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París siempre me resultó un lugar hermoso, claro, hasta que ahora estoy aquí, realmente suele ser algo deprimente estar sola, las personas no son tan afectivas como estaba acostumbrada, no se siente ese calor en mi pecho, pero bueno, era lo que yo quería, ¿no?

El agua de la tina siempre en la misma temperatura, mis jabones de olores y mi cuerpo desnudo sobre éste. Todos los días era la misma rutina, recuerdo mi primera vez en París; el departamento era tan grande, tan espacioso, tenía una cama tamaño King , los colores de la habitación eran tonos claros, iban desde el blanco, rosa y azul pastel, tenía grandes ventanales y una puerta doble que daba a la terraza, era estar en un cuento, lo primero que hice fue salir a la terraza y admirar el hermoso paisaje que tenía, sentía que estaba soñando, giré y vi a Dante recargado en el marco de la puerta, tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

- ¿Te gusta, cariño? - me mostró sus perfectos dientes blancos en una sonrisa tan sincera, no pude evitar ir a sus brazos.

Solamente rocé mis labios con los suyos en señal de lo emocionada que me sentía y me encaminé hasta el baño, la tina me pareció tan hermosa, las baldosas eran azul claro y tenía un espejo enorme, realmente no pude evitarlo y me deshice de mi vestido, desate los moños de mis hombros y dejé que se deslizara sobre mi cuerpo, hasta llegar al suelo, sentí unas manos en mis caderas haciéndome girar y unos enormes ojos castaños me absorbieron, sentí sus suaves labios sobre los míos, recorrer mi mandíbula hasta mi cuello, mientras retiraba mi ropa interior, no podía evitar el soltar pequeños suspiros ante sus toques, mis manos se sentían ansiosas, hasta que empecé a desabotonar su ropa y sentir su calidad piel sobre mis palmas.

Lagrimas calientes se deslizaban sobre mis mejillas, no podía evitar el soltar pequeños sollozos al recordar ese tiempo donde todo me parecía tan hermoso, ahora todo se volvió verdaderamente tan doloroso, solo siento la opresión en mi pecho y estas inmensas ganas de llorar por un año entero.

Salí de la tina, realmente no me importaba que estaba dejando un camino de agua por donde pasaba, tomé una toalla del estante y la aseguré en mi torso, desde mis pechos hasta mis muslos y salí del cuarto de baño, entre a mi armario y tomé el primer conjunto de ropa que visualice, me detuve a ver mi reflejo un momento, seguía tan joven, mi cabello corto seguía con ese brillo, todavía conseguía algunas ondas en mi cabellera rubia, realmente siempre me gustó que estuviera corto, mi piel tan blanca como la nieve ahora tenía un ligero toque apiñonado, mi piel seguía tan firme, seguía teniendo mis cintura pequeña y las curvas de mis caderas seguían relusiendo.

Salí del edificio donde vivía con dirección al Museo de Montmartre donde tendría que hacer una evaluación a unas fotografías, paré al primer taxi que vi acercarse y le di la dirección. Veinte minutos después me encontraba cerca del museo, tendría que encontrarme con Didier Allard para revisar sus fotografías, era un muchacho con mucho potencial, no sería difícil, tenía muy buen ojo para reconocer el talento y ese chico a sus 19 años lo tenía, era tan adorable con sus mofletes abultados y sus pequeños ojos celeste, irradiaba luz. Ya había trabajado con él y no dudaba de su capacidad, pero él si lo hacía, tenía tanto miedo de fallar y yo moría de ternura cada vez que lo veía. Ahí estaba, esperando de pie en la entrada del museo, por más que hubiésemos trabajado juntos, jamás le he dado mi dirección, siempre solemos vernos en museos, cafeterías o en mi galería.

- Didier. - dió un pequeño brico por el susto, no pude evitar sonreír, siempre fue tan tierno.

- ¡Adonay!, pensé que no vendrías, estaba empezando a asustarme, temía que me dejaras plantado, tengo las fotos y creo que son muy buenas, espero que te gusten, hice mi mejor esfu..-

- Tranquilo. - lo interrumpí. - respira, ¿te parece si vamos por un café? - le ofrecí.

Me sonrió de forma tímida y asintió con su cabeza. Nos dirigimos a la cafetería más cercana, después de haber pedido nuestras bebidas, le pedí que me mostrara su trabajo, inmediatamente abrió el sobre donde ven8an sus fotografías y me las entregó.

- Son asombrosas, Didier. - estaba impresionada, aunque sabía de su capacidad, siempre terminaba sorprendida del talento que poseía. - quedarán perfecto con el concepto para la revista.-

- Gra-cias, Adonay. - dijo con un pequeño rubor en sus mejillas.

Pasamos varias horas hablando sobre sus fotografías y que necesitaría más material, me habló sobre algunos proyectos que tenía en puerta, estaba realmente emocionado, me alegra mucho que tenga este tipo de oportunidades, me recuerda tanto a mi, tan emocionado por aprender, tan lleno de dudas y de ganas de descifrar cada misterio a su alrededor.

Tenía que llegar a mi apartamento, ya eran pasadas las 11 de la noche, tomé el primer taxi que encontré hasta llegar a mi edificio, era un lugar elegante y aunque estaba acostumbrada a el, no lo sentía como mi hogar, quise cambiarme tantas veces d...

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Tenía que llegar a mi apartamento, ya eran pasadas las 11 de la noche, tomé el primer taxi que encontré hasta llegar a mi edificio, era un lugar elegante y aunque estaba acostumbrada a el, no lo sentía como mi hogar, quise cambiarme tantas veces de lugar, pero algo me detenía, su fantasma seguía ahí y aunque sufría por él, todavía seguía en ese departamento, siempre fuí tan masoquista, él siempre me lo decía, recuerdo que al llegar la noche besaba mis mofletes y me acomodaba en su costado, mientras yo acomodaba mi cabeza en su cuello, deslizaba mi nariz por toda la extensión de su cuello, desde su barbilla hasta su pecho, dejando pequeños besos en éste y sonreía cuando lo escuchaba suspirar, él amaba respirar el aroma de mi cabello, siempre me decía lo maravillosa que era, antes de dormir, daba besos amorosos sobre mis labios y al final dejaba un casto beso sobre mi frente, ese simple rose me hacía sentir querida.

Lentamente cerré mis ojos, sentía como mis mejillas se encontraban húmedas, no se en qué momento empecé a llorar, solo se que seguía haciéndolo, recordarlo hacia que mi corazón doliera demasiado, pero era algo con lo que tenía que vivir, el recuerdo de ese hombre me perseguiría por siempre, su forma de mirarme seguía en lo más profundo de mi mente, como recorría mi silueta con sus dedos, son sentimientos que quedaran en mi memoria por siempre y realmente no me arrepentiría de nada de lo que viví con él.

Lentamente cerré mis ojos, sentía como mis mejillas se encontraban húmedas, no se en qué momento empecé a llorar, solo se que seguía haciéndolo, recordarlo hacia que mi corazón doliera demasiado, pero era algo con lo que tenía que vivir, el recuer...

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Hola terroncitos💕

Espero les guste ésta historia, trataré de actualizar pronto, los amo.💜

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2022 ⏰

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