Sonic Vibe ᵈᵒʷᵒᵒ

Parte 2

Sus memorias viajaron hacia tres años atrás, cuando dos infames personajes fueron arrestados por el continuo acoso que le hacían vivir a una familia rival, tras una riña entre ambos grupos. Los Kim fueron debidamente sentenciados en ese entonces, pues además del acoso, múltiples evidencias mostraron que ellos eran, en realidad, ni más ni menos que Mind Twist y Fickle Fade, unos de los grandes villanos del panorama actual. Respectivamente hablando, dichos individuos eran un dúo imparable cuando trabajaban juntos. Sus habilidades en conjunto se relacionaban estrechamente con la manipulación tanto de la psique humana, como de la forma corpórea; en ese sentido, la invisibilidad y la levitación eran posibles. Todo aquello los volvía letales, peligrosos ante cualquiera que decidiese hacerles frente. No fue sorpresivo que Jungwoo hubiese heredado tales poderes.

Por otro lado, Doyoung vivió el momento exacto, vio cómo la casa de enfrente era rodeada por camionetas de la policía y gente armada apuntando a diversos puntos de la estructura; unos cuantos justicieros aseguraban el lugar, prácticamente dejando a sus habitantes sin opción alguna, más que entregarse por voluntad propia o de lo contrario, abrirían fuego. Vaya, sí que vivió el momento, pero no del mismo modo que Jungwoo, su parlanchín y ególatra vecino. Además, quien resultaba ser el hijo que los Kim tanto decían adorar, aun cuando sus acciones demostraban lo opuesto.

Aquella noche, Jungwoo se encontraba dentro de su propia casa y por ende no le hizo ninguna gracia lo que sucedía en ese momento. A pesar de todo, él amaba a sus padres, así que se abstuvo de delatarlos en la comisaría, lo cual lo tuvo en la mira durante unas cuantas semanas. Pero en ese tiempo, él no tenía nada que ver con lo que hacían... aún. Sólo pudo ser libre una vez que jurase no ser partícipe de las mismas actividades de sus progenitores. Lo cual, claramente no cumplió.

A partir de esa época, el chico comenzó a frecuentar cada vez más el hogar de su vecino, Doyoung... sólo porque sí. Esto los llevó a que el mayor le permitiera acompañarlo en misiones importantes, ya que Jungwoo había heredado el gen superhumano y las habilidades de los Kim, de la misma manera que Doyoung los había heredado también.

Realmente creyó que algo bueno saldría de todo aquello. Qué equivocado estaba.

Su vecino dejó de ser una blanca palomita en el momento que sus padres decidieron inculcarle "valores" erróneos o quizás nada de valores. Eso, Doyoung lo tenía muy presente. De ese modo, cada trabajo le llegó a resultar un total martirio, pues simple y sencillamente el chico no acataba sus órdenes y en su lugar iba por el lado contrario, buscando peleas en vez de enfocarse en lo que realmente importaba.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que Jungwoo eligiera trabajar para el bando de sus padres, el de los adversarios. Claro que, Doyoung intentó traerlo de vuelta. Joder, lo intentó demasiadas veces, tantas que le es imposible contarlas, para este punto. Sin embargo, falla tras falla, el chico terminó por hacerse la idea de que Kim Jungwoo era su némesis y su más grande decepción.

Las cosas continuaron prácticamente igual luego de eso. Jungwoo se consiguió un traje, una máscara, tiñó su cabello de rubio y maquilló su rostro con los colores más intensos. Se transformó. Doyoung sólo pudo ser un mero espectador de ello y se odió por eso. Aun así, hacía todo lo posible para mantenerlo a raya, mientras que en lo que a él respectaba, simplemente continuaba con lo suyo, luchando contra los malos. La mayoría de las veces sin ayuda.

A pesar de todas las continuas discusiones y peleas entre ambos, Doyoung creía que era gracias a él que Jungwoo no había perdido totalmente el juicio, debido a que siempre andaba detrás. Sabía muy bien que su vecino era alguien que se encendía rápidamente cuando lo reprendía, pero no importaba, seguía siendo igual de duro con él. Lo que no entendía era por qué Jungwoo solía ser quien iniciaba el contacto físico y después lo apartaba malhumorado. Quizás simplemente no le gustaban los abrazos.