Uno

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Sueños.




—Muy bien, alumnos, pueden ver todo lo que hay en la mesa y alzar lo que les llamé la atención —dijo la profesora—, todo es parte de mi colección.

Observé como todos los alumnos se acercaban al mesón grande y tomaban diferentes cosas, la mayoría fascinado, otros asustados, algunos confundidos. Di una vuelta alrededor, detrás de los demás, sin mirar nada en realidad.

Potter tampoco se acercaba a la mesa, para él todo debe ser conocido al haberse criado entre muggles. Dudo que encuentre algo que él no haya visto antes.

Sin embargo, algo si llamó mi atención, un objeto demasiado pequeño y de color negro con plateado, por un momento pareció brillar. Lo agarré con lentitud, de algún modo temiendo que fuera algo malo.

No tenía idea de lo que era, pero cabía perfectamente dentro mi mano cuando la cerraba en un puño. Mirando cada parte descubrí que estaba bloqueado y cuando la desbloqueé se abrió rápidamente.

Parecía tener los dientes de un vampiro, tenía dos arriba y el mismo par abajo. Al acercar mi dedo me di cuenta de lo filosos que eran, pero al querer cerrarlo nuevamente con mi dedo adentro, la profesora me detuvo.

—Señor Malfoy, hacer eso es muy peligroso.

—¿Entonces por qué trajo objetos peligrosos al salón de clases? —objeté quitando mi dedo de esos dientes.

—Se debió mezclar entre los objetos para hoy— comentó mientras negaba con la cabeza—. Sin embargo, si quiere saber más sobre él, se llama sacagrapas.

—¿Se inspiraron en los vampiros para hacer esto, verdad? —pregunté mostrándole el objeto en mis manos.

—¿Lo dice por los colmillos? —Asentí ante su pregunta—. Bueno, no estoy segura de ello, pero también había pensado en esa posibilidad.

—... —Me quedé mirando nuevamente esos colmillos, jamás había pensado en los vampiros—. ¿Y su mordedura dolerá tanto como la de ellos? Hasta el punto de  perforar tu piel y hacerte sangrar.

—¿Por qué no lo intentas, Malfoy? Y nos dices si duele o no. —Potter se acercó a la mesa.

—Claro, dame tu mano y lo intentaré, si gritas demasiado sabré lo mucho que duele, y sino, no son como los dientes de un vampiro.

—Nadie intentará nada —aclaró la profesora Burbage—, ahora regresen todo a su lugar y vuelvan a sus asientos.

Volví a colocar el seguro a la sacacrapas, pero solo hice el amago de devolverla, ya que la oculte bajo la manga de mi túnica para llevármela. Me había gustado demasiado, no quería dejarla.

Podía sentir el objeto metálico y frío entre mis dedos mientras veía a los demás alumnos escribiendo lo que la profesora dictaba. Pero para mí no tenía caso escribir, ni para Potter, ambos estábamos aquí por un castigo que duraría solo una clase.

Me giré a verlo, pero tenía su rostro enterrado entre sus brazos, supongo que ya era suficientemente malo que también nos hicieran sentar juntos.

Cuando tocó el timbre de final de clases, agarré mi mochila y salí de manera veloz hacia un lugar alejado, necesitaba alejarme de todos, pero por más que pensaba no sé me ocurría un lugar en concreto y terminaba dando vueltas por los pasillos.

—¡Draco! —Me detuve maldiciendo por lo bajo al escuchar esa voz—. Te estaba buscando desde hace rato, ¿dónde andabas? Se supone que nos encontraríamos cuando tu castigo acabará —dijo mientras yo hacía un gesto de disgusto ante los reclamos.

Sueños juntos (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora