prologo

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PROLOGO

Una joven pasea por un callejón, sabe que es peligroso, pero ella no fue para preocuparse del peligro, ella fue para ver a Greener, el líder de los peligrosos nukys.

Debe tener cuidado, le dijeron, pero Sheyna no obedece ordenes de nadie, nadie exepto su padre, el capitán Lorder, un hombre exigente y muy controlador, tan frio como el hielo y malvado como el diablo. Sheyna tubo la desagradable suerte de que el capitán Lorder fuera su padre, pero ya no podía hacer nada salvo seguir las ordenes que se le daban, pero esta vez si que el capitán se había exedido en el peligro que daba cumplir sus ordenes.

El callejón en el que se encontraba la guarida de los nukys estaba decierto y cualquier persona normal que hubiera pasado por allí no habría sospechado nada, pero, por desgracia ella no era un persona normal, ella era una perlwin, una criatura muy parecida a un humano pero a la vez tan diferente, las orejas de un perlwin tenían puntas puntiagudas, tenia un olfato afinado y fuerza extraordinaria además de rapidez jamas digna de un humano. Sheyna detecto el aroma a sangre y suciedad en el fondo del callejón, se acerco lentamente hacia el fondo de aquel callejón hasta que pudo ver la pequeña compuerta de piedra que se disimulaba perfectamente contra la pared. Ella empujo la pequeña entrada con firmeza hasta que se habrio 30 cm, era suficiente para ella, se desliso cuidadosamente hacia adentro, cuando estuvo dentro dio un largo suspiro para liberar la tencion pero eso no hiso mas que empeorarla ya que al instante que suspiro dos enormes y malolientes nukys aparecieron delante de ella con intención de atacarla. Antes de que cualquiera de los dos pudiera hacer algo ella dijo:

-vengo que paz, nukys- dijo con calma-tengo una propuesta para su líder y necesito verlo.

Sin mas que decir, un nuky la escolto por el ancho salón donde había nukys a montones. Sheyna observaba con asco a los apestosos nukys, eran enormes de por lo menos 1.90 de altura resultando espantosamente altos, tenían uñas largas y podridas con toques de sangre, fulminaban a la gente con miradas duras y atemorizantes, sus ojos eran de rojo sangre, sus dientes amarillentos tenían hedor a muerto y sus labios eran negros.

Cuando su recorrido termino se encontró con la puerta de la oficina de Greener, la perlwin toco con fuerza la enorme puerta y espero, no se inmuto cuando un nuky muchisimo mas grande que los normales abrió la puerta, cuando la vio, en su cara de formo una mueca de desprecio hacia la joven.

-Qué quieres?- le dijo agriamente.

-Proponerte un trato- dijo con fría profesionalidad.

El nuky se hiso a un lado para que la perlwin pase. Sheyla paso sin si quiera rozarlo en un elegante desplazamiento.

-los perlwin queremos la paz- fue directamente al grano Sheyla una vez que los dos estuvieron adentro.

-si los darlwin quieren la paz que nos den el libro y todo esto habrá terminado-dijo fríamente Greener

-el libro jamas estará en el trato, nuky-dijo firme Sheyla-el libro es nuestro y lo sabes,Greener- Sheyla hablo con calma calculada pero dijo el nombre del nuky con total desprecio.

-NUNCA HABRA PAZ ENTRE LAS DOS ESPECIES HASTA QUE LOS NUKYS POSEAN EL LIBRO DE FRADERS-grito el líder de los nukys cada vez mas enfadado.

-entonces no podrá haber paz entre nosotros-dijo Sheyla sin perder la calma.

-no, jamas será posible si no entregan lo que es nuestro-dijo Greener recuperando la compostura-si pensaron que eramos un problema antes, ahora seremos sus mas grandes pesadillas en vida, jamas se aclarara la paz entre nosotros.

-estaremos listos para lo que venga-dijo retadoramente la parlwin.

Sheyla salio tranquilamente de la oficina y se desliso hacia la pequeña compuerta pensando que podrían hacer los parlwins para acabar con la maldad de los nukys. Obviamente no iba a ser fácil, pero no imposible.

The ParlwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora