"El Chico de las Frases y Galletas"

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Había un rumor en esa escuela, sobre un chico que regalaba frases y galletas. Sólo pocos sabían de éste. Sólo los que necesitaban un consejo.

Y Escorpio necesitaba uno en ese momento. Un consejo amoroso. Resulta que había este 'chico bonito' que se sentaba frente a él en clases. Uno demasiado egocéntrico al cual no sabía acercarse sin insultarle o ser insultado. Leo aveces llegaba a ser insoportable.

-Ve con el chico de las frases y galletas- le dijo Cáncer una vez mientras almorzaban.

-¿Qué? ¿Para qué?

-Para que te ayude.

-¿Ayudarme en qué?- el escorpión no entendía nada en ese entonces.

-Con el chico, él te ayudará con Leo.

Según Cáncer, era un chico que daba consejos, y galletas, muchas galletas. Un chico que escuchaba tus penas y secretos. Una caja de Pandora. Escorpio al principio no creyó en ello, '¿qué persona iría con un completo extraño a contar sus penas?', '¿quién no?', contestó Cáncer.

Justo había ido allí. Detrás de la escuela, a las tres de la tarde, sentado en aquel árbol. Tuvo que esperar justo diez minutos para verle llegar.

Un chico de estatura mediana, cabello castaño igual que sus ojos, y rostro lleno de pecas. Parecía un niño pequeño. Traía un bolso en su mano derecha.

Sus miradas se cruzaron. Azul oscuro contra marrón chocolatoso.

-Oh, buenas tardes- sonrió mientras se sentaba a su lado.

-¿Tú eres ese chico?- le miró, sospechoso.

-Por alguna razón estás aquí ¿no?- burló.- ¿Cuál es tu problema?

-¿Eh? ¿No preguntarás mi nombre?

-No es necesario. A menos que quieras decírmelo, soy todo oídos- se encogió de hombros.

Escorpio negó.

-Entonces, ¿cuál es tu problema?- repitió.

Se sintió estúpido. Estar allí, junto a un completo extraño del cual ni su nombre se sabía. Tomó un bocado de aire y lo soltó.

-Llevo enamorado de un chico desde el primer día de clases. ¿El problema? No lo soporto mucho y él no me soporta tampoco. Nos la pasamos peleando todo el tiempo- suspiro frustrado.- Él es hermoso. Su piel, sus ojos, su cabello...

Empezó a fantasear. Al darse cuenta carraspeó, mirando al menor que le miraba entretenido mientras comía.

-¿No seguirás? ¿Ya terminaste?- le sonrió.

-¿Acaso esto te parece gracioso?- gruño.

Puso pose pensativa.

-Nop. Pero si me hace gracia que sólo parezca que sientes atracción por él. Tal vez atracción sexual.

-¿Qué?- frunció el ceño.

-No paras de narrar sobre lo hermoso que es, sobre su piel de porcelana y sobre las largas y delicadas piernas que tiene. No me digas que no es atracción.

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⏰ Última actualización: Jan 22, 2020 ⏰

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