Crimen Perfecto

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Supuse que ese sería un día donde haría lo mismo otra vez sin que nadie supiera sobre mi particular habilidad.
La señorita Jefferson fue a mi salón a mitad de la clase de matemáticas. Llegó y gritó con un tono ansioso y exaltado, dando los buenos días al grupo.
-profesor, al terminar su clase, envíe a Crowley directo a la dirección, por favor- anunció ella.
Era evidente que querían que ayudara a descubrir al culpable, así que, cuando terminó la clase, caminé directo a la dirección en vez de regresar a casa lo más pronto posible. Ya era la hora de la salida.
Después de ir a la dirección, nos dirigimos a la escena del crimen que estaba en los cuartos principales de las oficinas financieras, hasta el fondo del edificio principal.
Ya estaba acostumbrado a visitar esos lugares. Siempre pasábamos por ahí cada que atrapaba a un nuevo culpable e íbamos a llamar a sus tutores. Los padres también me alababan diciendo cosas como “¿Porqué no eres como él?”. Yo siempre era un ejemplo de conducta perfecta, el hijo que todos quisieran tener. No me gustaba ser halagado de esa manera. Si yo fuese hijo de alguna de esas personas, estaría con la mirada baja, avergonzado y llorando sentado a su lado mientras la directora explica les cuenta cómo fue que quemé la libreta de la pobre chica de primer grado que no tiene amigos.
-Gracias por ayudarnos otra vez, Mickey. -comentó la señorita Jefferson -Es un verdadero gusto tenerte todavía en esta escuela.
-No hay problema -respondí -De otro modo mi vida sería aburrida.
Antes de entrar al cuarto de la escena del crimen, la señorita Jefferson se detuvo tomando la perilla sin abrir la puerta.
-Quizás te preguntas porqué te llamamos para esto. Lo razonable era llamar a la policía, pero creemos que tu lo entenderías mejor.
-¿Entenderlo mejor? -pregunté.
La señorita abrió giró la perilla y dejó deslizar la puerta dejando ver la caja fuerte que estaba detrás, con la tapa botada en el suelo y papeles amontonados por todos lados. Me acerqué completamente perplejo a observar lo que había dentro de la caja. Había una hoja de papel rosa pegada al fondo, también tenía escrito algo.
It’s amazing to have so much money and not spend it.  By: R
Un clásico texto escrito en letras recortadas. Podría ser algo común, pero… ¿Qué significaba eso de “By: R”?
Observé el papel mientras la profesora y los secretarios estaban detrás de mi, viendo lo que hacía. Ahí no podía abrir la puerta de retroceso temporal, había mucha gente viéndome. Si desaparezco de repente, todo el mundo aquí enloquecería. Este poder es más complejo de lo que parece. No me podía arriesgar a ser descubierto, no me gustaría ser un ratón de laboratorio por tener extraños poderes. Decidí utilizar mi cabeza y hacer algo al respecto.
“It’s amazing to have so much money and not spend it”, ¿qué querrá decir con eso? ¿Quiere gastarse el dinero de la escuela? ¿Dejó un mensaje anunciando sus intenciones sólo para burlarse?...
Observé detenidamente lo que estaba escrito y me di cuenta que había letras con fuentes y que parecían venir del mismo lado. Por mera curiosidad comencé a conectar las letras de fuente similar. Ahí estaba. Había letras que había visto antes, pero… ¿de dónde vienen?
Eso es. El profesor de física tenía una forma muy particular de escribir. Siempre con letras muy grandes y redondas. Sin duda era su letra.
Parecía ser la única fuente cuyas letras eran recortadas de una fotografía. Era una fotografía impresa sobre una hoja de papel, recortada y pegadaen pedazos para dar a entender un mensaje oculto.
Al unir las letras, se formaba la frase “IS UNDER”.
-¿Under? – voltee a ver al suelo y busqué lo que sea que estuviera debajo, Había algo parecido a una gran puerta que conducía debajo de ese cuarto, pero estaba sellado.
El retroceso temporal también podía servir como un “agujero de gusano” si solo retrocedía una milésima de segundo. Metí mi mano derecha a mi bolsillo y abrí una pequeña puerta que conducía debajo del piso de madera. Sentí un pedazo de papel parecido a un billete.
Logré descifrarlo, el dinero fue escondido debajo del cuarto. Nadie se llevó nada. Todo estaba bajo mis zapatos.
