Parte Única.

925 78 10
                                    

—Estoy enamorado de ti, Hyukjae.

Pestañeó confundido, tratando de convencerse de que sus oídos lo engañaban. Tenía que ser una broma. Una ilusión auditiva producto del cansancio y la alta música a la que era constantemente sometido. No era posible que Donghae acabara de decir esas palabras.

Levantó la mirada, sin saber en qué momento la había bajado hasta el piso, y se encontró con un par de ojos que lo miraban expectante. Donghae aguardaba en silencio. Aunque no quería creer en lo que su audición le había transmitido, la expresión en los ojos cafés hablaba por sí sola. Lo reflejaban esperando una mínima reacción que le dijera si brillarían de la emoción o llorarían de la tristeza.

"No me rompas el corazón", pedían en silencio.

Sin embargo, el ahogamiento que iba subiendo con su garganta a medida que la realidad caía sobre él no prometía nada bueno.

"Jamás te haría daño," quería decirle, "pero no sé qué hacer."

En verdad se encontraba perdido. Su mente estaba en blanco. No habían palabras ni pensamientos coherentes que pudiera ofrecerle al hombre que había sido su mejor amigo por más de diez años. En su ser sólo quedaban excusas balbuceadas y una gélida punzada que atravesaba su estómago.

Trató de abrir la boca, pero no pudo vocalizar nada. Volvió a cerrarla y se maldijo en su mente.

EunHyuk, el creativo rapero de Super Junior y astuta estrella de variedad, no tenía ni una mísera sílaba para responder.

"No," murmuró la voz en la cabeza que lo tenía atado a la pesada realidad, "EunHyuk sabría qué decir, porque él nunca se toma nada a pecho, pero él está lejos. Tú sólo eres Hyukjae. Un muchacho penoso y vulnerable que ha pasado demasiado tiempo ocultándose y ahora, no sabe cómo lidiar con la verdad."

Pero Donghae era simplemente Donghae. No habían facetas ni nombres falsos. No creaba alter egos para deshinibirse ni huír de sus sentimientos y problemas. Sólo era quien había estado a su lado por más de una década, quien lo entendía mejor. Por eso él podía ver más allá, directo en su alma. Podía encontrar sus dudas y sus temores, reconocerlos y tratar de sanarlos.

Por eso, aún sin tener respuesta, volvió a hablar:

—Discúlpame por soltarlo así, de repente pero... no podía mantenerlo más en secreto... Secreto a voces, dirían algunos —murmuró, y soltó una carcajada solitaria. Respiró profundo y lo encaró con compresión en su semblante—. No tienes que responderme justo ahora. Sé que sientes lo mismo que yo, pero también sé que nunca te has llevado bien con tus sentimientos... Sólo te pido que lo pienses, lo asimiles y... —dejó la frase en el aire, pensante— Y luego veremos, ¿está bien, Hyukjae?

Le sonrió, tembloroso, y dio un paso hacia él, tratando de encontrar sus manos. Un toque común entre ellos dos. Donghae era una persona muy física, no necesitaba excusa alguna para abrazarlo o entrelazar sus manos. Era normal, su día a día junto a él. Así había sido durante muchos años.

Pero, por primera vez desde que se conocían, Hyukjae apartó sus manos.

Como si Donghae fuera a quemarlo. Sin siquiera un roce, quitó las manos y dio un paso hacia atrás. Fue rápido, involuntario y se arrepintió en ese mismo segundo. Pero no había podido evitarlo y ahora no tenía idea de cómo arreglar el daño que había causado.

El menor se congeló con las manos en el aire por unos segundos, asimilando lo que había sucedido. Luego se recompuso, exhaló, se frotó las manos y lo miró.

Hyukjae tuvo que reconocer que Donghae era muy buen actor.

—Está bien —habló de nuevo, con una sonrisa comprensiva, en un intento por calmar la tormenta que sabía que destruía la estabilidad del más alto segundo a segundo—. Necesitas espacio y tiempo para pensar. Lo comprendo. Búscame cuando puedas. Siempre sabes donde encontrarme. —Se lamió el labio inferior, indeciso, antes de dar un paso por su costado y dirigirse a la puerta de la azotea— Buenas noches, Hyukjae.

Light the Fire (HaeHyuk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora