó escapar un suspiro tembloroso, y puso una pata sobre la suya. Se dio cuenta de que estaba temblando cuando Nick pasó un pulgar por las costillas y su lengua rozó el borde de una oreja, con la cola nerviosa moviéndose sobre él de un lado a otro, la apretó con más fuerza y ​​le mordió la oreja, sorprendiendo a la presa con un involuntario chirrido de placer.

Ella se recostó en su pecho, confortada por su respiración constante, dejó caer los brazos para envolver su cintura y rodó las caderas de manera casi imperceptible, lo suficiente para que Judy lo sintiera deslizarse bajo su camisa y rozar su espalda.

Judy: -N-Nick -jadeó- nos veran...

"estamos en publico..."

-Nadie verá- su voz goteaba en su oído.

Nick: -A esta hora los grandes estan en sus hogares, y no prestan atención a los pequeños que no están en una acera

"Torta de calabazas"

Judy: -N-Nick..y si...detectan nuestro olor?

Nick: -¿Qué, ese alguien está cachondo?- Se rió.

"Si hay otros mamíferos aquí mismo, pero en este momento, no son mucho más olorosos que tú" -pensó-

La respiración de Judy se enganchó cuando sintió que Nick enganchaba una garra en su cremallera y la arrastra lentamente para abrirla. Era el olor de su propia excitación lo que la preocupaba, pero todo lo que ella podía oler era la fragancia de su pareja, y lo listo que se estaba a pesar de su actitud calmada.

Sus protestas murieron en su garganta cuando sintió que uno de sus dedos se deslizaba a través de la abertura de sus jeans y rozó algo sensible, discretamente escondido bajo el agarre romántico que tenía sobre ella. Judy levantó la cara y se acurrucó en la parte inferior del largo hocico de Nick, tratando desesperadamente de guardar silencio y lucir como una pareja, en lugar de que un par de pervertidos a la vista del todo publico.

Judy: -Nicholas Wilde... -exigió-

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