Cómo ya le conté, tenía apenas 8 años cuando mi padre tuvo ese gesto conmigo, era un gran hombre, hasta que a mis 16 años lo perdí, fue un colapso, fueron meses muy difíciles, pero logré superarlo.
A mitad de año en mi escuela habían llegado unas mujeres a hablarnos sobre sexualidad, métodos anticonceptivos y demás...
-¡Hey! ¡Carolina deberíamos experimentar con eso!
Decía Ryan, el chico más guapo del salón y más idiota, aún así me encantaba, hacia ejercicio, dentadura perfecta y un arete en su oreja. Claro, yo soy Carolina, la niña más coqueta del salón pero a la vez un poco difícil, después de risas, coqueteos, caricias entre novios etc llegó el descanso.
Todos iban saliendo de su salón, yo olvide mis audífonos, le pedí a mis amigas que fueran adelante y mientras que caminaba Ryan me tomo de la cintura, cerró el salón y con su maldita risa coqueta me sentó en el escritorio del profesor.
-¿Acaso creías que bromeaba?
-ja ja ja... Esto no es gracioso señorito Ryan-
Le dije riendo, el y yo ya habíamos tenido cuento, pequeños besos, insinuaciones, cosas extrañas que nos hacía tener confianza.
-Me cogiste en el momento indicado, en el momento que más ganas tengo-Decia lo último susurrando a mi oído.
-Yo no hice nada...
El hacia todo muy lento, sabía que si hacia un movimiento muy brusco echaría todo a perder, acariciaba mis piernas y las iba abriendo poco, con su pulgar acariciaba mis muslos lentamente y suave, iba besando mi cuello y de un momento a otro me quito el shorts y las bragas, bajo sin pensar a mi entrepierna y con sus suaves labios, lengua bien mojada empezó a lamer y a sumergirse en aquel desolado lugar, era tierno y a la vez lo hacía con algo de apuros deseoso de que yo me viniera o qué tal vez gemir con algo más de "sabor".
No podía evitarlo, enserio lo hacía muy bien, como si de algo importante se tratara, mi gemidos en tono bajo le confirmaba que lo disfrutaba y el cómo intentaba sostenerme para que él se sintiera cómodo.
Se escuchaba la algarabía de afuera, eran lo estudiantes llegando a clase, me baje rápidamente y le pedí mi ropa interior, el se negó a darmela con una sonrisa pícara y guardando aquellas prendas. Mi cuerpo temblaba con cada pequeña brisa que soplaba la ventana, mi entrepierna mojada con su saliva hacia sentir ese pequeño frio.
A la salida Ryan se ofreció a llevarme a mi casa, en el camino mantuvimos un silencio que entre miradas se notaba lo que él deseaba, cuando llegamos Ryan me arrinconó contra la puerta, metió su mano bajo mi falda y metió uno de sus dedos en mi entrepierna, empezó a besarme con muchas ganas, saco de mi bolsillo la llave de la puerta y la abrió con su mano libre, lo pudo evitar tomarme con fuerza y adentrarme a mi casa, me tiró al sofá de la sala, y no dejaba de moverse, me había acabado de cuenta que lo que le gustaba era hacer sexo oral, no lo pensó y volvió a hacerlo.
Lastimosamente lo detuve, no quería perder hay mi virginidad, menos con el, aunque sexualmente lo deseaba, mi madre estaba en su habitación, gracias al cielo no nos había escuchado, Ryan lo entendió y su palabra fue "No te haría daño, pero... Me gustaría que fueras mi novia" Y así es como empieza está terriblemente hermosa historia de mis compañeros sexuales.
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ninfómana
Teen Fictionsolo en pensar en un hombre y su pene me excita. Mi nombre Karina soy ninfómana y estoy contando mi historia de sexo y dolor