Parte unica

1.7K 144 73
                                    

¿Cuántos años habían pasado?

Sabia la respuesta de ello pese a desear olvidarlo, podía sentir sus recuerdos tan fuertes y latentes dentro de él que lo hacia estremecerse, sintiendo como toda su piel se erizaba y un costado de su cuello ardiera. Maldiciendo entre dientes, llevó su diestra hasta su cuello, sintiendo con desagrado aquella vieja cicatriz de lo que alguna vez fue la evidencia de un amor incondicional, ahora... era solo un recuerdo de lo estúpido que fue al creer en esas patrañas del destino.

─Chūya...

Aquella voz gruesa adormilada, provocó que saliera de su propia ensoñación, volteando a ver a su compañero de cama. Mostrándole una tranquila sonrisa, Chūya estiró su mano desnuda y la posicionó sobre la cabellera rubia de Kunikida. Apreciando el ceño fruncido del rubio, sus ojos conectados en una tranquilidad placentera mientras ambos compartían cama en una noche fría como la que estaba haciendo hoy. Ambos desnudos con una sola sábana blanca cubriendo su cuerpo, Doppo recostada boca abajo abrazando una almohada y Chūya sentado con su espalda recargada sobre el respaldo de la cama.

─ ¿Te desperté? ─su voz serena y sin elevar ningún tono, comenzó acariciar la revoltosa melena rubia del mas alto. Mientras pensaba que tenia una gran suerte de tener a alguien como él a su lado, sin pedir nada a cambio, Kunikida estaba a su lado y lo ayudaba con su celo aun si no debía por qué.

No... dentro de él sabía la razón por la cual Kunikida pasaba esas noches con él, pero su lado egoísta le cubría sus ojos con una venda y así poder vivir sin tantas culpas.

El rubio negó, tomando asiento a su lado permitiendo que las sábanas blancas cubrieran de su cadera hacia abajo no tardo en acercar su mano hasta el mentón del pelirrojo y hacer que lo viera a los ojos, con esa expresión seria que le daba a entender a Nakahara que fue descubierto, hizo que Chūya solo suspirara resignado y elevara una de sus cejas.

─ ¿Tan obvio soy?

─Solo al inicio, en medio y al final de tu celo. ─Dolía... sintiendo una impotencia al ver los ojos apagados de su compañero.

Él... él no era un Alfa y lo que mas le dolía, era saber que no era el predestinado de Chūya. Teniendo sus choques al inicio que se conocieron, con los años, fue descubriendo la razón de su molestia, pues... ¿Cómo no enojarte si la persona de quien te enamoraste no cumplía ni con diez de tus requisitos para ser tu pareja ideal? Un golpe muy fuerte para Kunikida, pero no tanto como saber que esa persona que amas jamás iba a poder corresponder sus sentimientos con la misma intensidad.

Ambos lo sabían...

─ ¿Te esta doliendo? ─Desvió su mirada al cuello de Chūya, preocupado por el pelirrojo, su expresión se había hablando, llevando su mano a la mejilla de Chuya mientras le repartía una cariñosa caricia, mirando como es que el omega incluso había ladeado su cabeza para poder sentir aun mas su calor. Parecía un cachorro herido que buscaba un poco de consuelo, aun si no era de la persona que su corazón deseaba. Guardando silencio por un momento, parecía que como todas las veces que se terminaba su periodo de celo, Chūya terminaba por recordar su pasado, un doloroso pasado que aun hoy en día lo seguía atormentando y del cual no podría darle fin, al menos él no podría dárselo.

Si tan solo fuera un Alpha...

─Estoy bien... tomare una ducha.

Sus palabras quedaron atoradas en su garganta, mirando como es que Chūya apartaba su mano y se levantada de la cama importándole poco su desnudes. Ni siquiera lo miró cuando se marchó de la habitación dejándolo solo en ella. Suspiró, sintiendo la proximidad de una migraña, terminó por recostarse una vez mas en la cama, mirando al techo.

Lazo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora