Los rayos del amanecer comenzaron a filtrarse de un momento a otro mientras se comenzaban a sentir pasos lentos y delicados por todo mi hogar. No me sobresalte al momento de sentirlos, pero sabía que debía rápidamente volver a la cama, para que mi hermana, quien era la persona que supuestamente me ordenaba que despertara para iniciar un nuevo día, de esos que cada vez se volvían más monótonos y sin emoción.
Me recosté rápida y silenciosamente entre las sabanas, pero mis pensamientos no podían relajarse, pues el rostro de Allen lo desmotivaba a eso de una manera masiva, suspiré entre las sabanas cuando los pasos se volvieron aun mas constantes y se escuchaban aún más cerca de mí. Era viernes, el ultimo día de la semana escolar, pero yo sabia que le fin de semana también esperaría el amanecer para llenarme de recuerdos y de esperanzas que no eran correspondidas.
Sentí como la puerta era abierta lentamente, para ese entonces mi cuerpo, casi parecía hundido en el mismo sueño que buscaba una persona todos los días, pero que a mi me era negado, al pensar en mi amor no correspondido.
—Tristán—una cariñosa y armoniosa voz, me hablo con una máxima ternura, mientras mi cuerpo se movía y creaba un gruñido, que intentaba parecer somnoliento—, Tristán—escuche que volvía a repetir mi nombre—. Es tiempo de levantarse.
Un sonido de afirmación salió de entre mis labios, mientras mi hermana, al ver su trabajo realizado, se levantaba de mi cama, y creo yo, emprendía el regreso hacia su habitación.
Levante mi cuerpo de entre las sabanas, mientras veía a mi hermana, que, al parecer, en realidad no había vuelto a su habitación, si no que me observaba, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¿No piensas decirle? —escuche que preguntaba más en modo de afirmación que de pregunta. Lleve mis manos inconscientemente hacia mi corazón que comenzó a latir de una manera frenética que yo no podía detener.
—¿Qué cosa? —intente fingir ignorancia mientras mi hermana me observaba atentamente.
—Tristán, estas enamorado de el—se acerco a mi de manera sigilosa.
Cuando estuvo frente a mí, instalo su mano en mi corazón que latía frenético, aun mas al haberle recordado de a su amor. Mis ojos se abrieron imaginando las posibilidades que se abrirían si le dijera a Allen que lo amaba desde que éramos pequeños y nos conocimos en ese parque. Pero el miedo era mas fuerte dentro de mí, que las esperanzas que mi amor hacia mi mejor amigo podría ser correspondido. Suspire mientras nuevamente los recuerdos me rodeaban, nada en mi me decía que confesar mis sentimientos era un error, nada gritaba que me detuviera, solo mi lógica, creyendo que nadie podría amarme alguna vez no se atrevía a dar el paso necesario para demostrar su punto y demostrar que no le faltaba la valentía.
Mi hermana tomo delicadamente entre sus dedos el rizo que se arrastro delante de mi frente mientras me observaba a los ojos.
—No tienes que tener miedo—murmuro mientras sus brazos me reconfortaban—, eres el mejor chico del mundo, y si Allen no se percata, nunca nada de lo que pase será tu culpa— Asentí en comprensión mientras sonreía un poco—. Llevas diez años enamorado de el Tris, es tiempo de dejar que tus sentimientos crezcan o mueran.
Sus palabras me mantuvieron reflexionando todo el camino hacia la escuela donde se encontraba mi pequeño problema.
Allen, mi mejor amigo y yo, estábamos en nuestro ultimo año de escuela, nos conocíamos desde hace casi once años, y desde siempre habíamos sido casi inseparables. Era el chico mas magnifico que había conocido en mi vida, no contando a todos los capullos que había en mi instituto, por lo que no demore mucho en caer por él, y solamente por él, nunca me había sentido tan atraído por alguien a ese grado.
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Esperando el amor (BL)
RomanceLos seres humanos crecen y viven esperando con la idea de que el amor aparezca y revierta cierta soledad que se alberga en el corazón a la espera de que la alma gemela entre por el dintel de la puerta para acompañarnos por el resto de la vida. Los s...