/Cap 1/ asylum

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Se dice que la vida para los niños de 11 años está rodeada de amor; padres que los abrazan hasta que no sientan los bracitos, comida deliciosa sobre la mesa, besos en la frente y caricias en las mejillas. Juguetes por todas partes, una cama caliente y amigos con quienes jugar.

Pero eso era algo que BaekHyun nunca había tenido; su vida era aburrida y vacía, llena de pinchazos de agujas que le daban muchos dolores de cabeza, voces por todos lados hablando día y noche sin parar, reflejos propios que corrían por su habitación.

En vez de abrazos, tenía golpes; en vez de padres; tenía doctores que lo vigilaban a cada hora; en vez de comida deliciosa, sólo tenía esa fea avena gris que le daba nauseas; en vez de besos y caricias, tenía zarandeos y moratones; en vez de juguetes, tenía un dolor en su pecho que permanecía latente y amargo, mismo que lo volvía cada vez más vulnerable.

BaekHyun perdió a sus padres siendo muy joven. Su abuela se había negado a hacerse cargo de él, así que lo dejó con apenas 6 meses de edad en una clínica en la cual en vez de pensar en ponerlo en adopción, lo utilizaron como su rata de laboratorio, convirtiéndolo en un pequeño experimento; un arma fulminante, capaz de deshacerse de lo que sea menos de su propio dolor.

Ellos decían que la razón por la que había llegado allí era por su poder, algo nunca antes visto. Era capaz de hacer ilusiones a su gusto, podía crear ocho clones de sí mismo a la vez, cambiar la realidad de cualquiera a la que él deseara y entrar en los sueños de las personas.
Y eso sólo era lo que se había descubierto hasta ahora, ya que tras cada prueba se juraba que había algo más en él, o mejor dicho, ellos lograban algo más.

Hace mucho no lloraba en su habitación. Hace mucho no tenía las luces apagadas. Hace mucho no veía por la ventana, pero gracias a su buen comportamiento, habían puesto un reproductor de música en la sala, alegrando un poco sus días.

Su mirada se mantenía perdida en las estrellas, en el reflejo de la luna sobre el lago, en los árboles frondosos. Deseaba tanto no sentirse sólo, deseaba tanto ser libre, deseaba tanto su felicidad, que hasta pensaba que pedía demasiado para el corto tiempo que le quedaba, ya que según los doctores, su expectativa de vida no pasaba de los 14 años. Y eso siendo optimistas.

Pero BaekHyun se quebró.
Su llanto era tal esa noche, que no dejó dormir a nadie.
Y no por el ruido, sino por la manera en la que cada vez que una lágrima caía por sus mejillas, la cabeza de alguno de los doctores dolía un poco más, hasta el punto de dejar a su mayoría aturdidos.

No recuerda haberse dormido, pero sí recuerda que cuando despertó estaba en su fría y acolchada habitación, durmiendo en el suelo con vías intravenosas conectadas a su mano y un feo sabor a calmante en su boca. Se levantó forzosamente adolorido, recorrió cada centímetro de la habitación y, para su gran sorpresa, ahí estaba él.
Había alguien más; un niño, semidesnudo, en una esquina, aterrorizado.

Tenía su cabeza entre las rodillas y se le podía escuchar sollozar. BaekHyun subió la mirada a la ventana de los doctores y no había nadie, así que sigilosamente intentó acercarse.

El chico estaba muy asustado, temblaba y su piel se veía como si le fueran a salir moratones tarde o temprano. Una vez frente a él, Baek intentó tocar su cabeza sintiendo como un campo de fuerza lo empujaba hasta el otro lado de la habitación, haciendo que chocara con la pared.

El niño de la esquina subió la mirada y asustado vio como la mano de Baek sangraba y como este sobaba su cabeza algo aturdido por lo sucedido.

Shadow. //Chanbaek// (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora