Sonic Vibe ᵈᵒʷᵒᵒ

Parte 1

Doyoung es un justiciero al que no le gusta trabajar en equipo; un héroe solitario, cuyo deber es proteger a la ciudadanía, atrapar a los malos... y cuidar a su volátil vecino, el indomable Kim Jungwoo.

La noche vibrante podía considerarse como una de las grandes cualidades de Busan, una ciudad que no le envidiaba absolutamente nada a la capital, Seúl. Atractivos como moderna infraestructura y colores vivos por doquier le daban el toque utópico. Una ciudad digna de ser catalogada como parte de un universo cyberpunk.

Kim Doyoung amaba Busan, pues era donde lo habían acogido desde su nacimiento; un sitio que siempre estaría impregnado en su memoria y corazón, incluso si se mudase de país. Asimismo, se trataba de la ciudad que lo había visto madurar y convertirse en justiciero local, justo como sus padres lo hicieron en sus años dorados.

El trabajo, a su parecer, no estaba nada mal. Era bueno, podía ayudar a las personas y mantener el orden en la sociedad, lo cual era lo principal, ¿no es así? No es que el azabache fuera del tipo bondadoso, pero cuando tenía la posibilidad de ayudar, lo hacía sin dudarlo... Aquello le hacía sentir que no era sólo un individuo más habitando en este planeta, después de todo. Además, la recompensa era una ayuda de tipo monetaria y, a pesar de no ser mucho, le daba lo suficiente como para pagar sus propias cuentas. Claro que no lo hacía por dinero; si hubiera sido de ese modo, hace mucho que lo hubiese dejado.

Tampoco le interesaba mucho ganarse el reconocimiento del pueblo, aun así, respetaba a quienes decidían seguirlo y darle su apoyo. Era algo curioso, Doyoung no tenía ningún talento artístico, sólo habilidades fruto de experimentos en humanos, hechos hace ya muchos años. No era un artista ni nada por el estilo, pero la gente como él, que se dedicaba a este tipo de trabajo, solía tener seguidores en multitud. Vamos, ni siquiera fue él quien se autonombró, sino su séquito de fans. Poco a poco, comenzó a ser llamado de un modo muy particular: Sonic Vibe. Lo cual era alusivo a las cosas que podía hacer, como lanzar ondas de sonido de poca y gran magnitud, dependiendo de la situación, así como mover objetos con el pensamiento, pero esto último tomaba la mayor parte de su energía y de igual forma, terminaba con tremendos dolores de cabeza, así que Doyoung procuraba no hacerlo muy a menudo.

Podría decirse que la vida del veinteañero era bastante estable, sólo que tenía un pequeño problema... uno de aproximadamente un metro ochenta de altura y de nombre Kim Jungwoo, su vecino desde siempre, así como su propio adversario personal.