Ya en casa me encargué de darme una relajante ducha de agua caliente, realmente lo nesesitaba. Me dolía la cabeza y aún me sentía medio mareada, la música seguía sonando en mi oídos y lo más importante es que aún no podía olvidarme de Alex. Nunca lo había visto en mi vida, ni en el colegio, ni hablando con la idiota de Alison, aunque no me sorprendería ya que el también era un estúpido.
Cuando apagué la ducha escuche los cuchicheos de Amber y Charlotte acerca de lo que había pasado en la mañana, me negué a contarles lo que había pasado sin antes arreglarme un poco, ver mi cara en tal mal estado en el espejo comenzaba a perturbarme. Me puse una camiseta holgada negra, unos jeans ajustados y unas botas negras sin tacón, nesesitaba estar cómoda, me tomé el pelo ,aún mojado, con una liga y me dispuse a salir de el baño.
Charlotte y Amber me esperaban en la puerta de brazos cruzados, vaya, a veces podría jurar que son iguales.
-Ha llegado el momento. Dijo Amber.
-Está bien. Resoplé. Vamos al sofá, no es gran cosa.
Las 2 se encaminaron en silencio tras de mi, sentía sus ojos interrogantes clavados en mi. Parecián mis padres. Al llegar al living nos sentamos , Amber y yo en el sofá y Charlotte en el suelo con las piernas cruzadas como indio.
-Comienza. Dijo Charlotte.
-Ok, ok. Pero no me pongan esa cara de querer golpearme con una jarra.
Proseguí a contarles todo lo que había pasado, desde que llegamos a la fiesta hasta el viaje en bicicleta hasta mi casa. Las 2 se quedaron calladas, probablemente analizando que decir.
-Bueno lo único que debo decir, es que está bien bueno. Dijo Charlotte.
Todas reímos.
-Como sea, no vayan a contarle a mis padres o las destripo, si llegaran a enterarse no me dejarán ni si quiera ir a comprar pan a la esquina. Amenazé.
-¡Claro que no! Pero hablando de pan creo que nesesitamos pan, ayer con los nervios de no encontrarte practicamente nos comimos toda tu nevera. Dijo Amber avergonzada.
-Reí. Está bien salgamos al supermercado, mis padres me dejaron su tarjeta de crédito para hacer la compras necesarias mientras ellos no estubieran aquí.
Me miraron con cara de tener "una fantástica idea". Ya sabía que se venía.
-Asi que... Una tarjeta de crédito... Solo para ti... Mientras tus padres no están.
- Ni-lo-sueñen. Ya se en que están pensando y no va a pasar mis padres me matarían.
-Vamos no tienen por que enterarse. Dijo con suplica Amber. Además nesesitas ropa nueva.
-Estas obligada a ir con nosotras, por último llama para pedirles permiso de usarla, ya sabes como regalo de cumpleaños.
-Está bien lo intentaré. Pero nada más.
Charlotte asintió con la cabeza mientras que Amber se quedaba pensativa.
-Amber......
-Ok, ok está bien.
-Vamos al supermercado ya, antes de que lo cierren, hoy atienden con horario de fin de semana largo.
Fuimos caminando al supermercado que esta a 2 calles de mi casa, no es la gran cosa pero tenía suficientes cosas como para abastecer mi nevera de galletas, panqueques y todo ese tipo de porquerías, aunque por supuesto lo más importante, pan.
Al llegar sonaba una canción de Soda Stereo y todo lucía como siempre, las cajeras haciendo sus cosas de cajeras, los clientes pagando o enfadándose con la cajeras porque algún producto no marcaba el descuento que debería, etc, etc. Y como siempre el guardia ermitaño de la esquina que te observa como si fueras a robar algo o hacer estallar el supermercado o quien sabe que.
- ¡Alfin! Gritó Amber lanzandose sobre el suelo para besarlo y gritar nuevamente. ¡Hemos llegado!
Unas ancianas miraron con cara de repulsión y siguieron su camino comentando sobre la reacción de Amber.... abuelas.
Al notarlo todas reímos.
- Muy bien, ya que terminamos de alabar al Dios supermercado, deberíamos dividirnos para irnos rápido, los supermercados me deprimen. Dije.
- Opino lo mismo. Dijo Charlotte. Yo voy por yoghurt y frutas, Amber tu por el pan ya que anoche te lo embutiste de una forma impresionante y Em tu ve por galletas y tu ya sabes, todo tipo de cosas anti-gimnasio.
Nos separamos inmediatamente y me fui directo a la zona de las galletas. Ya se me había olvidado todo lo que había pasado hasta que BUM. Oferta en galletas "Alex" de chocolate. Me reí de mi misma por recordarlo de una forma tan estúpida, la verdad es que ya no importaba, nunca vería al chico de nuevo. ¿O si? Rayos. Si estaba importandome. Tomé rápidamente unas galletas para desconcentrarme seguir mi camino cuando siento que alguien toma mi mano y dice.
- Em! Eeeeh... hola.
....¿Alex?... Quizás las galletas si eran un señal del destino. Pero al darme vuelta me doy cuenta de que mi paranoia me ha engañado.
Arthut. Otra vez. Estos encuentros estaban hinchadome los ovarios, ya hace semanas que me lo vengo encontrando por done sea que valla.
-¿Arthur? Hola y adios. Le sonreí cínicamente y me di la vuelta decidida a largarme.
- No, espera, quería... disculparme por lo de anoche. Dijo mientras volvía a tomar mi mano, para impedir que me fuera. Fui un estúpido y se que merezco todo tu odio pero en serio necesito que me disculpes.
Lo miré extrañada. ¿Qué había pasado?. No recordaba nada.
- Aaah, si claro, no hay problema. Realmente estaba confundida.
- ¿Lo dices en serio? Wow. Em... además quería hablar contigo uno de estos días, ya sabes acerca de nosotros.
- Arthur, lo nuestro se acabo hace ya tiempo y no pienso volver a ello.
- Por favor...
- No lo siento.
- Vamos Amie. Dijo acercándose, mientras yo recordaba lo dulce que mi nombre sonaba en los labios de Alex y dándome cuenta de lo ridículo que sonaba en la boca de Arthur.
De todas maneras le dije que si. Soy débil ante las peticiones de las personas y aún siendo que Arthur era un cerdo estúpido encarnado en un humano, me era difícil no ceder ante sus peticiones. Quedamos en que iría alguno de estos días a mi casa y hablaríamos del tema, como lo debimos haber echo cuando terminamos, pero nuestra ruptura no fue la mejor de todas, luego de pillarlo con la zorra suripanta barata, arrodillada ante el haciendo impertinencias. If you know what I mean. Se dio la vuelta y se fue, luego de despedirse, claro.
Luego de que se fuera, dejé las galletas "Alex" y tomé otras como una decisión intentando dejar mi paranoia de lado y aceptando que probablemente no lo vería de nuevo. Me largué para buscar a mis amigas rogando por no encontrarme con Arthur el cerdo reencarnado nuevamente, junto a las lechugas o cualquier otra parte del supermercado.
Vaya vida.
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¡Dios meoh lectoras! Hace muchísimo tiempo que no escribía y me siento oxidada como el fierro. Ya se vendrán mas capítulos, prometido. Besotes.
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Alex
Teen FictionUna fiesta. Un chico malo. Una chica buena. Un choque inesperado que cambiará sus vidas.