Mi meta era fundirme en tu pecho sin que nada pudiera separarme de ti. No quería que los pensamientos que poseía se embargaran en mi mente cada vez que te veía. Sé que lo amabas, lo veía en tus ojos. Pero no lo mencionaría, con verte feliz me bastaría. Pero el dolor era intenso, no lo podía evitar. Trataba de borrarlo bailando, desdibujando mis ganas de amarte sobre la pista de baile, esparciendo mis deseos de que fueras solo mío por la estancia. La música borraba mis pensamientos de tu persona de mi mente. El sudor limpiaba tu rastro de mi piel. Las lágrimas expulsaban mis sentimientos por ti. Pero a la vez, mis pies trazaban el camino que mis manos querían hacer por tu cuerpo. Mis muecas reflejaban la angustia que suponía para mí ser el estar separado de ti. Mi esfuerzo equivalía al cansancio que podría ocasionar estar encerrado en tu interior. Mi mente luchaba por crear esa escena, pero la música se lo impedía. Mi respiración era la muestra de lo que causabas en mí, dejándome sin aliento incluso no estando aquí. ¿Qué hacer para borrar el amor que siento por ti? Dime cómo, por favor. Mi interior no lo soporta más.
El tiempo pasa invencible, mostrándose el vencedor de mis noches de insomnio. La Luna se une a él y se ríen de mí por no poder continuar. Quisiera saber cómo hemos llegado a esta situación, el cómo se ha hecho normal verte con él. Quisiera revivir el momento aquel donde descubría mis sentimientos por ti y me asustaba. ¿Por qué no te lo había dicho antes? ¿Por qué no fui valiente? Así por lo menos, si me rechazabas, podría borrarte de mi mente porque sabría que, al menos, lo intenté. Pero no, como cobarde que soy, decidí esconderlo por miedo a ese preciso rechazo. No quería que me vieras como un monstruo por el hecho de que sentía cosas por el mismo sexo. Que tonto fui. Tú mismo sentías aquello, me comprendías. Y cuando lo descubrí, sentí mi interior desgarrarse en pequeños pedazos. Recuerdo que venías muy feliz, con aquellos ojitos brillando, llamándome por el apelativo cariñoso que solías usar. Me giré preguntándome el porqué de que estuvieras así. Rápido, me sentaste en el suelo y dijiste:
—Me gusta.
Esas palabras, sumadas a su nombre, me dejaron helado. El que empezaras a preocuparte por mi estado, hizo que reaccionara con falsa alegría para no equivocarte. No quería que pensaras que dejaría de ser tu amigo porque te gustara un hombre, por supuesto que no, porque eso mismo temía yo si tú descubrías mis sentimientos por ti. Así que, velozmente, me dispuse a gritar eufórico y a repartir besos por tus mejillas, como tanto te gustaba, para acallar el malestar de mi pecho. Tu risa llenó la sala, quebrándome un poco más.
—Te amo Hobi.
Te miré y sonreí emocionado, como desearía que me amaras como yo lo hago.
—Yo también—respondí abrazándote contra mi pecho para que no pudieras ver mis lágrimas.
Cayendo en el suelo con la respiración agitada, rememoré el cambio que sufrió nuestra amistad a partir de ahí. Las tardes que antes nos dedicábamos a hacer tonterías, fueron reemplazadas por consejos sobre cómo poderte declarar. Las noches en vela hablando de nuestros sueños e incertidumbres, fueron sustituidas por llantos por no poderle decir lo que sentías. Te comprendía tan bien... Sabía por lo que estabas pasando, pero no podía decir nada, solo consolarte y esperar a que te quedaras dormido para poder expulsar un poco de la pena que acumulaba en mi interior.
Finalmente, el día llegó. Tras mis ánimos de que todo iba a salir bien, fuiste a su habitación. Pasaron horas hasta que te volví a ver. Y fue más doloroso que el que entraras. Tus mejillas sonrojadas, tus labios hinchados, tu pelo revuelto y tu ropa descolocada, me confirmaron lo que había ocurrido en aquella habitación. Pero lo que más me lo afirmó, fueron tus ojos que brillaban felices haciendo conjunto con tu sonrisa amplia. Algo en mí se desprendió para no volver a ser como antes. Alguien te había hecho suyo, alguien, ocupaba el lugar que nunca podría ser mío. Con lágrimas en los ojos, te recibí en mis brazos y te di mi enhorabuena, ya no volverías a sentirte triste por no ser correspondido.
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Cause I Care
Short Story"Me había refugiado en el baile para no tener que ver esa sonrisa que no iba dirigida hacia mí, sin embargo, tu risa se oía alta y clara, haciendo eco en mi destrozado corazón que no dejaba de ansiar tu amor". --En esta historia hay Vkook, vhope y y...