Ellos terminaron su discusión con la llegada de Daryna, no querían que su hija los escuché discutiendo, le dijo algo a su padre y se fue, era una pequeña discusión sin importancia alguna, sin embargo terminó diferente a las anteriores
Ella en el sillón y él tras ella, no se miraban, no emitían palabra alguna, a pesar de ello cada uno sabía perfectamente lo que el otro sentía, ya no había pasión como años atrás y Daryna era la causa por la que a pesar de sus insignificantes discusiones ellos seguían juntos, ya no se amaban, y cada vez que discutían dejaban de hablar por una semana, ninguno era el culpable, nadie nunca pedía perdón .
Se pararon, los ojos azul cielo de él, y los marrón café de ella se cruzaron en una mirada que pedía perdón por primera vez de ambos lados, se abrazaron tan apasionadamente como ese primer abrazo en su relación, se miraron fijamente y dijeron al unísono "me quiero separar". La confesión no sorprendió a ninguno, simplemente sonrieron, se miraron a los ojos y se entendieron.
Estaban pensando en quien cuidaría a Daryna, quien se quedaría con la casa y todas esas cosas que dos personas discuten al momento de separarse, hasta que se callaron, se miraron fijamente con la misma mirada que tenían el primer día de su relación, él se fue acercando a ella tímidamente, como si fueran dos completos extraños, y recostó sus labios sobre los de ella, ambos con los ojos cerrados se sumergieron en un apasionado beso el cual los hizo darse cuenta de que todavía se amaban, que lo que necesitaban para entenderlo era el miedo de no estar más con el otro, se separaron lentamente, se miraron con ojos de recién casados, se acostaron y se quedaron profundamente dormidos, unidos por un cálido abrazo como si empezará todo de nuevo, como la primera vez.
S. B.