Más tarde abrieron la puerta del suelo con ayuda de un carpintero. Todas las reservas estaban ahí. Ni un centavo más, ni un centavo menos.
¿Con qué propósito habían hecho esto? Este fue un caso extraño. Lo único que hicieron fue mover de lugar el dinero sin llevarse nada, y aún así rompieron la tapa de la caja fuerte. ¿Cómo fue que pudieron romper una caja hecha de acero macizo? ¿Cómo metieron ahí el dinero? ¿Con qué propósito hicieron esto? ¿Quién fue el responsable?
La directora me llevó de nuevo a casa y le explicó a mi mamá la gran hazaña del día, como era de costumbre. Llegué a casa tres horas después de lo acordado, pero mis padres no me regañaron ni me llamaron la atención, simplemente lo dejaron pasar. Subí a mi cuarto, lancé mi mochila sobre la cama y me acosté boca arriba. Solo quería pensar. Solo quería pensar en lo que había sucedido. Mientras más pensaba, más dudas tenía, pero estaba seguro de que el responsable sabía que yo iba a estar ahí. Era una persona de mi escuela. Seguramente también era un estudiante.
El profesor de física siempre solía dar permiso para tomar fotografías de los apuntes que hacía en el pizarrón.
Under. Under. Under. Under. ¿Cómo terminó debajo del suelo? No había agujeros, astillas ni rastro de nada. Además, el carpintero dijo que esa puerta no se había abierto en más de treinta años. Estaba completamente intacta. Parecía imposible, pero alguien pudo meter todo ese dinero ahí adentro.
¿Porqué lo hizo? Es obvio que sabía que iba a estar allí. Él quería probarme algo. ¿Qué quería probarme?
Llegué a pensar en la posibilidad de la intervención de alguna especie de poder igual al mío y creí que sería ridículo. Nunca había conocido a nadie además de mi que tuviera poderes. Pensé en la naturaleza de éstos, en su función y su relación con las leyes físicas. Terminé dándome cuenta de lo obvio; mi poder consistía en la manipulación del espacio-tiempo dentro de una sola línea temporal. No podía cambiar ningún futuro, todas las decisiones que tomara al retroceder ya estarían hechas. Esto difiere muchísimo del concepto popular del viaje en el tiempo. Yo solo podía viajar al pasado sin volver al futuro. Si retrocedí cinco horas al pasado y quiero volver al presente, no me queda de otra más que esperar esas cinco horas.
No quería pensar en la opción dónde el responsable del incidente de hoy tuviera poderes. Tenía que comprobarlo por mí mismo, pero no sabía dónde buscar. Decidí volver cinco horas al pasado.
Salí deprisa y tomé mi bicicleta. Pedaleé con fuerza en dirección al escuela. No debía de tardar mucho, el límite de tiempo se desplazaba cada vez más lejos de mi oportunidad de encontrar a esa persona. Al responsable del incidente de esta tarde.
Retrocedí cinco horas en el tiempo. Son las 10:37 a.m. Me sentía agotado y necesitaba comer algo, así que pedalee con fuerza hacía la tienda más cercana para comprar provisiones. Era necesario para utilizar en cantidades menores la puerta de retroceso, pues ocuparla gasta muchísima energía del usuario. Por lo menos debería de ser capaz de moverme por pequeñas puertas de milésimas de segundo.
Si la naturaleza de mi poder es capaz de manipular una característica física como es el espacio-tiempo, debía de asumir que el posible poder de mi enemigo podía manipular algún otro aspecto físico. No quería pensar en esa posibilidad, pero eventualmente se volvía inevitable tomarlo en cuenta.
Encadené mi bicicleta en un poste y me metí por el ducto de ventilación que salía por la parte trasera del edificio principal. Quería averiguar si el ladrón tendría contemplada mi asistencia a esa hora. Ahora lo que me preocupaba era que supiera algo sobre mi poder. Eso daría más sentido al hecho de que haya querido comunicarse conmigo, si es que también tenía poderes.
Seguí arrastrándome por el ducto de ventilación buscando las oficinas financieras para ver si podía obtener alguna pista sobre el ladrón. Me guié por el sonido de los salones en plena clase. Como era el policía escolar, me sabía los horarios de la mayor parte los grupos que tomaban clase en el mismo edificio que yo. También conocía a todos los profesores y reconocía sus voces, dependiendo de la voz que escuche, podía saber en qué parte de la escuela me encontraba. Era bastante ventajoso ser el favorito de los profesores.
