El café de los corazones tristes.

I

No necesite ni siquiera de tres minutos para encontrar lo que inconscientemente buscaba, escribí la palabra clave y acto seguido me topé con la dura y cruel realidad. Era totalmente cierto cuando me decían que "los hechos valen más que las palabras", una frase realista y a su vez dolorosa.
Frente a mí estaba la prueba de la existencia de otra realidad. Una realidad de la que yo ya sospechaba.
Me quede pensando mientras observaba aquella cosa, y deseaba con todo mi corazón que no fuera verdad y solo se tratara de mi mente confundiéndose. Pero estaba ahí, era un hecho, existía.
No tenía ni idea de cómo o qué sentir, pero estaba segura de que eso era el punto final. Mis impulsos creadores de muchos conflictos, se apoderaron de mi nuevamente y corrieron a buscar una explicación.
No hubo respuesta lógica a lo que mis ojos vieron y mostraron, las frases que leía cobraron sentido. Mi corazón y mi alma se habían partido en dos.
El miedo que yo tenía poco a poco se hacía más grande, la decepción y la tristeza también.
Intenté justificar las cosas, entender el cómo y por qué, pero no encontré ni una maldita respuesta. ¿Había fallado yo? ¿Era mi culpa? No, no lo era. Pero me hice creer que si. Necesitaba escuchar cuál era su justificación.
Deje que me dijera lo que quería pues al final de todo, yo ya conocía la verdad. E indudablemente eso me hizo sentir aún peor.
Con todo lo que yo había visto, las cosas me habían quedado claras. Lo único que yo había pedido todo ese tiempo era que me amara, y al parecer había sido algo que estaba fuera de sus manos.

No sabía cómo era que habíamos llegado hasta ahí. En toda nuestra relación fui hasta el más allá por el, por nosotros. Pero al parecer no apreció nada de eso, no me apreció ni a mi.
Quería que peleara por mi, quería que dijera que no había nadie más, que no podía estar con nadie más y que prefería estar solo a estar sin mi.
Pero no peleó por mi, se fue y eso me partió el corazón.