La Luna

No hay un final feliz

Nancy; ese nombre que en algún momento me tenía loca, tan dulce, tan amable, tan divertida y sincera, ¿Cómo no enamorarme de ella?. La amaba con mi vida y salíamos siempre, me dí cuenta que quería pasar mi vida con ella y después de años decidimos casarnos; una desición fuerte pero sincera.

—¿Quieres casarte conmigo? —le dije inclinada frente con el corazón acelerado y una gran sonrisa.

—¡Sí! —dió un pequeño salto y yo me paré, nos abrazamos y besamos.

—Estaremos juntas por siempre, ¿Verdad?

—Sí —me respondió con una sonrisa y sus mejillas rojas

Nos casamos jóvenes, con tan solo 24 años y tuvimos la vida que cualquier persona casada desearía tener; viajamos por el mundo y tuvimos demasiados recuerdos, éramos super cariñosas y nuestro amor siempre era notorio pero no todo sería para siempre.

Después de 6 años casadas, ya nada era lindo; Nancy dejó de querer salir conmigo y salía con sus amigas; dejó que ser tan cariñosa y ya no hablábamos tanto.

Después de hablar con ella, hace unos meses, ella dijó que había dejado de amarme y me engañaba con otra chica; lloré como nunca y no porque me engañara si no porque había dejado de amarme, ya nada funcionaría así.

Después de eso, comenzamos a distanciarnos demasiado hasta que un día ella salió y yo que quede sentada en una silla llorando desconsoladamente y ella entró.

—Se acabó — dije entre lágrimas.

—Pero no tiene porqué hacerlo...puedo...podemos...— Nancy me vió y se sentó frente a mí con una facción triste.

—Claro que sí, no podemos continuar con esto si no hay nada que nos una ahora— tome mi cabello y me tranquilice.

—...—ella solo me miró con su notable tristeza y después suspiró.

—Sabes que si ya no hay afecto, ya no hay nada —mi voz se hizó más suave y comenzaba a temblar.

—Tienes razón —suspiró y se sentó— ¿Qué haremos al respecto?

—Supongo que es muy obvio—mire a un lado y me acerqué al refrigerador y tomé dos cervezas— divorciarnos —dije alzando los hombros y abriendo una cerveza.

—Nancy suspiró de nuevo— claro, claro.

— Debemos preparar los papeles. —le dí un trago a la cerveza y volví a sentirme triste.

Después de eso, arreglamos todo para el divorcio y al fin todo terminó.

Quería tener un matrimonio como el de mis abuelos, casandonos jóvenes y teniendo amor aún después de más de 40 años pero no, no hay un final feliz, al menos no con ella.

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Sofía ▶ -SW_BlackHat-