Mientras me arrastraba, escuché el crujido de una hoja de papel. No me di cuenta que estaba aplastando una bola de papel. Los ductos que estaban sobre los corredores estaban muy sucios. No tengo idea de cómo es que lograban meter tantos desperdicios dentro de ese lugar. No había forma de meter nada. Los ductos estaban sellados.
-Sellados. -reafirmé. Sin darme cuenta, me había metido en un vertedero de basura escolar. Si seguía aquí, podría alertar al ladrón. El ruido que provocaba era bastante molesto y notorio. No sabía qué hacer. Ya me había movido hasta los salones de computación. Mide computadoras poder era inútil en lugares donde abundaban aparatos que consumían grandes cantidades de energía eléctrica. Había sido conducido hasta este lugar por toda la basura que comenzó a aparecer. No podía llegar hasta donde probablemente se encontraba el ladrón.
Escuché un sonido bajo pero estruendoso. Se asemejaba al sonido que se produce al golpear una placa gruesa de metal con un tubo de acero, pero el golpe habría sido tan poderoso como para romper la placa. De inmediato pensé que esa sería la caja fuerte. El ladrón estaba actuando mientras yo me encontraba atascado en un ducto lleno de basura. Tuve que arrastrarme con muchas dificultades, tardaría demasiado en salir de ahí. El ladrón ya había escapado. Si volvía a regresar en el tiempo en un intervalo mayor a dos minutos, me iba a desplomar dentro de la escuela. No podía dejar que me encontraran aquí. Se suponía que mi yo del pasado estaba tomando clase. Si descubrían que había dos yo en lugares distintos, obviamente sería completamente extraño, tanto así que más de uno se desmayaría al darse cuenta de ello y algún conspiranoíco llamaría a la CIA o algo así.
Intenté escapar de ese lugar a toda prisa pero la basura impedía que me pudiera mover con facilidad dentro del ducto de ventilación. El ruido que sospechaba que provenía desde donde estaba el cuarto de bóveda, seguía ahí como si alguien estuviera intentando abrir algo a golpes. También percibí el ruido de muchas cosas moviéndose –algo así como cajas– y grandes bultos con hojas de papel cayéndose.
Comencé a desesperarme. No podía utilizar mi poder a mayor escala en ese momento. Necesitaba tiempo para reaccionar antes de que comenzara el ruido, y para eso necesitaba volver unos pocos minutos en el tiempo, pero ya me sentía tan cansado como para hacer eso. Solo podía moverme desde dónde yo estaba metido. Comencé a pensar. Tenía que salir rápido. Mi oportunidad de atrapar al atrapar al ladrón estaba varias habitaciones de distancia, pero yo estaba atrapado aquí.
Mi única opción era moverme de esa zona, dejando atrás el cuarto de computadoras sobre el que estaba y a provechar para de ahí con la puerta de retroceso.
Comencé a patalear bruscamente entre las pilas de papel, haciendo fuerza con mis piernas como si estuviera intentando impulsarme con una pared entre las pilas de pelotas de papel, avioncitos y hojas de cuaderno arrugadas con la intención de moverme rápido con bastante esfuerzo. No podía soportar el cansancio, pero me desesperé y comencé a utilizar todas mis fuerzas para escapar pronto. Todavía podía escuchar el estruendo de la bóveda, así que aún podía llegar si me apresuraba.
Estaba muy cansado, pero no quería dejar escapar al ladrón, quizá era por mero orgullo, pero no quería dejarme vencer por alguien así. Nunca antes había perdido y no quería que fuera la primera ocasión en que lo hiciera –aunque siendo sincero, la burla de antes ya se sentía como ser vencido, así que no quería repetirlo otra vez–. De verdad no quería que eso pasara.
Tan pronto pude dejar la habitación de computadoras sobre la que estaba, utilicé todas mis fuerzas, tomé toda mi fuerza de voluntad para juntar toda la energía posible para poder abrir una puerta de retroceso de milésimas de segundo y salir directo al pasillo, arriesgándome a que alguien me viera aparecer –Si había alguien ahí afuera en el corredor–
Solo deseaba, solo rogaba porque la suerte estuviera egoístamente de mi lado y que nadie se encontrara rondando por el pasillo. Eso me traería muchos problemas.
Abrí un agujero de gusano al frente de mí. Era una combinación de destellos con colores verdosos y azulados neón en constante movimiento de remolino hacia el centro de este. Cerré los ojos. Sentí una presión en mi pecho. Tomé una bocanada de aire y luego di un suspiro para después entrar al portal.
Cuando aparecí en medio del corredor voltee a ver a ver a todas direcciones para fijarme si alguien había atestiguado mi aparición. Por fortuna no había nadie. Aproveché para comenzar a correr despavorido en dirección a las oficinas. Corrí por puro impulso sin pinerme a pensar en que pudiera haber alguien pasando por algún lado y me viera fuera de clases por suerte todos estaban dentro de clase ni tampoco había ningún adulto cuidando a zona.


Cuando me di cuenta, ya estaba llegando al pasillo donde estaban las oficinas. Aliena a reaccioné, me detuve dando un ligero derrapón. No meh había a puesto a pensar en que ahí, por ser un lugar administrativo, estaría lleno de gente tal y como antes había visto. Quizá hayan dejado a un ladrón infiltrarse, pero no era seguro entrar así como si nada. Seguía siendo un estudiante. Aunque tuviera autoridad, todavía debía de seguir al margen de las cosas.
También pensé en que el ladrón se estuviera escapando, por lo que me agité un poco. No quería perder. No quería perder contra esa persona –Estaba comenzando a pensar que esto era un poco tonto, pero estaba tan centrado en ello y había llegado tan lejos que pensé que no podía abandonarlo a estas alturas–.
Fui caminando hacia la puerta y pensé en adentrarme y escabullirme haciendo uso de del agujero con milésimas de segundos de retroceso. Creí que era un buen plan, pero me distrajo que hubiera tanto ruido por dentro. Casi que juraría que algo se estaba acercando por detrás de la puerta escuchar las pisadas que se escuchaba venían desde el fondo del pasillo, ya que el ruido se iba haciendo cada vez más alto. Intenté reaccionar y quise hacerme a un lado, pero tan pronto parpadeé, la puerta se abrió y sentí un impacto en mi cuerpo que me tiró bruscamente al suelo. alguien chocó contra mí.
Ambos –Ese alguien y yo– nos caímos. Abrí los ojos después de fruncir el ceño y volteé a mirar al frente de mío. Era un joven trabajador. Era alto y delgado y tenía un llamativo afro por cabello.
Se dio un golpe en la cabeza a consecuencia de chocar contra mí y salió volando hacia la pared contraria.
Se puso de cuclillas con una mano hundida en el cabello.
–¡Demonios, es la quinta vez en la semana que me ocurre esto! –dijo– Y eso que apenas es miércoles…
Era uno de los trabajadores nuevos que habían entrado a labores la semana pasada como asistentes de oficina. Al parecer, un puesto incomparablemente pequeño al de cualquier otra persona que trabajara en la escuela. Él era de los que enviaban por el café y las donas por las mañanas, al que ponían a organizar las pilas documentos sin orden ni folio alguno que lo ayudara, el chico al que cualquier persona podría dar órdenes, incluso si eres un estudiante, solo tendrías que portarte de manera imponente para intimidarle. Sólo el asistente.
Me quedé en completo silencio mientras él se mantenía de rodillas en delante de mí sin prestarme atención, todavía quejándose del dolor. Pensé en escapar. Así podría correr e intentar seguir al ladrón. Parecía que este chico era del tipo de personas que nadie tomaba muy en serio, así que aún si se había dado cuenta de mi presencia, no diría nada o si lo hiciera, nadie le prestaría atención. Estaba listo para impulsarme y dispararme a la siguiente esquina al fondo del pasillo.
–¡Maldición!, ¡¿Qué haré ahora?! – refunfuñó con culpa –¡Se lo llevaron todo y no dejaron nada! ¡Estamos en problemas!
Supe de inmediato que se refería al dinero. Ya lo habían puesto debajo del cuarto de bóveda y era demasiado tarde. Me exalté. Mi piel se erizó y comencé a sudar frío. ¡¿Cómo que se había escapado?! ¡¿Lo había dejado escapar?! Había llegado tarde. No lo podía creer. No quería aceptar que esto estaba sucediendo.
–¿Eh? ¿Desde cuándo estás ahí?
Estaba enojado. No. Me sentía furioso. Estaba ardiendo por dentro mientras el shock transcurría. El tiempo se detuvo a mi alrededor. Esta vez no tenía nada que ver con mi poder. No tenía nada que ver con las leyes físicas ni la percepción del tiempo o la deformación del espacio-tiempo. El tiempo se había detenido para mí.
–Oye, bro... ¿Estás bien? ¿Te lastimaste?
Ardí. Ardí como nunca antes. Mi pecho se sintió como si algo estallara allí adentro. Nunca me había sentido así. Siempre lograba acertar mis planes sin problema alguno y sin necesidad de volver a iniciar. Siempre lo hacía a la primera. Siempre bastaba utilizar todo mi poder a su máximo límite una sola vez. A veces ni siquiera retrocedía más de tres horas.
–Hooooolaaaaaa. ¿Me estás prestando atención?
La burbuja en donde yo estaba dentro estalló. Mi burbuja mental se rompió y me moví solo. Abrí un nuevo portal y entré. Lo crucé y cuando salí abrí otro. Estaba corriendo a toda velocidad a través de los portales, por dentro de las oficinas que había pensado estarían desocupadas. Al abrir el último portal di un gran salto sobre él y entré utilizando el pie para amortiguar la caída.
Pilas de documentos en el suelo. Papeles sueltos y esparcidos por todo el cuarto. La tapa de la caja fuerte estaba rota y echada en el suelo. Había una nota dentro. La nota estaba escrita con recortes de letras de diferentes orígenes.
Agitado, observé el panorama del cuarto. Mi respiración estaba tan acelerada como los latidos de mi corazón. Estaba oscuro. Era una habitación del tamaño de medio salón de clases. Muchos estantes, varios escritorios viejos y lámparas con débil luz parpadeante en el fondo.
Apreté los puños, rechiné los dientes y arrugué mi cara con furia. Me agaché y di un par de puñetazos a la tapa de metal. Me lastimé. Sentí dolor en los nudillos, pero estaba en completa ignición a causa de la furia, tanto así que lo ignoré hasta que se hizo insoportable.
¿Había perdido? ¿Porqué? ¿Porqué no fui más precavido?...
No. Hay algo raro aquí. ¿Qué fue eso del ducto de ventilación? ¿Porque aparecieron tantos papeles de repente?
Lo pensé por un momento. Era ilógico que de repente me comenzaran a rodear tantas bolas de papel en un lugar como ese. No pensé en ello porque estaba concentrado en lo que pasaba aquí adentro. Estaba demasiado distraído y confiado en ese momento que ni siquiera me detuve a pensar en lo que pasaba a mi alrededor.
La nota... ¿Por qué la dejaron ahí? ¿Ya sabían que yo vendría dentro de cinco horas en el futuro?
Lo sabían. Definitivamente lo sabían.
¿Cómo fue que aparecieron las bolas de papel dentro del ducto de ventilación?
–¿Q-qué eres tú?

–¿Uh?
–¡¿Qué eres tú?! O mejor dicho... ¡¿Qué fue lo que hiciste allá?! ¡¿Cómo fue que llegaste hasta aquí?!
No... no me di cuenta de lo que hice. Era el mismo chico con el que me tropecé en la entrada a las oficinas. No pensé cuando lo hice, pero sin querer le mostré lo que soy a esta persona. Le mostré mi poder. Me dejé llevar por la ira de quebrantar mi racha de siempre sin darme cuenta de que había alguien que me estaba viendo.
Oh, no... él me estaba hablando hace un rato cuando me vio perplejo mirando a la nada. Pensaba escapar mientras no se daba cuenta de mi presencia, pero abrí el portal en frente de él.
Ahora sí había llegado demasiado lejos. No solo había perdido contra el ladrón, sino que también perdí contra mis propios principios. Perdí contra mi propio orgullo. Me sentí vencido y mi orgullo se perturbó más de lo que se había perturbado antes en mi vida, entonces actué según mi orgullo y dejé de lado lo más importante: mi propia vida.
Todo estaba perdido. No sabía cómo lidiar con esto. Este ya era mi fin.
–¡Responde!
–Eeehhh... no... yo... no...
–¿Co... ¿cómo hiciste eso?... Tú sabes... ¿sabes cómo hacer eso?
– ... ¿qué vas a hacer conmigo?
–Explícame, por favor. ¿Cómo fue que lo hiciste?
¿Eh? ¿Qué estaba haciendo él? ¿Porqué me habría preguntado eso?
–A... ¿A qué te refieres?
–Sí. Te pregunté que cómo es que eres capaz de hacer eso... eso de... ir de un lado a otro y… desaparecer.
Después de eso hubo un pequeño silencio incómodo lleno de duda. No supe qué decir. Me mantuve callado.
–¿Tú sabes... lo que somos nosotros?

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2019 ⏰

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