Misterios de familia.

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     Escuchaba la lluvia caer contra el cristal del auto mientras mis padres conducían a la universidad, el día fresco y el aire moviendo los árboles hacían que me sintiera mejor y dejara atrás los últimos y desastrosos días en Crewdale, nunca pensé que me resultaría difícil dejar todo, en realidad me lo había planteado muchas veces, pero cuando el momento se acercaba me invadió un sentimiento de nostalgia que no me ha abandonado desde entonces.

     Me di cuenta que estaba acostumbrada a Jeny, mi mejor amiga, a la presencia de las discusiones sin sentido de mis hermanos menores, a mis padres sonriendo en la mañana, pero sobre todo a las charlas que tenía diariamente con mi abuela Rose, solía contarme historias de su infancia y de cómo la vida ha cambiado hasta mi generación, aunque la verdad tengo gustos peculiarmente de anciana para tener 20.

     Ahora me dirigía hacia una nueva etapa de mi vida, la universidad estatal de Crewdale, que aunque quedaba en la misma ciudad, aquellos que quisieran ir debían conducir 3 horas desde el centro para llegar, pues quedaba estúpidamente lejos de la civilización; Me reconfortaba un poco la idea de saber que no estaría del todo alejada de las personas que amo, sin embargo, la mudanza representaba un cambio importante en mi vida.

     Salí de mi mente en el momento en el que sentí al auto detenerse, habíamos llegado más rápido de lo que me había imaginado y una parte de mi se negaba rotundamente a salir del auto, pero sentí que debía seguir adelante y no dar rodeos al destino.

     Me acerqué a mamá quién tenía mis maletas en la acera y le di un fuerte y cálido abrazo- Los extrañare- Dije evadiendo mi llanto-Diles a Tom y Dani que dejen de pelear y a la abuela Rose que le escribiré seguido.

     Me di la vuelta y al encontrarme con la mirada de papá tuve que morderme la lengua para evitar llorar como una niña de 3 años, siempre había tenido una conexión muy grande con el y gran parte de lo que soy es por el, me acerque lentamente hacia él para abrazarlo, tratando de ganar tiempo-Todo saldrá bien-Me dijo susurrando al oido-Eres capaz de cosas extraordinarias, y quiero que sepas que siempre estaré orgulloso de ti.

     En ese momento ya no podía hablar, le di un beso en la mejilla, tome mis maletas y sin mirar atrás, sin titubear ni un segundo me dirigí hacia la entrada principal de la Universidad.