PRÓLOGO

15 4 3
                                    

La princesa miraba por el balcón el atardecer sobre Hyrule, mañana sería su cumpleaños número 16, otro año más sin cumplir su misión

-Aún me quedan dos años…- murmuró antes de que llamaran a la puerta

-Su Alteza, el Rey le habla. Necesita que se presente en la puerta principal. –  dijo la mucama, esperando a que la princesa saliera de su habitación.

-Dos años… dos años… voy a lograrlo, tengo que hacerlo – murmuraba al son de sus pasos por el corredor; no pudo evitar detenerse en frente de la pintura de su madre. Se veía exactamente a ella aunque un poco más madura, sin embargo, había algo que las diferenciaba, ella logró su encomienda como princesa de Hyrule.
– No te decepcionaré, por Hyrule y todos sus habitantes, lo lograré. – Miraba con determinación aquella pintura antes de continuar por su camino.

..-..-..-..-..

- ¡Zelda! ¡Aquí! – exclamó el Rey con calma y una sonrisa que tranquilizaba a la princesa.

- Padre, ¿Qué sucede? ¿Necesitas decirme algo?-

- Ven, como sabrás, nuestros investigadores encontraron unos vestigios antiguos pertenecientes a nuestros antepasados. –

-Sí, padre. Lo recuerdo… así como al cataclismo. –

-Podemos detenerlo con estas “máquinas”, justo como nuestros antepasados lo hicieron –

- Junto con el Campeón – terminé la frase de mi padre, sin embargo… -

- No ha aparecido y no sabemos cuándo ni dónde lo hará, así como Ganon. Debemos tomar medidas precautorias. ¿Sabes lo que significa? Debes de entrenar y exigirte más, tus poderes tienen que despertar, hasta que llegue el Campeón… eres nuestra única esperanza. – dijo el Rey mientras caminaba hacia una de las “máquinas”.

La princesa se acercó y quedó maravillada con su mecanismo y lo avanzado de su tecnología. Regresó la mirada a su padre y emocionada exclamó.

-¡Padre! Para despertar mis poderes primero debo de entenderlos…madre ya no está, no me pudo enseñar nada sobre ellos… pero creo que entender esta tecnología, tan antigua como Hyrule, aprenderé  más rápido. ¡Lo lograré! ¡Permíteme hacerlo! –

El Rey se asombró por la emoción de su hija, tan igual a la de su madre. No, no podía recordarla, aún era muy doloroso.

-Es riesgoso, algo podría pasarte, hija – fueron las primeras palabras que le salieron, mientras poco a poco su preocupación crecía

- Tomaré los riesgos que tenga que tomar. Es mi deber como la princesa de Hyrule. Padre, te prometo que seré cuidadosa, además, puedo utilizar armas, puesto que me enseñaste desde niña. –

Determinación. Obstinación. – Justo como ella lo haría – susurró para sí mismo el Rey – Bien, puedes hacerlo, siempre y cuando continúes estrictamente con tu entrenamiento y me traigas resultados sobre esta “tecnología”. –

- ¡Sí, Padre! No te defraudaré – la princesa esbozó una sonrisa de alegría.

- Hace tiempo que no veía un atardecer tan resplandecientepensó el Rey, aún observando a la joven princesa.

..-..-..-..-..

El cumpleaños de la Princesa Zelda, cada año se celebra una fiesta y se abren las puertas del castillo para que los ciudadanos puedan entrar a ver a la futura soberana.

- ¡Princesa, princesa! - exclamaba la mucama, mientras la arreglaba -

-Disculpa, ¿Decías? - no consigo concentrarme, dejé los textos, encontrados en la zona arqueológica, traducidos a medias. Se ponían muy interesantes. Los guardianes... -

- Entonces, ¿Qué opina? ¿Los brazaletes de oro o los de perlas? - pregunta la mucama, después de una completa explicación sobre los accesorios -

- Oh, sí. Los de oro, junto con la tiara que completa el juego. - dijo la Princesa, antes de regresar a sus pensamientos -

..-..-..-..-..

- La fiesta fue tan grande, como todos los años - se escuchaba decir a las puertas del palacio. - la Princesa se parece cada vez más a la reina, espero que sea igual de buena gobernando.

- Escuché que tiene más responsabilidades ahora que cumplió 16 años, no sé de qué hablan -

- No lo sé, son asuntos de la familia Real y es normal que no sepamos. -

La gente sale por la inmensa entrada, con dirección a sus casas en la ciudadela.
Hay alguien que se interesó por las conversaciones entre los ciudadanos. Esta persona no pasa desapercibido.

- Disculpen, ¿De dónde vienen todos ustedes? - preguntó, inadvertidamente, a un grupo de hylianos -

- Venimos de la fiesta en honor a la princesa de Hyrule, señorita - contestó rápida y burlonamente el hombre que pronto siguió su paso -

- La princesa de Hyrule... Zelda - tengo que ir a verla -

..-..-..-..-..

- Su Alteza, hay alguien que desea una audiencia con usted y su Majestad. - dijo el soldado, a un lado detrás de la Princesa. -

- Si mi Padre acepta, iré. ¿Quién es, el que desea vernos? - preguntó la princesa, mirando al soldado -


..-..-..-..-..

- Es un honor, su Alteza, su Majestad. - dijo la dama de aspecto peculiar mientras hacia una reverencia - Mi nombre es Mipha, Princesa de los Zoras. Traigo conmigo la encomienda de mi padre, el Rey, de proponerles un acuerdo en respuesta a la carta que envió su Majestad a nuestro reino. Un acuerdo con el fin de vencer, de una vez por todas, al Cataclismo. -



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 20, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Legend of Zelda: Sin El HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora