Primera regla: "Un Segador de Almas" no elige sobre el bien o el mal, no actúa según la filosofía de un ser superior, ni se cree un Dios con poder para actuar por su cuenta, únicamente hace aquello para lo que ha sido forjado. Segunda regla: "Un Segador de Almas" solo tiene una misión, un objetivo y una recompensa tras acabar con él. Tercera Regla: "Un Segador de almas" se transforma en una sombra que solo actúa cuando la oscuridad lo escolta, es un susurro imperceptible para todos menos para aquel que dio su última bocanada de aire en este mundo, sintiéndose igual que una gélida brisa durante las frías noches de invierno, en definitiva "Un Segador de Almas " es algo que pocos ojos son capaces de captar pero que cada fibra de un cuerpo humano sabe reconocer cuando le llega el final. En eso consiste ser "Un Segador de Almas"... llegar, matar y desaparecer sin dejar rastro... Y eso es en lo que se convirtió mi modo de vida, si es que en verdad se le puede otorgar ese nombre a la forma de subsistir que tenía en este mísero mundo. Sin embargo, ahora todo ha cambiado...
" Si sostienes un arma con intención de quitar una vida, debes estas dispuesto a correr el riesgo de que otro segué la tuya sin piedad"
Tu rotundo primer mensaje calo en lo más profundo de mi ser una vez acepte este oscuro camino y colocaste a "Unmei" en mis manos, aquel sable curvado de un solo filo que empuñada por ti te hacia ver como el mismísimo Arcángel de la muerte, "Azrael , El Maestro Segador de Almas", un sobrenombre más que ostentoso que contrariamente a tus enseñanzas, siempre te posiciono sobre los demás, en el mismo lugar que tú te veías, en lo más alto de esta oscura rueda , dentro de la que me enseñaste a correr.
Pase de ser un simple niño humano, con rostro y sin nombre, débil y atado al miedo de la mortalidad, de un individuo insignificante que detestaba la realidad que le rodeaba y que cometía un error tras otro, a ser un arma en movimiento perfectamente calibrada, con nombre pero sin semblante al descubierto, de cuerpo perecedero pero al mismo tiempo en una posición suprema, casi divina, pues cuando el miedo desaparece y abrazas la muerte como a una aliada la flaqueza desaparece y lo que queda es el mayor poder que se puede controlar. Sin ser un dios, pero si una leyenda que te posiciona a cientos de peldaños por encima del resto, una que se transmitida de forma oral, en mi caso, basada en otro individuo el cual me paso un testigo más que pesado con un listón sumamente alto. Tanto, que por largo tiempo creí no estar a la altura de las circunstancias y expectativas de aquel desconocido que, con el tiempo, acabaría por convertirse en mi ejemplo a seguir, mi meta por alcanzar, mi rival a batir...
No fue nada fácil llegar a lo que ahora soy, más bien, a lo que llegué a ser, sin embargo, siempre fui demasiado terco como para desistir en los primeros intentos, en los segundos e incluso en los terceros. La obstinación siempre fue mi característica más "llamativa", por así decirlo, en aquel tiempo deduje que esa debía ser la única razón por la que capté tu atención. A día de hoy me veo incapaz de sacar una lógica conclusión respecto a ello. Cuestiones como " ¿Porque yo?" o "¿Porque a mí?" rondaron silenciosamente por mi cabeza durante los primeros años de mi adiestramiento y solo ahora comienzan a tener respuesta, una que, en lo más profundo de mi corazón, si es que me queda algo de eso gracias a ti "querido Maestro", me hunde... me has hecho completamente pedazos, pero tampoco busco modo alguno de recomponerme...
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La Sombra Con Rostro
De TodoTras descubrir por accidente la verdad de sus orígenes, un pasado que ni siquiera recuerda como suyo abre a su paso un futuro que hasta entonces era imposible para él... "Isas Fudo, conocido como "Azrael, El Arcángel de la Muerte"o "El Maestro se...