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El sol le dañaba la vista, si no fuera por que era un juego, seguramente estarían quemados a más no poder.

–Kirito-kun... ¿Quién crees que hizó esto? —dijó la flamante peliazul en su traje de baño—

–Te-Tengo mis posibles sospechosos —dijó evitando mirarla—

Su mente no pensaba bien, siempre se encontró con ella a solas, incluso en los momento de intimidad, pero ¿POR QUÉ ESTABA TAN NERVIOSO? sería por que estaban en una isla desierta o por ese traje de baño que le sentaba tan bien.

–Ni siquiera podemos cerrar sesión —suspiró— e incluso no puedo quitarme el traje de baño... Kirito-kun...

Estaba evitando mirarla a toda costa, ella tenía muy en claro que su novio no era el más expresivo, pero a pesar de ese caracter parco lo amaba, amaba aún más que fuera un hombre de "echos y no palabras" ...

...

El día anterior...

Papá, mañana es el día del padre.

El azabache estaba concentrado en su proyecto de clases, como siempre dejó todo a última hora. Estaba en su cuarto, mientras tenía una videollamada con su hija.

, Yui, lo ... —respondió sin quitar la vista del monitor

–¿Tendrás todo el día libre igual que mamá? —preguntó con una sonrisa

, terminaré esto pronto

Entendidodicho ésto corto la videollamada

...

Se conectaron en la mañana, la pequeña hada les preparó un pastel, cuando el azabache sopló las velas automaticamente una luz blanca y brillante cubrió a ambos, todo se puso oscuro.

El azabache abrió los ojos con pezades, el sol dañaba su vista, al levantarse abrió aún más los ojos, SE ENCONTRABA EN UNA PLAYA, tenía un traje de baño puesto. Al voltear a ver a la derecha notó que no estaba solo, la hermosa Undine estaba despertandose.

Recorrieron el lugar y pronto notaron que era una isla en medio de la nada, y que ni siquiera podía activar sus alas, tenían prohibido el acceso al menú. Se encontraban ¿perdidos?.

–¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó el azabache intentando calmarse—

–Como una hora y media —dijó con el dedo indice en su mentón—

Estaba desesperado, no tenían forma de comunicarse ni nada, sospechaba grandemente de su pequeña hija...

Y que éste sería su posible regalo.

Más no encontraba una explicación logica para que la pequeña eligiera esto, sí, era romantico, sí, el traje de la peliazul era exitante, sí, quería lanzarse a ella y hacerla suya... Pero no habían motivos para que su inocente hija pensará sobre cosas así. Quizás solo quizó que tuvieran privacidad y que Asuna estuviera hermosa para él.

PERDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora