Tenebris

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El sol estaba desembocándose en el terminar de la pradera. Todo parecía verterse en unas totalidades amarillentas, azules, naranjas y rojas; como un hermoso cóctel infinito que casi podía sentirse tangible y ser capaz de poseerlo como deseo humano. En dónde el horizonte final, es la misma ilusión de él. Las sonatas del aire moviéndose entre las hierbas doradas, y danzantes por la vida, rozaban las piernas de Freddy, otorgándole la seguridad de caminar entre ellas sin que se ofendieran.

Tanta belleza que parecía caber en un vaso, donde se podría descubrir que todo color es una poesía descrita con el mejor verso de la existencia. La paz y la soledad era lo abrumador de ahí.

Olvidaba que todo no es perfecto.

Freddy.

La voz. Sus ojos pestañearon. La luz lo embelesó con su gracia y la razón le dio un motivo. Comenzó a apurarse a atravesar todo aquél campo hasta lo más profundo de él, antes de poder perderse en más de un pequeño laberinto que su mente gustaba de ponerle entre lo igual y exacto. Todo era confuso ahora.

Y ese ahora tenía una plaga. Podía resentirlo en su piel quemada y llena de moretones. Las cicatrices eran acariciadas por unas manos pequeñas, que querían llevarlo dentro de la profundidad de la tierra fértil. Ahora estaba manchado.

No era humano.

¿Por qué?

Todo paró como si el tiempo se acabara, llevándose consigo la voz que quería gritar su nombre. Él la conocía. En el fondo de su memoria estaba tatuado el llamado, la voz, y su nombre. Todo estaba tan presente, pero su lengua no hacía más que enredarse y darle una patada por cada vez que intentara pronunciar aquello que seguramente lo sacaría de ahí. Ahora estaba atado, atado de pies y manos hacía el suelo.

Debía ser algún tipo de castigo divino, ahora su Dios estaba furioso con él.

Cadáveres humanos que simulaban vida, se arrastraban hasta sus pies, otras preferían caminar, y el olor que un principio era una pura fragancia de la naturaleza, estaba inpura por el sufrimiento entre los llantos que procedían de sus gargantas desgarradas.

Lo peor, es que la pradera ni siquiera cambiaba.

La paz seguía allí.

Es tú culpa.

[----------O B S C U R I D A D-----------]

Freddy se levantó exaltado de la cama, sudando.

«Solo fue un sueño», se dijo.

El sol acarició su rostro cubierto por las bandas limpias dignas de un hospital. Apenas unos cuantos mechones castaños querían desafiar a su madre, y se veían amontonados en la parte superior de su cabeza. Oh, pero qué bello era ante Sahara y su extraña concepción de la belleza.

Un sueño, o tal vez una realidad. Era costumbre tener ese tipo de visiones por cada vez que se iba a dormir. Pero no era más que las supersticiones que su mente le tenía por tener ese absurdo miedo a la obscuridad o de que su padre ya nunca llegara.

Pero él seguía ahí, ¿no?

Se puso de pie de la cama con pesadez, y se acercó hasta el espejo. Sus ojos decayeron notablemente al no poderse identificar por aquella mancha que cubría todo lo que alguna vez fue su rostro.

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⏰ Last updated: Aug 02, 2019 ⏰

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LejanoWhere stories live. Discover now