Capítulo X

1.4K 162 22
                                    

—A ver, tranquilízate, Eren. No entiendo lo que tratas de decirme —decía Petra tratando de calmar a su amigo—. Si me trajiste aquí, es porque es algo importante. Lo que quieres decirme es algo importante, ¿no es cierto?

El castaño movió la cabeza de arriba hacia abajo con rapidez y gran impulso, repetidas veces.

Petra y Eren se encontraban cerca del baño clausurado, donde nadie pasaba.

—Ok, ok. Entonces, cuentame qué pasó...

—¡Abrigo! ¡Alfombra! ¡Mesa! ¡Silla! ¡Tomar! ¡Negar! ¡To be! ¡Acerca! ¡Muak! ¡Blididida! ¡Plash! ¡Plash! ¡¡Arghh!! —gritó tapándose la cara con ambas manos.

—¡Eren! —exclamó la muchacha tomándolo de los hombros— ¿Qué pasó? Así no te entiendo. ¿Qué pasó? —preguntó preocupada.

Su amigo se sacó las manos de la cara, y en cambio, empezó a arrugarsela.

—Eren, tranquilo. ¡Ya! ¡Ya! Tranquilo. A ver, intenta decírmelo con señas o escribiendo algo... —pensaba en dónde conseguir un papel y un bolígrafo.

Entonces, Eren le mostró las manos. Petra asintió. Luego, cerró la mano derecha en puño y sólo puso el dedo índice firme. Después, con la mano izquierda cerró nuevamente en puño, a excepción del pulgar y el índice que los juntó, así tranformándolos en un círculo. Empezó a mover su mano izquierda hacia la derecha, y metió el círculo en el dedo índice.

Petra exclamó de sorpresa y se tapó la boca con ambas manos. Luego se las sacó y habló rápidamente:

—¡La seña cochina! ¡Acabas de hacer la seña cochina! ¡Acabas de hacer la seña cochina, Eren!

Ambos se movieron intranquilos.

—¿Pero cómo? —siguió hablando Petra— ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Cómo te sentiste? ¿Estás bien? ¿Con quién?

Eren lanzó un grito ahogado al aire. Entonces, sacó una minilibreta que tenía en su bolsillo y un bolígrafo. Empezó a dibujar en el papel y luego se lo mostró a su amiga.

—¿Una casa? —preguntó confundida.

Eren empezó a señalarse a sí mismo.

—¡¿En tu casa?!

Eren negó con la cabeza. Petra pensó detenidamente.

—¿Mikasa?

Eren asintió intranquilo.

—¡¿Mikasa?! —reaccionó gritando.

—¡¡Aghh!! —gritó Eren.

—¡¡Ahh!! —gritó Petra, también.

Cuando dejaron de gritar, Petra empezó nuevamente con las preguntas.

—¡¿Pero qué pasó?! ¡¿Cómo?! ¿¡Qué pasó?! ¡¿Qué hacías tú con ella?!

—¡Verbo to be! —gritó el castaño.

—Claro, ¡inglés! —se chocó la frente con la palma de su mano— ¡Cierto que me dijiste que tú ibas a ir a su casa a estudiar inglés! ¡Ahh!

Petra respiró intranquila.

—¡¿Estás bien?!

Eren se tapó la cara, nuevamente, con ambas manos.

—¡¿Es decir, que tú no querías?!

Eren asintió con rapidez.

—¡¿Practicamente, te violó?!

Petra enfureció.

—¡Es una estúpida!

Eren se sacó las manos del rostro y la miró sorprendida.

—Petra... dijiste una mala palabra...

—¡Ya sé que prometí no decir malas palabras! —exclamó tratando de calmarse.

Suspiró. Ambos suspiraron.

—¿Estás bien, Eren?

—Sí... necesitaba contárselo a alguien...

—¡Ash! ¡Pero se las verá...! ¡Nada más que lo sepa Isabel y la hacemos papilla!

—¡No! —la detuvo Eren— Exactamente por eso te lo conté a ti, Petra. Porque creí que sólo me escucharías. No necesito alguien que me defienda. Estoy bien, gracias.

—¡Pero Eren...!

—Petra, sólo quería contártelo —la interrumpió—. Por favor.

Petra apretó los labios en señal de disgusto.

—Está bien —dijo y bufó.

—Gracias, Petra.

Finalmente, Eren se sentó en el piso recostándose en la pared. Petra hizo lo mismo.

—Y... ¿fue tu primera vez? —preguntó con una vergüenza que intentó ocultar.

A diferencia de Petra, Eren ni siquiera tuvo oportunidad de disimular. La miró avergonzado y se volvió a tapar la cara con ambas manos.

Ella suspiró.

—Te admiro —habló Petra nuevamente.

—¿Hmp? —se sacó las manos del rostro.

—Es decir, cualquier chico en tu posición, estaría presumiendo de que se acostó con Mikasa. Pero tú no. Eres diferente, Eren. Me alegra que seamos amigos. Eres un chico de verdad.

Petra sonrió.

—Es que... Mikasa no me gusta.

—Sí, me puse a pensar en eso. ¿Hay alguien que te guste?

Eren miró al suelo avergonzado.

—Está bien. No es necesario que me lo digas. Dime, ¿pensaste en esa persona cuando lo hacías con Mikasa?

Eren la miró con sorpresa.

—¿Por eso es que la pasaste tan mal y no lo disfrutaste? Y ahora te sientes mal.

Eren sonrió. Su amiga sí que lo conocía.

—Ya no vayas a su casa, Eren —dijo casi suplicando.

—Sí, está bien.

Petra sonrió.

—Te invito un jugo, ¿quieres? —preguntó ella alegremente.

—Y-Yo tengo dinero...

—Sí, pero yo quiero invitarte —dijo levantándose—, ¿vamos? —preguntó estirando su brazo con intención de querer levantarlo.

—Está bien —dijo Eren contento tomando su mano y así levantándose—. Gracias, Petra.

—No es nada. Somos amigos —dijo caminando con una sonrisa.

Y ambos se fueron al kiosco.

~?~

Del curso de Eren, salía una rubia con el cabello atado que caminaba tranquilamente distraída con el celular. Por otro lado, salía Levi Ackerman de su aula, que quedaba en el mismo piso del salón de 3°7, caminando, también. Ambos se toparon por accidente. Sin embargo, la rubia siguió su camino mirando su teléfono. Levi, en cambio, frunció el ceño pero no le dio importancia al notar que estaba distraída.

"Maldita adolescente adicta a la tecnología", pensó él.

Annie Leonhart, sólo se dispuso a sonreír mientras seguía fingiendo que estaba distraída con su celular.


Sin protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora